Las elecciones legislativas en Polonia suponen un duro golpe para la corriente ultraconservadora en Europa, caso de Vox en España, al mismo tiempo que dan oxígeno al proyecto comunitario [también despejan diferencias económicas y por el grano entre Polonia y Ucrania en plena guerra]. Solo Hungría e Italia, aunque con menor preocupación para los socios por su atlantismo y moderación con Bruselas -Giorgia Meloni sigue, no obstante, defendiendo la antiinmigración y los valores y la cultura cristiana-, quedarían como un bloque más mermado y díscolo al resto de países miembros, ello a expensas de conocer si las posiciones euroescépticas que encarnan los de Meloni desde el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos -también Democracia e Identidad- ascienden o pierden posiciones en los próximos comicios al Parlamento Europeo.
Los de Santiago Abascal han tardado en valorar los resultados polacos, y mientras que en otras ocasiones han celebrado la victoria o el ascenso de sus homólogos con algo más de dos terceras partes del escrutinio avanzado, en esta ocasión se ha hecho esperar un pronunciamiento. Se produjo poco después de terminar el recuento, después de que el partido tomara "una posición oficial" -según trasladaron fuentes nacionales a El Independiente previamente- al respecto y dejando constancia, con ello, de que el resultado no era el esperado. Algo que contrasta con la rapidez de posicionamiento en el conflicto de Israel y Hamas o con el ataque yihadista de Bruselas en lo que a política internacional respecta. Meloni o Fratelli d'Italia, por su parte, aún no se han posicionado sobre los resultados, lo que visibiliza la sorpresa.
Las comunicaciones han sido escuetas, limitadas a un mensaje de apoyo por redes sociales de Vox Europa y de Abascal a la Ley y Justicia [PiS, por sus siglas en polaco] del todavía primer ministro, Mateusz Morawiecki, y de su presidente, Jaroslaw Kaczynski. Vox Europa se ha centrado en felicitar a los ultras polacos y en hacer similitudes con la política española: "Es su cuarta victoria y la tercera consecutiva en las legislativas, en una campaña marcada por las interferencias de la Comisión Europea y potencias extranjeras. Nuestros amigos polacos han sabido proteger su soberanía y han demostrado con Ucrania solidaridad verdadera. Lamentamos que se esté intentando construir una mayoría 'Frankenstein' con populares, socialistas y verdes. Polonia ha estado en el camino correcto; cambiar su rumbo sería nefasto para Europa".
En concreto, los resultados de Polonia dejan al PiS al borde de la mayoría absoluta pero sin capacidad de conformar un gobierno, aunque la previsión es que, como en España, por ser el grupo más votado se le encargue intentar formar gobierno. Los ultras han conseguido 194 escaños (35,38% del voto) de los 231 escaños necesarios -hay un total de 460- en el Sejm, la cámara baja polaca. Hasta ahora contaba con 228 -193 individualmente- con la coalición Derecha Unida con la que concurrió en las pasadas elecciones. El partido de extrema derecha Confederación apuntaba a tener la llave de la reedición, pero sus 18 diputados -con los que ha logrado la última plaza- no son suficientes. La alternativa pasa por la aglutinación de la oposición en torno a Donald Tusk y su Coalición Cívica. A sus 157 escaños (30,70%) se le añadirían los de Tercera Vía -que une a el Partido Popular polaco y a Polonia 2050- con 65 escaños y los socialdemócratas de La Izquierda con 26. Se aspira a una alianza de centroizquierda y liberal.
Abascal, por su parte, ha ido a cargar en X -antes Twitter- directamente contra el PP, por esa disposición de su homólogo europeo [Tusk y su plataforma] a fomentar un gobierno multicolor. Y en especial por que Alberto Núñez Feijóo, quien defiende en España el gobierno de la lista más votada, apoye que los populares polacos intenten ese frente de oposición. "El PP celebra que sus socios polacos hagan una coalición junto a socialistas contra la lista más votada, que es el socio de Vox en Polonia. Ya se lo advertí al señor Feijóo en su fallida investidura; hay una parte del PP en Europa y en España que prefiere pactar con el socialismo y contra el sentir de sus propios votantes".
El líder de Vox, que tras superarse la tregua electoral ha vuelto a abogar con los suyos por la presión al PP, no desaprovecha ningún evento o situación para confrontar con su competidor de bloque ideológico. El objetivo es claro: ser reconocido por el votante de derecha como verdadero instrumento de oposición. Las palabras contra Feijóo vienen del propio debate de investidura, cuando le lanzó un órdago para limitarse a pactos con Vox en exclusiva y el popular mantuvo las distancias no cerrándose a acuerdos "de Estado" con el PSOE por difíciles que parezcan dadas las distancias entre partidos. Un "debate" que, como también señaló, está en el PPE de cara a la próxima legislatura europea.
El propio Feijóo no se ha posicionado por estos comicios. Cabe recordar que Tusk en febrero de 2022, cuando ejercía de presidente del PPE, fue muy crítico con la disposición del PP a pactar con Vox en Castilla y León. Su perfil es de europeísta muy moderado, un brazo de los populares europeos que contrasta con el de Manfred Weber, actual mandatario y abierto a apadrinar este acercamiento con la extrema derecha. Por lo que su vuelta al Gobierno, donde ejerció de primer ministro entre 2007 y 2014, añade un plus a ese golpe de la corriente ultraconservadora de este domingo. El portavoz nacional del PP, Borja Sémper, sí mencionó la cuestión el lunes tras el Comité de Dirección en Génova: "Las encuestas -a pie de urna- nos dicen que cabe la posibilidad de un cambio impulsado por el homólogo del PP, Tusk. Nos alegra y nos satisface (...). Estamos contentos porque es un gobierno que quiere fortalecer la constitución. Polonia merece un gobierno moderado y de centro. Recuperar un estado liberal nos parece una oportunidad para los polacos".
Lamentamos que se esté intentando construir una mayoría 'Frankenstein'. Polonia ha estado en el camino correcto; cambiar su rumbo sería nefasto para Europa"
VOX
Consecuencias para Vox y los socios europeos
Que el PiS pierda el poder no es una buena noticia para Vox, dado que es, junto a Hungría, su principal referente dentro del denominado Grupo de Visegrado. En los postulados euroescépticos y reformistas para convertir la UE en un conglomerado de patrias unidas por intereses económicos y valores occidentales. Pero, especialmente, en lo que competa al nacionalpopulismo, a la defensa de la cultura cristiana y los valores tradicionales, el anticomunismo y la homogeneidad racial. Su ascenso, también en Europa ha ido de la mano de ellos. Y ha sido el rápido ascenso de Meloni en los últimos años los que han instaurado la variante italiana de esos propósitos.
Preguntado por el hecho, el politólogo y autor de Salvini y Meloni. Hijos de la misma rabia (2022), Daniel V. Guisado, cree que el resultado polaco traerá consecuencias a Vox. Aunque quizá no de forma directa. La primera que advierte es que Viktor Orbán y Meloni "se quedan sin un país como Polonia en su estrategia y alianza. La misma en la que Vox quería jugar un papel relevante". La segunda es que la salida del PiS "aleja a los conservadores, o como mínimo es un toque de atención, de alianzas con este tipo de derecha radical afiliada a ECR". "Es una piedra en el camino de estas fuerzas políticas perder algo tan representativo como un país que hizo del conflicto con Bruselas su seña de identidad y que inspiró a muchos otros partidos como Meloni o Abascal".
El propio Guisado ha compartido en sus redes un dato importante: el PiS saca la mayor parte de sus votos de los territorios fronterizos con Rusia, antiguamente ocupados por ella y el imperio austrohúngaro [ver en el enlace]. Seña de esa pugna anti comunista y anti ocupación, y de territorios dedicados a la agricultura. Tusk saca mejores resultados en las urbes y en la zona occidental.
El resultado aleja a los conservadores de alianzas con este tipo de derecha radical afiliada a ECR en Europa"
Daniel V. Guisado, politólogo
Por su parte, el historiador especializado en movimientos populistas de extrema derecha y fascismos -autor de Extrema derecha 2.0 (2021)- y profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Steven Forti, valora de un modo similar las consecuencias para Vox y su órbita europea. La victoria de Tusk es "un golpe de gracia al intento de una alianza entre populares y conservadores con la ultraderecha de cara a las europeas -al menos con ECR-. En un momento de batalla de ideas dentro del PPE" en el que el debate de acercamiento o alejamiento estaba candente. Forti señala que el retroceso de Vox en las generales de julio ya debilitaba esa opción, pero con el 'efecto Tusk' se diluye más ese giro del principal partido europeo.
Dice el historiador que para Vox "la derrota es dura" para sus objetivos ideológicos y como proyecto, sobre todo tras el descenso de escaños en el Congreso y en plena ola de auge de la corriente ultra desde la guerra de Ucrania: la reelección de Orbán en Hungría en abril de 2022, el cambio con Meloni en septiembre, la entrada a los gobiernos de Finlandia y Suecia, o la victoria de Mitsotakis en Grecia hace un par de meses. "PiS es la principal formación de ECR pese a la subida de Meloni, y es quien abrió las puertas a Vox en la política europea y a su grupo en la primavera de 2019; esto es importante", destaca Forti, que apunta que el resultado no era esperado y la continuidad de PiS habría supuesto "la muerte de un sistema liberal golpeado en los últimos años".
Con todo, advierte de que el escenario no está del todo cerrado. Ni a nivel local ni continental. Destaca que al poderse repetir las elecciones en España, Vox todavía puede crecer de nuevo. Igualmente, Morawiecki puede facilitar "un traspaso del poder democrático y correcto" o, pese a perder, puede "jugar sucio". En el caso de que Tusk llegue al gobierno, deberá lidiar con las diversas almas próximas de su coalición o la Tercera Vía, así como las de La Izquierda, que dentro tiene tendencias plurales. Y es importante destacar, como hace Forti, que "en estos años el sistema judicial ha sido limpiado y replanteado con hombres fieles al PiS". Del mismo modo "los medios públicos, convertidos en boletines del gobierno". "Habrá que ver si cambia algo para que Tusk pueda desarrollar su actividad", invita a observar el historiador.
Forti no cree que el resultado vaya a cambiar sustancialmente su estrategia o discurso. "PiS será crítico con Tusk y seguirá también con esta línea", insiste. La que apunta a ser más pragmática es Meloni. "Es la única que se encuentra en un Ejecutivo; Italia siempre tiene condiciones financieras muy difíciles y no se puede permitir pasar líneas rojas en Bruselas; y el acercamiento con Weber no se va a producir", por lo que tiene que dejar abierta "una línea de diálogo".
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