Que la mirada de Vox está puesta en gran parte en la actuación de sus socios europeos del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) no es ninguna sorpresa. Se vislumbra en los posicionamientos soberanistas en ámbitos plurales como el energético o de protección de las fronteras. También en los sucesivos programas electorales de la formación, que ha tomado como referencia en los últimos años a la Polonia de Ley y Justicia -se ha basado en el histórico sindicato Solidaridad para denominar al suyo- y a la Hungría de Viktor Orbán y la Fidesz. De éste último, Santiago Abascal y Jorge Buxadé han calcado propuestas como la de los referéndums ciudadanos, guiándose por la permisividad que da el artículo 92 de la Constitución Española; un mecanismo con el que fortalecer sus posiciones en asuntos delicados como la ilegalización de partidos independentistas. Orbán lo usó para implantar medidas antiinmigración o contra el colectivo LGTBI.
Ahora, tras semanas explotando esa vía, vinculándolo con la disposición del Gobierno a una ley de amnistía pactada con el independentismo catalán, Vox ha aprovechado la guerra entre Israel y Hamás, así como los ataques de lobos solitarios como el del domingo en Bélgica para situar en primer plano el discurso contra la inmigración ilegal. Pero se centra especialmente en la procedente de países árabes y de credo islámico mayoritario porque de allí son los autores de los ataques más recientes, sostiene Vox.
En una nueva vuelta de tuerca a la cuestión migratoria, el partido de Abascal ha propuesto este jueves "revisar toda la ayuda de España a Palestina". El tercer partido nacional quiere "paralizar todos los fondos españoles destinados a la cooperación al desarrollo con Palestina para así impedir que sean destinados a financiar el terrorismo islamista". Concretamente, Vox alude a los fondos dirigidos "al área geográfica de Gaza, bajo control de Hamás". A través de una PNL registrada en el Congreso de los Diputados, Vox alude a que estas partidas económicas han ido destinadas a "garantizar el acceso a servicios esenciales como el agua o la sanidad, pero también al pago de las retribuciones de los funcionarios de la Asamblea Nacional Palestina y a ONG "vinculadas directa e indirectamente con Hamas".
Vox ha trasladado esta petición a las Cortes para su valoración una semana después de que se abordara, sin conclusiones claras, en las estancias de la Unión Europea hacer lo propio con los fondos internacionales para la cooperación destinados al territorio palestino. Algo a lo que España se opuso, con el rechazo de Exteriores, entre otros, así como de Josep Borrell, el alto representante de la UE en Exteriores y Política de Seguridad. Por ello, Vox ahora quiere limitarlo a lo nacional, en un epígrafe más de su competencia con el PSOE para ser percibido como fuerza dura de oposición frente al PP. Denuncia que la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) quiere igualar los 100 millones de euros dados [más información, aquí] en el lustro anterior entre 2020 y 2024.
Lo llamativo de la propuesta es que el homólogo sueco de Vox, hace nueve días, hizo la misma proposición -la cual ha aplicado el Ministerio de Cooperación Internacional para el Desarrollo y Comercio Exterior, aunque manteniendo ayudas humanitarias-, al unísono del debate en la UE. Y vinculándola de igual manera a la inmigración ilegal de procedencia islámica. Vox se justifica indicando que la plantea después de que Moncloa haya apuntado un incremento del 30% de fondos previstos para Palestina este año. Serán 21,5 millones de euros para cooperación y ayuda humanitaria, tras ese incremento de 4 millones.
Otros socios relevantes de Vox dentro de ECR, caso de los polacos de Ley y Justicia (PiS) o los Hermanos de Italia (FdI) de Giorgia Meloni, que dirige el grupo, no han abogado, por el momento por esta postura. Sí por otras como la de suspender el espacio Schengen y realizar algunos controles fronterizos ante el estado de alerta terrorista tras el ataque del fin de semana en Bruselas o los continuos avisos de bomba en Francia: en el Louvre, en el Palacio de Versalles y en otros lugares como aeropuertos; que han incrementado la tensión. Pero esto no se ha limitado a países con gobiernos de derecha dura, lo han asumido desde Emmanuel Macron al socialdemócrata Olaf Scholz por el temor a ataques en capitales europeas como París o Berlín, como ya se han dado en otras ocasiones.
En concreto, los Demócratas Suecos (SD) liderados por Jimmie Åkesson y segundos con mayor peso en la cámara baja sueca después de los socialdemócratas, permitieron un tripartito de centroderecha con su apoyo externo [la cooperación internacional fue un punto de conflicto previamente]. Pero de ellos depende la gobernabilidad. El discurso xenófobo y la denuncia del multiculturalismo es una de sus señas de identidad, algo que denuncian cotidianamente. Antes del inicio del conflicto en Oriente Próximo el discurso predominante en la formación es el de "poner orden" en las calles. Pero desde el ataque con kalashnikov perpetrado por un residente tunecino en Bruselas, los ultraconservadores suecos han centrado su discurso en las llegadas irregulares de personas origen árabe. Igual que ha hecho Vox en España.
En una comparecencia el 10 de octubre, tres días después de la incursión de Hamás en territorio israelí y el inicio de las hostilidades, el líder del SD pidió paralizar la ayuda a la autoridad palestina. "No basta con condenar el terrorismo palestino. La ayuda debería retirarse inmediatamente y Suecia también debería retirar el apresurado reconocimiento de Palestina [fue en 2014, y al que se agarra Sumar para que Pedro Sánchez haga lo propio desde España]. "No es razonable que el dinero de los suecos se gaste en cosas que legitiman el terrorismo", añadía Åkesson. Previamente pedía expulsar del país a quien "elogie a Hamás". De sus palabras se hacía eco portavoz en la Eurocámara y vicepresidente del ECR, Charlie Weimers. En varias intervenciones desde la cámara europea, puede verse como Jorge Buxadé, vicepresidente primero de Vox y líder de la delegación del partido en Bruselas, corresponde sus planteamientos asintiendo con la cabeza. La última ocasión, este martes. La complicidad es patente.
El portavoz de SD en la Eurocámara pidió esta semana detener la financiación de entidades islamistas"
Weimers pidió, además, "tomar la fuerza contra el islamismo". "El atacante [de Bruselas] se inspiró en información errónea sobre el secuestro de niños musulmanes en Suecia. Las organizaciones islamistas han ayudado a difundir esas mentiras". Ante ello, abogó por "detener la financiación" de esas entidades, tanto domésticas como externas. "La indiferencia debe ser reemplazada por la determinación". Unas palabras calcadas a las utilizadas este martes por Millán en las Cortes, que pedía llevar a cabo "decisiones valientes" frente a la inmigración ilegal islámica. Se ha vinculado, además, con las llegadas masivas a Canarias, en especial a la isla del Hierro. Allí Abascal viajó este jueves para denunciar la situación y pedir el bloqueo de las rutas migratorias hacia las islas.
El componente de las tradiciones, el conservadurismo y la defensa de la cultura cristiana que impera en Vox, confronta de bruces con los planteamientos del mundo musulmán. El ataque a un sacristán en Algeciras a principios de verano fue el antecedente más claro de oposición a la migración marroquí irregular. Pero lo que se fija como un problema multicultural, no queda tan sustentado como lo pueden hacer sus compañeros suecos. Según de Eurostat, España cuenta unas 25.000 personas en situación irregular. Hay una tasa de inmigración de 14 puntos, lo que supone más de ocho millones de personas. De ella, la procedencia mayoritaria con cerca de 800.000 migrantes es marroquí. 60.000 personas proceden de Argelia. Entorno al 4% de los inmigrantes son de procedencia árabe, la supera la latinoamericana, de lugares con los que Vox busca hermanarse a través de su fundación Disenso.
En Suecia, esa tasa es parecida, del 13% -un millón y medio de personas- como apunta Eurostat. Pero las diferencias étnicas son notables: predominan los inmigrantes de origen sirio, iraquí, iraní, afgano y turco. Asimismo, finlandés y polaco, como segundo y cuarto puesto, por proximidad.
Demócratas Suecos, críticos con los permisos de residencia
Otra de las principales propuesta de Vox esta semana ha sido la de suspender los procesos de concesión de la nacionalidad española y para el permiso de residencia a los inmigrantes en situación irregularidad "procedentes de países islámicos". Demócratas Suecos ha abordado la cuestión, aunque centrándolo a un endurecimiento de los requisitos para conseguir la residencia. El portavoz de política migratoria de la fuerza ultra, Ludvig Aspling, ha afirmado recientemente, a raíz del acuerdo migratorio de los 27, que endurece las entradas al territorio y permite un pago de 20.000 euros de manera individual para eludir acogidas, es necesario "revisar cómo se pueden emitir los permisos de residencia permanente". Para limitar "los derechos de los solicitantes de asilo en la medida de lo posible".
Se respalda retirar la residencia permanente, definida como "una reliquia muy problemática", para implantar solo la temporal. "Quien tenga motivos para recibir protección debe recibirla temporalmente hasta que pase el peligro. Luego regresarán a casa".
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