"Barcelona ha vuelto" proclamó este martes su alcalde, el socialista Jaume Collboni, desde el Palacio de Cibeles de Madrid. Collboni se hizo con el bastón de alcalde de Barcelona el pasado 17 de junio gracias al apoyo del grupo municipal del PP, además de los Comunes de Ada Colau. El objetivo de los populares era barrar el paso al independentismo, aunque fuera personificado en Xavier Trias, al segundo ayuntamiento de España. Y la promesa, devolver el Ayuntamiento de Barcelona a la institucionalidad, un objetivo que Collboni ya llevaba incorporado en su campaña.

El primer paso en ese camino lo dio Collboni hace un mes, al cumplimentar la primera audiencia con el Rey Felipe VI de un alcalde barcelonés en el Palacete Albéniz, residencia oficial de la Corona en la capital catalana. El segundo paso, igualmente comprometido, lo completaba este martes el alcalde barcelonés al visitar a su homólogo en Madrid, José Luis Martínez Almeida. Una visita de menor peso institucional pero similar calado político, al tratarse de una voz de peso del PP.

De hecho, su antecesora cultivó una estrecha relación con la alcaldía de Madrid cuando al frente de la capital se encontraba Manuela Carmena. Colau y Carmena escenificaron durante años su buena sintonía personal. Pero cuando llegó el relevo a la capital, se acabó la diplomacia local de la alcaldesa catalana, que nunca cumplimentó al Rey, al que plantó religiosamente en cada visita de Felipe VI a Barcelona desde otoño de 2017.

Recuperar la normalidad

En el encuentro en el Palacio de Cibeles Collboni y Almeida exhibieron sintonía este martes tras "recuperar la normalidad" institucional y coincidieron en la necesidad de que "las grandes ciudades" tengan los instrumentos "jurídicos y fiscales suficientes y necesarios para prestar el mejor servicio" a los ciudadanos.

Tras el encuentro, Collboni valoró el hecho de que ambas ciudades "contribuyan a la normalización institucional" y dejó claro que "Barcelona ha vuelto para ocupar el espacio que le corresponde en el conjunto del país". En términos igualmente complacientes, Almeida se felicitó por la visita y recordó que ambas ciudades comparten problemas, retos y objetivos, que es bueno abordar desde la colaboración.

"Lo extraño es que, hasta hoy, no se haya producido una reunión entre los alcaldes de Madrid y Barcelona", subrayó Almeida, prometiendo que devolverá la visita a Collboni "gustosamente".

Alcalde en minoría

La diplomacia institucional emprendida por Collboni no oculta el hecho de su debilidad al frente del consistorio barcelonés. El PSC cuenta con un grupo de 10 regidores, lejos de los 21 que dan la mayoría absoluta del Pleno. Para conseguirla necesita el concurso de Junts, que ganó las elecciones, u otros dos grupos. Pero el alcalde se resiste a formalizar alianzas antes de conocer cómo se resuelve la formación de Gobierno.

Los Comunes presionan para entrar en el equipo de gobierno, y Trias ha decidido quedarse en el Ayuntamiento -que inicialmente debía abandonar este octubre- hasta que se despeje la incógnita de investidura. Pero el PSC insiste en que la prioridad, ahora, es pactar los próximos presupuestos municipales, para los que busca apoyos tanto en Junts como en el bloque integrado por ERC y Comunes.

El objetivo de Collboni es aplazar cualquier alianza estable, con la esperanza de que Ada Colau entre en el próximo Gobierno dentro de la cuota de Sumar, para formalizar un acuerdo con los Comunes. Alianza que necesariamente tendrá que contar también con los votos de ERC, PP o Junts para sacar adelante los grandes acuerdos de ciudad.