La sesión de investidura ha servido al PP y a Alberto Núñez Feijóo para marcar perfil de oposición ante un futuro pacto entre PSOE y los independentistas que ya se da por descontado en las filas populares. Internamente, varios barones territoriales han avalado la actuación del popular, que desde el inicio de su discurso, en el mediodía del martes, iba a degüello contra Pedro Sánchez. Para criticar la amnistía y poner en valor un marco: el de que podría ser presidente Feijóo si aceptarse la exigencia de Junts para avanzar hacia una amnistía. "Tengo principios, límites y palabra. A los dos nos han ofrecido lo mismo, la única diferencia es la integridad de los candidatos; usted y yo. Yo no pagaré el precio", lanzaba desde el primer momento el gallego al presidente del Gobierno en funciones.
El despliegue discursivo de Feijóo gustó en las filas del PP, que valoraban: "Ha sido muy bueno para iniciarse como líder de la oposición y convencer a los de fuera, más que a los que ya estamos dentro. Lo ha logrado, y lo ha hecho mejor de lo esperado". Los mandos territoriales le reafirman el respaldo frente a las críticas de la izquierda, remarcadas en pleno en alusión al agotamiento interno de Feijóo en Génova. "Tiene la unidad de todos los barones frente a los pactos que descuelgan a España", añaden. El problema es que en materia, el marco de Feijóo no es lógico: de aceptar la propuesta de Junts, tanto UPN como Vox le darían la espalda.
Precisamente Vox, en el turno de intervención de su presidente, Santiago Abascal, pidió a Feijóo desligarse de las tesis del PSOE, pero también de la ambigüedad que a su juicio aportan figuras como Esteban González Pons, en el foco de la polémica de Bambú por plantear la legitimidad de las negociaciones entre PP con Junts. Algo que se ha dado, antes de las exigencias de amnistía, mediante "canales informales". La intervención de Abascal y las réplicas de Feijóo, más que propias de una sesión de investidura, sirvieron como escenificación de una vinculación que viene dándose desde las elecciones municipales y autonómicas. Desde el "dejar hacer" a los barones y a los candidatos locales, hasta el acercamiento explícito de Feijóo y Abascal para el apoyo de la investidura. Incluido con la primera foto entre ambos en la reunión de principios de septiembre en el Congreso de los Diputados.
En sede parlamentaria, Abascal trasladó dos reproches. El primero, la falta de apoyo explícito a la moción de censura de marzo por parte del PP. El segundo, ya hecho la misma noche electoral: el PP ha desincentivado el voto de la derecha pidiendo 'voto útil'. Algo que para el líder ultraconservador ha propiciado que en última instancia no pueda prosperar la misma investidura de Feijóo. El PP desplaza la culpa a Vox, por presentarse en circunscripciones donde no tenían opciones, en su defensa. Pero más allá de ahí, ambos candidatos intentaron tener un debate cordial, al menos para no llegar rotos a la votación de hoy, que exige mayoría absoluta.
Hubo puntos de encuentro fomentados por Feijóo, aunque gruesos, en cuanto a planteamientos como la defensa de la unidad nacional o las instituciones. Mencionar la propuesta del PP para fortalecer el Código Penal, con la propuesta de un delito de deslealtad constitucional que complemente al de sedición, recuperado, así como al agravamiento de las penas por malversación. La okupación ha sido otra cuestión resaltada por el popular, igual que las ayudas a las familias, con propuestas de una aportación extraordinaria de 6.000 millones de euros para reforzar las prestaciones a familias numerosas, monoparentales y las familias vulnerables; y ayudas a la conciliación.
Abascal agradece que el PP no participe en el 'cordón sanitario' y que pugne por la libertad de elección de lengua en las aulas"
Sin querer adoptar los términos de Vox en materia de violencia contra la mujer, Feijóo criticó la ley del 'sí es sí' y la falta de eficacia, dijo, de los procedimientos desplegados por Igualdad para frenar se muestran insuficientes. Y apuntó su propuesta para reducir el IRPF a las rentas bajas y medias -con tope de 40.000 euros anuales- o el IVA de los alimentos, para alinearse con las demandas de Vox en los territorios; de rebaja de impuestos.
Pero si ha habido una cuestión que marcó la jornada y la intervención de Abascal, con la réplica de Feijóo, es la puesta en valor de los puntos comunes. "Estamos de acuerdo en lo importante", dijo el dirigente del PP, avalando al mismo tiempo los pactos territoriales con Vox, al omitir puntualizar las palabras de Abascal. Éste volvió a recalcar que su apoyo sin exigencias de poder, responde al acatamiento de sus cuatro demandas, entre las que está el respeto y la defensa de las alianzas territoriales. De hecho, ha habido varios guiños a la "suma" de PP y Vox, frente a la de PSOE y Sumar, equiparando a los dos principales partidos de cada bloque como iguales. "Les hemos sacado más de 600.000 votos", dijo el gallego.
La respuesta de Vox fue clara: Abascal se congratuló de esas muestras de 'acercamiento', ejemplificándolo con la ruptura del "cordón sanitario y el apartheid contra Vox", o el tema del "adoctrinamiento" en las aulas. Por la mañana, Feijóo prometió libertad de elección en las aulas, aunque luego remarcó su compromiso con la cordialidad lingüística.
Feijóo se resiste al 'abrazo del oso'
Abascal, cuya cúpula de Vox ya trabaja en la estrategia contra Sánchez a partir de octubre, que inevitablemente pasa por tener un perfil crítico con el PP y desplazarlo hacia su ámbito discursivo para poder superarlo, ha querido hacer una especie de abrazo del oso a Feijóo, que no ha sido del todo correspondido. El de Amurrio le ha pedido una "colaboración sin remigios" y que "tome distancia definitiva" con el PSOE. O lo que es lo mismo, con las propuestas de centro y las políticas de Estado que el PP se resiste a dejar de proponer -la misma iniciativa para lograr el apoyo a la investidura acogía seis-.
Pero Feijóo ha confirmado que seguirá intentando pactos con los socialistas "por mucho que no les guste". No obstante, ha apelado a un PSOE crítico con Sánchez que comparta la perspectiva de Felipe González, que según él, está presente dentro de los socialistas. Enarbolando un perfil moderado, Feijóo defendió que el PSOE 'clásico' "le debe mucho a la democracia española" y se le debe "respeto a lo que han hecho anteriormente".
Abascal, al ver que Feijóo se aproximaba en la forma, pero no en el fondo, y siguiendo ese patrón crítico con el PP para posicionarse como oposición clara a Sánchez, intentó aproximarlo, una vez más a los socialistas. Lo hizo señalando incongruencias del PPE, y la resistencia a pactar con los reformistas y conservadores del ECR de Giorgia Meloni. También puso en cuestión qué tipo de europeísmo defiende el PP, si el federalista y confluyente de partidos como S&D, o el de "los padres fundadores", de colaboracionismo entre países, como en lo económico.
La mayor crítica surgió cuando Abascal defendió a Vox no como "escisión" del PP, dado que "hay propuestas que el PP no hacía antes". Y al afirmar que su existir surge del incumplimiento de las promesas de derogación hechas por el PP que Rajoy no cumplió durante su etapa de Gobierno con mayoría absoluta. Entre ellos siempre se ha destacado la Ley de Memoria Histórica o del aborto. Vox garantiza el apoyo de sus 33 diputados en la votación de hoy en la cámara baja.
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