Alberto Núñez Feijóo ha huido de preámbulos. Desde el minuto cero ha buscado el cuerpo a cuerpo con Pedro Sánchez, aludiendo al gran elefante que flota sobre el pleno del Congreso de los Diputados, esto es, la negociación entre Moncloa y los independentistas catalanes para amnistiar los delitos relacionados con la asonada secesionista de 2017. Con una intervención acaso más propia de una moción de censura que de un debate de investidura, el líder popular ha querido centrar el tiro en un asunto al que ha dedicado la mitad de su discurso no sin dejar de hacer una apelación a los nacionalistas que podrían haberle dado la presidencia: "Soy de fiar", les ha dicho, aunque también ha puntualizado que nunca podrán esperar de él ni la amnistía ni la autodeterminación.
"Tengo principios, límites y palabra", ha soltado a bocajarro tras recodar las exigencias del independentismo, poniendo el acento en que no está dispuesto a someterse, como, a su juicio, sí hará el líder del PSOE y presidente en funciones. "Me debo a más de 8 millones de compatriotas que dieron la victoria al PP y tienen mi respeto tres millones de españoles que votaron a otras formaciones que me han confirmado su apoyo. También me debo a aquellos ciudadanos que respaldaron a otros partidos que no llevaban en su programa electoral ni la amnistía ni la autodeterminación".
Dice acudir a este debate "como un candidato libre, que pacta con otros partidos sin renunciar a sus principios
En unos de los discursos más importantes de su carrera política, ha afirmado que a pesar de tener "a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno, no acepto pagar el precio" y ante las risas de la bancada socialista, ha agradecido "que me vean incapaz de pactar los que ustedes son capaces de pactar". Esa es "la misma respuesta que hubieran dado González, Aznar y Rajoy y hasta Zapatero, que en su momento nos pidió los votos para decir 'no' al plan Ibarretxe".
Pero lo cierto es que a Feijoo no le salen las cuentas. Por ello se ha presentado ante ese nacionalismo que podría cambiar el signo de la votación de mañana como un "presidente de fiar. No llegué ayer. Jamás les diré que sí a todo, pero a Cataluña y al País Vasco les vendrá bien un presidente del Gobierno que no vaya a engañar a sus ciudadanos". En este sentido ha apelado a PNV y a Junts al preguntarles qué creen que hará Pedro Sánchez cuando no los necesite. "Háganme caso, sobre todo las señorías de Junts y del PNV. Han reducido su razón de ser a la cuestión identitaria y no me han votado para entregarles la autodeterminación o la amnistía, igual que a ustedes no les han votado para que apliquen la política económica de Podemos".
Así, tras recordar cómo el PP, por ejemplo, facilitó el acceso de los nacionalistas vascos a la presidencia de la Diputación de Guipúzcoa para que Bildu no se hiciera con ella, esta vez se ha dirigido a los escaños de los de Aitor Esteban: "Señores del PNV, si creen que me arrepiento de darles apoyo a cambio de nada, no, no me arrepiento". Sin embargo, a continuación ha puesto de manifiesto la incoherencia de "pregonar que era peligrosísimo" que formaciones como Bildu accedieran a una serie de instituciones vascas, pero no que sean indispensables para la gobernabilidad. "Sorprenderte".
No habrá "otro presidente tan sensible con la España autonómica"
núñez feijóo
Feijóo no quiere "un país de pensamiento único y acepto la sociedad plural". No habrá "otro presidente tan sensible con la España autonómica, las lenguas y las particularidades territoriales. Los matices de cada autonomía son una riqueza, no un problema, pero no se arroguen la representación en exclusiva de sus territorios. Yo tampoco lo hago".
En un discurso en el que ha contrapuesto en varias ocasiones su figura política a la de Sánchez como en un juego de espejos, ha defendido que "no he venido aquí a engañar a nadie. La política no puede albergar el engaño sistemático. Hay que recuperar el valor de las palabras. No voy a disfrazar como cambios de opinión lo que simplemente son mentiras continuadas. Propongo gobernar para todos, no a gusto de todos, pero sin provocar rupturas. No acepto la tutela moral de nadie ni imponer la mía a los demás".
Ha apelado a que fuera de la Constitución "no hay democracia" y que ningún fin -"ni siquiera la presidencia del Gobierno"- "justifica los medios", todo ello mirando al escaño azul donde se sienta el presidente del Gobierno en funciones. Frente a Sánchez, dice acudir a este debate "como un candidato libre, que pacta con otros partidos sin renunciar a sus principios ni quien antepone el interés general a la ambición personal. Me retrata a mí y le retrata a usted", afirmación que será respondida muy probablemente con el recordatorio de sus pactos con Vox, que Feijóo ha calificado de "apoyo responsable y generoso".
Aunque Génova es consciente de que este es un esfuerzo condenado a la melancolía, el líder popular necesita creer que el futuro del país "no está descontado". Depende, ha agregado, "de todos, de escoger una ruta, bien lo que impone una minoría o elegir otra". Así, tras reivindicar la Transición como "lo mejor que hemos hecho porque lo hicimos juntos", apuesta por "preservar lo que nos es común o seguir cavando en un frentismo motivado por intereses personales". Y, de nuevo, mirando a Sánchez le ha recordado que los independentistas de Junts "nos ha ofrecido a los dos lo mismo. La diferencia es la integridad de cada candidato, usted o yo".
Es más, Feijóo ha reivindicado que "ganamos las elecciones generales del 23-J, de forma incontestable" lo que le legitima para ir a la investidura, sin olvidar que "la segunda razón por la que estoy aquí es que me presenté con más apoyos ante el jefe del Estado". En definitiva, "es la consecuencia lógica del resultado electoral", ha dicho para pasar a preguntarse porqué le molestaba tanto al PSOE la sesión parlamentaria de hoy.
Cambios en el Código Penal
Interpreta Feijóo que esta cita "trunca su relato y les recuerda el resultado del que han renegado. Porque pone en evidencia el precio que otros quieren pagar y porque esta situación nos retrata a todos". "Somos más, infinitamente más lo que estamos comprometidos con la democracia y el estado de derecho".
Reprocha el líder popular al socialista su disposición a "ceder" "a cambio de nada" calificando de "falsos" los argumentos en torno a la convivencia en Cataluña. Y tras anunciar que, de haber podido gobernar, su intención era incorporar al Código Penal un delito de "deslealtad institucional" y volver a endurecer la malversación, rechaza que con tan solo un 5,5 por ciento de apoyo ciudadano, los independentismos "quieren decidir por todos" . "También es mentira que no haya otra alternativa y que sean más para tapar que es el primer presidente en ejercicio que no ganaba unas generales en 27 años" en su segunda reelección.
No ha querido despedirse, sin embargo, sin una oferta de mano tendida a Sánchez al afirmar que "no vengo como líder de ningún bloque en el que no tienen espacio la mitad de los españoles. Tenderé la mano hasta que llegue alguien para cogerla" y se ha rebelado contra el "punto de decadencia moral" al que cree que ha llegado la política de nuestro país.
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