Es el mayor de cinco hermanos y su apellido hace lustros que se vincula con Gernika, el municipio de los fueros, del ‘Picasso’ que nunca pisó Euskadi y el bombardeo más cruel de la Guerra Civil. En realidad, los ‘Gorroño’ de Gernika son dos, José Mari e Iñaki. El primero hace años que ha adquirido la vitola de alcalde casi eterno, imposible de desalojar, y el segundo está llamado a tomar su relevo, a abrir la senda de una saga. Los últimos quince años de esta villa vizcaína no se entienden sin el mayor de los Gorroño. Es innegable que los vecinos le apoyan y que confían en él como primer regidor: lograr cinco alcaldías concurriendo con cinco partidos es el fiel reflejo de que hay personalidades y carismas que arrollan cualquier sigla.
Sus adversarios lo han intentado de todos los modos posibles, uniéndose a él, enfrentándose o ignorándolo, pero no ha habido manera. Desde 2007 Gorroño ha ocupado la alcaldía de Gernika. Y la villa vizcaína no es un municipio más. Su valor simbólico y su situación estratégica, en el corazón de la Bizkaia que aún controla el PNV, pero cada vez menos, lo convierten en una plaza deseada por el nacionalismo vasco.
Gorroño (Gernika, 1953) ha ganado elecciones con el PNV y contra el PNV, con Bildu y contra EH Bildu, con EA y ANV y con una plataforma vecinal. Y siempre ha terminado ocupando él la alcaldía. El pasado 28 de mayo no ganó las elecciones, se quedó a sólo 162 votos de hacerlo. Pero esta vez volvió a hacerlo, a ocupar la alcaldía. Lo logró gracias al PNV. La formación de Andoni Ortuzar hace años que ansía frenarle, arrebatarle el sillón de alcaldía, pero hasta ahora se ha tenido que conformar con gobernar en coalición con él, y bajo su estilo, o permitirle gobernar para que no lo haga Bildu.
La legislatura pasada terminó mal. Gorroño y el PNV se enfrentaron, demasiado “personalismo”, le reprochaban. La consecuencia fue que él alcalde sabía que la sigla, al menos en su caso, era secundaria y que no contar con el apoyo del PNV no le afectaría. Volvió a crear su propia plataforma: ‘Guztiontzako herria’ (Un pueblo para todos). El 28-M no ganó, pero sí se impuso al PNV.
¿Iñaki o un alcalde de consenso?
La del 28-M en Sabin Etxea no fue una buena noche, la pérdida de alrededor de 100.000 votos se tradujo en la cesión de alcaldías importantes incluso en Bizkaia, su feudo. Y en la comarca Urdaibai y Lea Artibai, en los municipios próximos a Gernika, la izquierda abertzale les arrebató localidades como Bermeo o Lekeitio. Dejar que Bildu se sentara en el sillón de alcaldía suponía librarse de Gorroño pero también dar una baza valiosa a Otegi; mejor Gorroño otra vez, que el Bildu ganando espacio en la Bizkaia peneuvista… debieron pensar.
El acuerdo con el alcalde fue extraño. Los seis concejales de su plataforma no eran suficientes y los cinco del PNV le permitían seguir liderando el Gobierno municipal. Aquel apoyo el PNV se lo quiso cobrar con un pacto poco usual. Gorroño, José Mari, cedería la alcaldía en su hermano Iñaki pocas semanas después de tomar la ‘makila’, el bastón de mando, por quinta legislatura consecutiva.
Se habló de un mes o mes y medio, a lo sumo. Han pasado cuatro y Gorroño, el mayor de los hermanos, sigue siendo alcalde de la Villa en la que los lehendakaris juran los fueros vascos, del ‘Arbol sagrado’ de los vascos y del símbolo de la brutalidad de las guerras. Y por ahora, no parece tener prisa. El acuerdo: cinco votos de apoyo a cambio de su salida del ayuntamiento, sigue sin cumplirse y su hermano, Iñaki, sigue esperando.
En el PNV comienzan a temerse lo peor. ¿Tampoco esta vez lograrán desprenderse de él? En la plataforma de Gorroño aseguran que cumplirá su parte sólo si los jeltzales cumplen la suya. En Sabin Etxea el martes ambas formaciones se reunieron durante dos horas. Según el PNV se trató de un encuentro “cordial “ y fructífero entre Gorroño y la presidenta del PNV en Bizkaia. Sólo un día después, los portavoces de ‘Guztiontzako herria’ les acusaron de no estar dispuestos a cumplir lo acordado, de promover otro alcalde “de consenso”, de no comprometerse a respetar al segundo Gorroño, al hermano, a Iñaki.
Acuerdo "de palabra"
El malestar en la plataforma de los Gorroño es innegable. José Mari suele decir que sus padres les enseñaron a “no odiar”, a “construir” y a ser una persona “de palabra”. Insiste en que cumplirá su parte cuando el PNV también lo haga y reconozca a su hermano como legítimo ‘heredero’, tal y como afirma que acordaron en su momento. "Se me está haciendo daño, se me está desprestigiando", aseguró ayer en Radio Euskadi. Gorroño reconoció en el Pleno municipal que si continúa como alcalde es por el "relato falso" que quiere imponer el PNV, situándolo en la diana de las críticas. Reitera que el PNV fue cambiando con el paso de los días lo acordado y que la cesión en Iñaki luego la sustituyó por la elección de un "alcalde o alcaldesa" y más adelante por la necesidad de acordar entre ambos partidos un candidato, "cuando eso ya estaba hablado": "Como el PNV de Gernika me vetaba se acordó que me sustituya mi hermano Iñaki, por su trayectoria, su formación y su experiencia municipal".
La cuestión es que de aquel pacto de investidura no hay documento escrito, “fue de palabra”, aseguraba ayer el PNV en un escrito. La “palabra de vasco” a la que gusta apelar el nacionalismo vasco como garantía contractual, “es más que suficiente”.
Los Gorroño y los miembros de su plataforma acusan al PNV de querer desprenderse de ellos, de plantear otro relevo bajo el argumento de “consenso” para abrir una nueva etapa que ponga fin al dominio de José Mari y su modo de hacer política en la villa más simbólica de Euskadi. En el partido de Ortuzar insisten en que el compromiso fue ceder el testigo a alguna persona de su plataforma, no necesariamente a su hermano, eso “fue él mismo quien planteo el nombre de su hermanos”.
Cerrar la etapa de los Gorroño en Gernika es una aspiración de Sabin Etxea pero una resistencia evidente de ‘Guztientzako Herria’, sabedor de que es la marca que les da fortaleza. Por el momento, José Mari, el mayor de los Gorroño, seguirá como alcalde y su hermano Iñaki esperando que en los despachos negocien el futuro de Gernika mientras la sombra de Bildu sigue enfriando el mapa de poder del PNV en Bizkaia.
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