Son 117 minutos de horrores y errores, resumen sesenta años de violencia en Euskadi, fundamentalmente practicada por ETA. Cinco vídeos y cuatro cuadernos orientados a jóvenes de entre 16 y 17 años que no lo vivieron, que en muchos casos apenas han oído hablar de ello. Cada década, un vídeo de 20 ó 25 minutos en el que se contextualizar el inicio del terrorismo, su impacto desgarrador en la sociedad y su lucha desigual, -desde la ley y fuera de ella-, a través de más de una veintena de testimonios. También es un viaje por los silencios, los cómplices y los temerosos, por los gritos de apoyo a los terroristas, por los “algo habrá hecho” y por las miradas hacia otro lado que impregnaron durante décadas la dura y dolorosa vida en el País Vasco.
El mismo año en el que ETA anunció su desaparición, el Gobierno vasco comenzó a elaborar lo que nació con la aspiración de ser una suerte de ‘asignatura de la memoria reciente’ a impartir en las aulas vascas. Una ‘vacuna’ docente que permitiera asentar la defensa de los derechos humanos, de la convivencia en paz y de la no repetición en las futuras generaciones. El plan pasaba por dar forma a una unidad didáctica que se ofrecería a los centros educativos y que abarcara desde 1960, con el nacimiento de ETA, hasta 2018, año en el que anunció su disolución.
Ha pasado un lustro y aún es un proyecto. El camino está siendo complicado. Este programa, llamado ‘Herenegun!’ (¡Anteayer!), tuvo una primera versión que provocó el rechazo casi unánime de víctimas, partidos y numerosas entidades. Acusaban a sus responsables de plantear un enfoque “equidistante” entre víctimas y verdugos, incluso de insinuar una justificación del nacimiento y pervivencia de ETA como una reacción a la represión del franquismo. En él no había testimonios de algunos de los colectivos que más sufrieron el azote de ETA, de modo singular la Guardia Civil. Además, el número de víctimas que participaban se asemejaba al de exmiembros de ETA y representantes del entorno de Herri Batasuna. Un planteamiento que muchos vieron como la traslación del discurso de un “conflicto” y “dos bandos” enfrentados.
En este tiempo, la unidad didáctica, planteada como una oferta académica voluntaria para los centros educativos, apenas ha suscitado interés. Hasta ahora sólo un puñado de centros educativos ha optado por implicarse, por mostrar interés en participar en las experiencias piloto llevadas a cabo y en hacer aportaciones sobre el modo más adecuado en el que se debería trasladar un periodo tan relevante de la historia reciente de Euskadi a estudiantes de 4º de la ESO y 2º de Bachillerato. Actualmente, apenas 15 colegios han querido participar en la segunda fase de experimentación. En Euskadi existen cerca de 1.200 colegios, tanto de la red pública como la concertada.
Cinco vídeos y cuatro cuadernos
El Ejecutivo vasco ya tiene la versión definitiva del material definitivo con el que aspira poder atraer al conjunto de la comunidad docente. Es el resultado de un largo proceso de alegaciones y modificaciones de la primera propuesta y que ha supuesto un cambio profundo en su contenido. En la última versión de ‘Herenegun!’ la condena y cuestionamiento del terrorismo es evidente. También la modificación del enfoque que se hace de los testimonios, incorporando nuevas víctimas y eliminando algunos testimonios.
La unidad didáctica suprime el planteamiento de "conflicto político", de lucha entre 'bandos' y otorga mayor protagonismo a las víctimas de ETA.
Entre ellos figuran familiares de víctimas de la Guardia Civil, de políticos del PSE, del PP, víctimas de los GAL o civiles que sufrieron las consecuencias de un atentado. Los únicos testimonios relacionados con ETA son los de militantes críticos, expulsados de la banda, como es el caso de Carmen Gisasola, o de los condenados durante el proceso de Burgos. De algunos de sus fundadores, como Julen Madariaga, tan sólo figura una imagen a lo largo de los cinco documentos visuales. En el vídeo dedicado a los años 90, Guisasola –que cumplió 24 años de cárcel por condenas de asesinato y terminó siendo expulsada por la banda- reconoce que ETA le atrajo por lo que entendió que era un movimiento “revolucionario” pero que años después, en la clandestinidad entendió que la violencia no era el camino: “Nunca debió ocurrir lo que ocurrió”.
El peso argumental y presencial de la izquierda abertzale también se ha reducido. Ni Otegi ni los actuales dirigentes aparecen y entre las referencias al papel que jugaron se incluye la consideración de que fueron “el brazo político” de ETA y que la mayor parte de sus bases apoyó la ponencia ‘Oldartzen’ y su ‘socialización del sufrimiento’. Ione Goirizelaia es uno de los testimonios, breve, que se incluye y en el que sólo se incluye sus razones para no condenar los atentados: ”La izquierda abertzale lo que nunca ha hecho es hacer lo que otros quieren que haga”. El recorrido abarca también otros episodios de modo somero como las escisiones en ETA, la ilegalización de Herri Batasuna, los cierres de ‘Egin’ y ‘Egunkaria’ o la detención de la Mesa Nacional de HB. Cierto es, que a lo largo del material didáctico, las referencias a esos periodos son más breves que los años en los que se abrió la tesis del abandono de la violencia.
Persiste la tesis del contexto político en el que surgió ETA como reacción a un intento de atacar la cultura vasca, el euskera y las instituciones propias, algo que fue visto “con simpatías” por algunos sectores “de la sociedad vasca y española”, se apunta. Se subraya la inmigración creciente que vivió el País Vasco la conflictividad laboral que incendió el clima social en Euskadi los últimos años de la dictadura. El primero de los episodios concluye con un mensaje claro: “Fue un error terrible que provocó un sufrimiento irreversible”.
"El ojo por ojo no es el camino"
En el material que se propone para estudiar en asignaturas como Historia, Etica o Filosofía, se reitera un mensaje de respeto a la defensa de los derechos humanos y la condena de la violencia, “el ojo por ojo no es el camino”. Se pone el foco en las víctimas, “que constituyen el testigo y testimonio de lo que no debió ocurrir en el pasado, de la injusticia que en el presente debe ser denunciado de modo crítico y autocrítico de lo que en el futuro nunca más debe repetirse”, se asegura en el material de estudio: “ETA plantea graves problemas morales en torno a la culpabilidad y la responsabilidad de lo ocurrido”, se apunta, para resumirlas después en dos conceptos sobre los que se invita a reflexionar a los estudiantes: “¿Cómo pudo ocurrir?” y “tanto sufrimiento, ¿para qué?”.
“Fue un error terrible que provocó un sufrimiento irreversible”, concluye el primer capítulo de 'Herenegun!'.
Precisamente una de las cuestiones que más rechazo había generado fue la justificación de la existencia de ETA como una reacción a la represión de la dictadura, se recuerda en el material educativo que la actuación de ETA no puede ser considerada “una respuesta a una circunstancia” sino una “estrategia, una pretensión para hacer fracasar el proceso constitucional y autonómico, forzar una negociación con el gobierno español para convertirse en un “poder fáctico” en Euskadi. Se añade que más del 90% de los atentados de la banda se cometieron en democracia.
‘Herenegun!’ cifra en 852 las víctimas mortales provocadas por ETA y en 150 los miembros de la banda que murieron “en enfrentamiento con las fuerzas de seguridad, al estallarles sus propios explosivos, por suicidio o por circunstancias no aclaradas”. También se apunta que la violencia de ETA se tradujo en 3.000 atentados y que provocó, entre quienes pertenecieron a ella, más de 3.300 encarcelamientos: “La estrategia terrorista de ETA, en suma, hizo imposible la paz”, se afirma en los cuadernos.
A los estudiantes se les insta a ver los cinco vídeos con familiares “que sí vivieron estos acontecimientos en primera persona”. Al profesorado, a insistir en el enfoque “crítico” de lo ocurrido y en buscar que conozcan “qué lo hizo posible, los errores y los horrores” y en subrayar la defensa de los “inviolables” derechos humanos y en la idea de que “ninguna convicción está por encima del valor de la persona y su dignidad humana”: “Nada legitima el recurso al asesinato”.
En ‘Herenegun!’ figuran los testimonios de víctimas de ETA como Eduardo Marina, Gorka Landaburu, Dori Monasterio –hija del taxista Fermín Monasterio-, Maixabel Lasa, Carmen Torres –viuda del periodista José maría Portell-, Pilar Elías –viuda de Ramón Baglietto- o Alberto Muñagorri –herido tras golpear una mochila con una bomba siendo un niño-, entre otros. También se incluyen testimonios de líderes políticos como Juan José Ibarretxe, Jósé Antonio Ardanza, Borja Sémper o Patxi López. La unidad didáctica concluye con un mensa del lehendakari Iñigo Urkullu en el que asegura que "no hay valor más absoluto que la vida" y que se debe hacer una "autocrítica" por el silencio en el que vivió la sociedad vasca, "si nos callamos estamos, de alguna manera, dejando que no seamos una sociedad sana".
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hace 1 año
Precisamente el silencio e impunidad ante los crimenes de la dictadura franquista,el olvido impuesto, la pertinaz justificacion, el no reconocimiento del daño causado (decenas de miles de españoles asesinados y enterrados en las cunetas) la ausencia de reparacion y justicia para las victimas, que aun hoy siguen siendo denigradas por el PP y VOX, hacen de este pais una nacion enferma.
hace 1 año
«Si nos callamos estamos, de alguna manera, dejando que no seamos una sociedad sana». No ha sido sólo silencio. Ha sido encubrimiento, cobardía y rentabilidad cuando aceptaban los sucesivos beneficios que les reportaban las «acciones» de los asesinos. Si, de los 1.200 centros educativos de Vascongadas, sólo 15 están dispuestos a participar en este proyecto, es que el mal está hondamente enraizado en la sociedad vasca. La iniquidad no se borra, sólo, con palabras y gestos. Esos deben venir después del arrepentimiento, el dolor por el daño causado y la petición de perdón a sus víctimas y de proporcionarles el descanso de conocer la autoría de los más de 300 casos sin resolver. Eso sí que es silencio. Los homenajes a los asesinos y sus colaboradores necesarios son una muestra de que eso no ocurre. ¿Por qué, Sr. Urkullu?