“Es el momento”, dijo ayer Carlos Iturgaiz, el momento de marcharse. Quizá no es el que él hubiera fijado, pero sí el que el tablero político en Euskadi y las necesidades internas de su partido han precipitado. Las oportunidades, los ‘trenes’, en muchos casos pasan cuando menos te lo esperas y en Génova creen que ahora tiene uno delante que no puede desaprovechar: la debilidad del PNV. Los populares sabían que la llegada imprevista de Iturgaiz en octubre de 2020 era un paso más provisional que de futuro. La salida abrupta del anterior presidente, Alfonso Alonso, obligó a buscar una solución urgente y Pablo Casado apostó por quien ya presidió el partido entre 1996 y 2004, el periodo de más apoyo de los populares en Euskadi.

Ahora, a Iturgaiz le toca ceder el testigo de su segundo mandato cómo líder del partido. Esta mañana la Junta Directiva del PP vasco decidirá la fecha y el formato del próximo congreso extraordinario del que saldrá su sucesor. El partido quiere hacerlo cuanto ante. Sabe que en la incertidumbre política que vive España, con un proceso de investidura en el aire, la amenaza de una repetición electoral sobrevolando y unas autonómicas vascas en pocos meses, el tiempo y los liderazgos son importantes.

A ello suma un elemento clave, la pérdida de apoyos de PNV. En las últimas elecciones los nacionalistas que lidera Andoni Ortuzar se dejaron más de 100.000 votos. “Saben que compartimos base social”, le dijo Feijóo a Esteban durante el pleno de investidura del líder del PP. Es precisamente esa realidad, esa debilidad, la que quiere aprovechar ahora el PP vasco. Lograr atraer e los votantes descontentos con el PNV por su apoyo a Sánchez es la estrategia que se busca subrayar de cara a la cita autonómica de primavera.

Para ello Génova quiere centrar el PP en Euskadi, buscar un liderazgo más moderado, un perfil más próximo a los posibles votantes del centro derecha que en muchos casos han combinado su voto al PNV con su apoyo a las candidaturas populares.

Misma "base social"

El histórico de resultados electorales del PP en el País Vasco muestra que el partido llegó a lograr el respaldo de hasta 326.000 ciudadanos en las generales de 2004. Ocurrió en los peores momentos del acoso de ETA y con Iturgaiz como presidente del partido. Aquel respaldo social, en gran parte alimentado por la amenaza que sufrían del terrorismo etarra y por el impulso soberanista promovido por el PNV con el ‘Plan Ibarretxe’, podría, al menos en parte, recuperarse. En este caso la razón en la que 'pescar' votos pasaría fundamentalmente en subrayar la distancia de parte del electorado tradicionalmente jeltzale por no sentirse identificado con "el nuevo PNV", como lo llamó Feijóo.

En las últimas elecciones el PP vasco estuvo muy lejos de esos resultados: 131.000 votos. Sin embargo, supuso una recuperación muy importante respecto a las anteriores citas con las urnas. En las autonómicas de 2020 los populares apenas obtuvieron 60.000 votos. A ello se suma que el partido, tras la salida de Alfonso Alonso por graves discrepancias con Génova, ha logrado recomponerse. El propio Iturgaiz reconoció al poco de asumir la presidencia que venía para “coser el partido”. Ayer el aún líder de la formación en Euskadi afirmó que tras encontrarse un partido que había “descarrilado” ha logrado “ponerlo en la vía” y convertirlo de nuevo en un “referente” de la política en Euskadi. Los resultados de las últimas elecciones municipales han llegado a hacer determinante al PP en plazas como la Diputación de Gipuzkoa, el Ayuntamiento de Vitoria o consistorios como el de Durango. En todos ellos, además de evitar que Bildu asumiera el poder, jugará un papel clave a lo largo de la legislatura.

El nombre que más suena para relevar a Iturgaiz es Javier de Andrés. El perfil moderado y más centrista de este periodista de 56 años es el que estaría buscando la dirección del PP de Feijóo. Una carta de presentación que además de suscita amplios consensos en el propio PP vasco, podría ser más atractiva para captar simpatías de los votantes más de centro-derecha del PNV que están desencantados con el liderazgo de Ortuzar y sus acuerdos con Sánchez. Un votante más tradicional que no comprende la sintonía y respaldo de Sabin Etxea a algunas de las normas aprobadas de la mano de Bildu, Podemos o el PSOE ‘Sanchista’.

Candidaturas

De Andrés acumula una larga trayectoria institucional. Fue diputado general de Álava entre 2011 y 2015 y entre 2016 y 2019 ejerció como delegado del Gobierno en Euskadi con el Ejecutivo de Mariano Rajoy. El partido lo rescató de cara a las elecciones generales del 23-J y logró recuperar un escaño por Álava que el PP vasco había perdido.

Feijóo había designado a Borja Sémper liderar este proceso de relevo en Euskadi. Si finalmente, como parece, De Andrés toma el relevo, los populares alaveses volverían a recuperar el protagonismo que ya tuvieron en tiempos de Alfonso Alonso. Otro de los nombres que ha sonado en esta carrera de la sucesión ha sido el de la actual secretaria general, Laura Garrido, alavesa también, y con una larga trayectoria política y parlamentaria en Euskadi. Su perfil experimentado, euskaldun y ser mujer apuntalaban esta opción que parece que pierde fuerza en las últimas horas.

En la lista de candidaturas posibles también se hablaba de un posible cambio en clave guipuzcoana. El impulso que el PP guipuzcoano ha ido tomando en los últimos años con perfiles renovados como los de Mikel Lezama, Muriel Larrea o Borja Corominas, se ha venido barajando en las últimas semanas.

Todo apunta a que será a comienzos de noviembre cuando tenga lugar el congreso extraordinario que designará a quien asuma la presidencia del PP vasco para encarrilarlo hacia las elecciones autonómicas. La unidad interna recuperada en los últimos años apunta a que se apueste por una única candidatura de consenso.