Primero vendrá el programa y luego el reparto de ministerios. Pero aunque sea todavía pronto para pensar en el futuro organigrama del Ejecutivo —investidura mediante, claro— y más aún en los nuevos rostros, ya sí se perciben en PSOE y en Sumar, los socios seguros de coalición, algunos movimientos exploratorios. Algunas líneas sobre los pilares que podrían sustentar el futuro Gobierno. Y una de ellas es que los socialistas desean retomar las riendas el Ministerio de Igualdad, cartera icónica para la izquierda, que cedieron a Irene Montero en 2020 y que se convirtió en constante foco de conflictos durante toda la pasada legislatura. Los colaboradores de la vicepresidenta segunda en funciones y líder de Sumar, Yolanda Díaz, han acusado recibo de ese mensaje y en el equipo de confianza de Pedro Sánchez admiten abiertamente que querrían "recuperar" ese departamento. Nada está decidido y la negociación oficial empieza este miércoles, cuando a las diez de la mañana se reúnen en el Congreso Sánchez y Díaz.
Socialistas y Sumar insisten en privado en que todavía no se está hablando del reparto de carteras en el futuro Gobierno y que lo prioritario es cerrar los puntos programáticos. Hacerlo a la inversa, dice uno de los miembros del equipo negociador de Sánchez, sería tanto como "empezar la casa por el tejado", de ahí que todo esté abierto. En la plataforma que comanda la también ministra de Trabajo tampoco quieren dar nada por hecho, aunque sí advierten de que darán la pelea hasta el final por Igualdad.
Sánchez no cesó a Montero como ministra, pero quien sí la apartó de las listas fue la vicepresidenta. En campaña sí apeló a un "feminismo integrador", y no el de "confrontación" de la dirigente morada
Los responsables cercanos a Díaz admiten que el PSOE ha mostrado apetito por Igualdad. El análisis político, subrayan, es simple y bastante obvio. En julio de 2019, tras las primeras elecciones de abril, Sánchez accedió in extremis a ceder el ministerio, privando de esa competencia nada menos que a su entonces vicepresidenta única, Carmen Calvo. Oferta, por cierto, que esta hizo a Pablo Echenique por WhatsApp —y no por Telegram, el canal de comunicación preferido de los morados—, y que este solo leyó cuando las conversaciones se daban por rotas. Tras la repetición electoral, la de noviembre, Sánchez e Iglesias firmaron su preacuerdo en 48 horas y estaba ya claro que Igualdad pasaría a Unidas Podemos. A Irene Montero.
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— Europa Press TV (@europapress_tv) October 3, 2023
El devenir de la legislatura demostró a Sánchez que los morados "no estuvieron a la altura de las circunstancias", según reconocen en Sumar, y que Montero ha sido el eje del conflicto, sobre todo por la ley del sí es sí, cuya aplicación ha supuesto, según el último balance del Consejo General del Poder Judicial, 1.205 reducciones de pena de agresores sexuales acordadas por los tribunales hasta el 1 de septiembre —50 más que en el cómputo anterior, de julio pasado—, revisiones que han supuesto 121 excarcelaciones. El presidente ordenó la corrección de la norma, que se acometió en abril pasado y que salió adelante gracias a los votos del PP y con el rechazo de Unidas Podemos. Montero salió achicharrada, pero Sánchez no la destituyó. Quien sí la apartó, de facto, fue Díaz, que la dejó fuera de las listas de las generales del 23-J. Una campaña en la que el propio jefe del Ejecutivo renegó del estilo de la ministra, al apelar a un "feminismo integrador", y no de "confrontación".
Díaz no va a postular a Montero para Igualdad. También dejó a Podemos fuera de las portavocías adjuntas del grupo
Podemos no ha dejado de insistir estas semanas en que quiere que Montero continúe al frente de Igualdad, más como una estrategia de presión hacia Díaz, con quien la tensión interna ha crecido de manera ostensible. La vicepresidenta segunda en funciones, aseguran fuentes de su entorno, no va a postular en ningún caso a Montero para Igualdad. La quiere fuera del Gobierno, como también a Podemos, a quien de hecho ya ha dejado fuera de las portavocías adjuntas del grupo parlamentario de Sumar en el Congreso. Eso no quita, siguen, para que intente retener Igualdad para su espacio. Perder esa cartera, de hecho, sería entendido como una derrota para ella, salvo que el PSOE se lo compensara con otro departamento de peso.
Nacho Álvarez, Mónica García o Ada Colau
Dado que se prevé una reducción de ministerios, en Sumar calculan que tendrán que ceder carteras, también por su bajada de siete escaños el 23-J: de los 38 diputados que sumaban Unidas Podemos (35) y Más País-Compromís (3), pasaron a 31. Ahora mismo hay 22 ministerios, cinco de los cuales están en manos de ministros de Unidas Podemos: Trabajo (Yolanda Díaz), Derechos Sociales y Agenda 2030 (Ione Belarra, líder de los morados), Igualdad (Irene Montero), Consumo (Alberto Garzón, coordinador de IU) y Universidades (primero Manuel Castells y luego Joan Subirats, ambos cuota de los comunes).
Podemos no ha sabido conciliar posturas ni entre progresistas ni entre feministas, siempre ha ido a la confrontación. Confrontar con el feminismo histórico o con otros partidos progresistas es abrir demasiados frentes", advierte una dirigente socialista
Como adelantaron este lunes El Periódico de España y El Periódico de Catalunya, cabeceras del grupo Prensa Ibérica, y confirmaron a este diario fuentes cercanas a la vicepresidenta, Díaz querría que los suyos ocuparan un total de cuatro departamentos, uno menos de los que ahora capitanea UP. Además de Trabajo, que ella retendría, aspiraría a liderar Derechos Sociales y Agenda 2030 —que podría pasar a Nacho Álvarez, coordinador de la negociación por parte de Sumar y secretario de Estado de Belarra—, y otras dos áreas. Una podría ser Sanidad, y el nombre que ha circulado es el de la líder de Más Madrid, la médica Mónica García, y Vivienda, para la que encajaría Ada Colau, exalcaldesa de Barcelona. En Sumar asumen que Vivienda es un departamento muy sensible que los socialistas no están dispuestos a ceder. Ya generó muchísimas tensiones dentro de la coalición la elaboración de la ley de vivienda, y ahora corresponde el despliegue al nuevo Ejecutivo de coalición, y sus dos almas no tienen visiones idénticas, como de hecho demostraron antes de la campaña del 28-M.
Referentes feministas del PSOE sí señalan que lo lógico es que Igualdad volviera a sus manos. "Podemos no ha sabido conciliar posturas ni entre progresistas ni entre feministas, siempre ha ido a la confrontación. Y confrontar con el machismo va con el cargo, pero confrontar con el feminismo histórico o con otros partidos progresistas ya es abrir demasiados frentes", resume una dirigente que conoce bien a Sánchez y que cree que "antes cede Sanidad que otra vez Igualdad".
"Que la cartera vuelva al PSOE es la primera victoria y luego para alguna compañera con trayectoria y crédito en el feminismo. No vale cualquier compañera por el hecho de ser mujer", agrega otra responsable con muchos galones en la lucha feminista. Otra veterana apunta que será "difícil" arrebatar el ministerio a Sumar, pero añade que si retorna al PSOE la candidata idónea sería la secretaria de Igualdad desde hace dos años, la joven diputada leonesa Andrea Fernández, que justo sucedió a Calvo en esa área de la ejecutiva federal. En el partido, es cierto, se valora su manejo tanto del sí es sí como de la Ley Trans, otra norma fuente de conflictos con Montero y que generó mucha tensión interna dentro del propio PSOE. También hay quienes sugieren que Sánchez podría pescar de exconsejeras de Igualdad socialistas, apeadas de sus respectivos cargos tras el tsunami del 28-M, que despojó al partido de prácticamente todo su poder autonómico.
Las "lecciones" de la pasada legislatura
En Sumar remarcan que la lucha de Podemos por Igualdad obedece más a un ajuste de cuentas con Díaz. Es su forma de "desgastarla", dicen, de vengarse de ella. Si Montero no repite en el cargo, o si incluso el PSOE recupera Igualdad los morados lo apuntarán como una muestra de la "debilidad" de la vicepresidenta segunda, sostienen. Y tampoco la ayuda que Sánchez, hasta ahora al menos, haya dejado "para el final" la negociación con ella, porque si cierra los acuerdos con ERC y Junts, lo demás vendrá rodado y Díaz no podrá negarse al pacto, aunque sea con una oferta a la baja, inferior a la que ella querría.
Sánchez persigue un acuerdo de legislatura, no solo de investidura, para procurarse la estabilidad. Y deja más claro que sí que abrirá paso a la amnistía
Díaz señaló el lunes, tras su audiencia con el Rey, que el acuerdo con el PSOE estaba aún "muy lejos". Ahora el presidente la premia situándola como su primera interlocutora en la ronda formal de contactos con los líderes de los grupos parlamentarios. Él, en todo momento, ha insistido en que quiere armar una coalición con ella, y ha mostrado su confianza en que se asentará sobre mejores mimbres, dada su mayor complicidad con ella que con Podemos. Y también porque las dos partes han aprendido las "lecciones" de la pasada legislatura. La principal, que el ruido dentro del Gobierno desgastó enormemente a los dos socios. Eso explica que Sánchez apuntara en su comparecencia en la Moncloa de este martes, tras recibir el encargo del Rey, que su propósito es "consolidar y ampliar" los avances sociales, aunque "mejorando la eficacia" del Ejecutivo de coalición. Unas palabras que podían interpretarse, por cierto, en otro sentido: que el Ejecutivo ha tenido carencias de funcionamiento por su gran tamaño, por lo que ahora toca meter la tijera.
El presidente avanzó, y fue muy enfático en ello, que lo que persigue no es solo una mayoría de investidura, sino "de legislatura", unos acuerdos con los grupos parlamentarios que vayan más allá de su reelección y le garanticen la "estabilidad" para cuatro años. De hecho, la vicesecretaria general del PSOE y titular de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, reconocía antes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, que se está negociando investidura y Presupuestos.
La configuración del Ejecutivo será casi el último paso, porque lo primero será amarrar las alianzas con los partidos potencialmente socios. Sánchez inicia con Díaz la ronda de contactos con todos los grupos, salvo Vox, por lo que habrá foto con los líderes parlamentarios de EH Bildu, Mertxe Aizpurua; ERC, Gabriel Rufián, y Junts, Míriam Nogueras. No con Arnaldo Otegi, ni con Oriol Junqueras, ni con Carles Puigdemont. No habrá, pues, imágenes incómodas para él. El nudo de las negociaciones es y sigue siendo la amnistía, y ya dio un paso más. Primero, al seguir desplegando la argumentación a su favor, apelando a la "generosidad" y al "liderazgo" de "todos" los actores políticos (o sea, también de los independentistas, no solo de él). Dos, al asegurar que tendrá refrendo legislativo. Es decir, que será una ley. Y tres, que seguramente será revisado el texto por el Tribunal Constitucional, ya que la derecha lo impugnará. No citó la palabra amnistía, pero no hacía falta: está claro que ese es el camino que quiere recorrer.
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