Vox quiere abrir costuras en el bloque del centroderecha, entrar en los márgenes que al PP se le resisten o de los que no quieren hacerse asiduos por el perfil mayoritario de sus votantes; moderados. Algo que para Vox es una renuncia a la guerra cultural y una sumisión a los principios de la izquierda. Alberto Núñez Feijóo y los suyos, en cambio, quieren mantener un amplio margen por el centro para adherir a votantes desencantados del PSOE. La amnistía, una de las concesiones clave de Pedro Sánchez para intentar convencer a Junts para que apruebe su investidura, se ha convertido en objeto de confrontación entre ultraconservadores y populares. Génova, con un escenario más cómodo para la oposición que meses atrás, no cuenta con tanta presión. Tiene mayoría en el Senado y ningún competidor que le marque el rumbo: ni por medio de mociones de censura o a través de recursos de inconstitucionalidad. Sí por la calle, algo a lo que por el momento los populares han sabido adelantarse con el acto previo a la investidura fallida de Feijóo, de rechazo a la medida de 'olvido'.
Ahora Vox, intenta retomar oxígeno tras el retroceso electoral de las últimas generales, que contrasta con el avance histórico a nivel local y regional. Busca hacerse fuerte en la calle, lanzando un órdago al PP con la convocatoria de la protesta de DENAES -entidad de carácter de la sociedad civil, pero que tiene un importante nexo con Abascal, quien la presidió-, pero, sobre todo, en este cambio de marco que se está produciendo, donde el conflicto de Israel y Hamás está predominando sobre el de la amnistía, quiere dominar el relato de oposición al Gobierno. Y parten con ventaja frente al PP, que se está limitando a abogar por más seguridad en la calle -de cara a las fiestas navideñas-, pero centrándose en la falta de respaldo de la cuota minoritaria de la coalición a Israel y a la ausencia de condena por las acciones terroristas de la organización paramilitar palestina. Vox también abarca esta crítica.
El discurso contrario a la inmigración ilegal ha sido y es una constante en la formación, aunque predomina en la UE con la delegación que lidera el vicepresidente primero Jorge Buxadé. Lógico, dado que es donde se tratan cuestiones sobre las fronteras o la acogida de migrantes. Dependiendo del contexto político, se le da más o menos relevancia. Aunque siempre que se puede, se le da cabida dentro de un tema más amplio, como puede ser el comercio y las importaciones. Integrado dentro de su último programa electoral, la coyuntura de crisis migratoria en Canarias -allí estuvo Santiago Abascal el jueves para denunciarlo- ha hecho que se vuelva a sacar a relucir una de las propuestas para julio: el bloqueo naval de las costas. Aunque son medidas de difícil aplicación, porque aunque se solicita, la Armada Española no está en condiciones de salvaguardar todo el perímetro costero nacional y limítrofe con países terceros.
Frente al vínculo con Latinoamérica, guiado por Disenso, Vox fija al fundamentalismo islámico en su punto de mira. En el programa electoral aseguraban que tendrían "tolerancia cero" y que cerrarían "mezquitas o centros de culto que propaguen ideas contrarias a nuestra cultura e identidad". Y el ataque de la semana pasada en Bruselas le ha permitido vehicular todas las propuestas de julio, y otras adaptadas y nuevas, justificándose para evitar etiquetas cotidianas como la de la xenofobia.
Ante un campo que el PP se resiste a explotar, Vox ha 'renovado' su apuesta para dificultar el acceso a la nacionalidad a extranjeros llegados al país irregularmente, revisando el derecho de arraigo o de nacimiento y "resignificando la condición de ser español". También su apuesta por ampliar los supuestos de pérdida de la nacionalidad [son las propuestas 218, 219 y 220 del programa electoral, que se puede consultar aquí]. Directamente se quiere pasar de limitar a suspender los procesos de nacionalización de irregulares y de residencia, pero acotándolo a "migrantes procedentes de países islámicos" hasta que "no se pueda asegurar su correcta y pacífica integración en nuestro territorio".
Vox pide suspender los procesos de nacionalización de personas árabes hasta que se pueda asegurar su correcta y pacífica integración"
Se hace señalando que hay bajo lupa del CNI 300 lobos solitarios islámicos y que la inmigración marroquí, según el INE, es la más abundante en España y mencionando el ataque de un radical de 25 años a un sacristán en Algeciras antes de verano. También que los grandes atentados en la última década han sido protagonizados por profesantes de la religión musulmana. La apuesta por enfrentar al fundamentalismo, se reduce ahora a la procedencia árabe de manera homogénea. Sí se añaden medidas más razonables, como la expulsión de nacionalizados que respalden actos terroristas, o ampliar las competencias humanas y materiales del Estado para la lucha antiterrorista.
Frente a este acotamiento, declaraciones como las hechas el lunes por Abascal saltan el marco de lucha contra la inmigración ilegal directamente a un rechazo del multiculturalismo. Sin paliativos. "Es insoportable. Ni un inmigrante fundamentalista más en Europa. Ni una mezquita radical más. Ni un euro más a las mafias del tráfico de personas. Ni una lección más de quienes lo traen. Ni un gueto más. Defendamos Europa ya de esta lacra. El multiculturalismo es un suicidio".
Hamás y el freno a los fondos de cooperación
En ese rechazo del terrorismo islámico, y vinculándolo con la solvencia económica, Vox ha imitado una propuesta sugerida al Gobierno de Suecia por su homólogo Demócratas Suecos, para que se suspenda las ayudas de cooperación a Palestina. Ello se aplicó en el país nórdico hace una semana y media, justo cuando la UE valoraba hacer lo propio con sus propios fondos de cooperación internacional, concretamente en sus partidas a los palestinos. España ha sido muy crítico en las instancias europeas para que éstas no se cortaran, lo que ha hecho que Vox [como se explica en profundidad a continuación] recoja esa propuesta y la adapte al ámbito nacional apoyándose en el anuncio de incremento de un 30% las ayudas de este año a los palestinos a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional: se concederán en total 21,5 millones de euros. Entre 2019 y 2024 se quiere igualar las dotaciones en el lustro anterior de 100 millones a los palestinos.
La diferencia con los ultraconservadores suecos, que en su ADN desde su nacimiento en 2005 llevan la lucha contra el multiculturalismo -en una sociedad con una alta incidencia de migración árabe-, es que mientras ellos limitan la cooperación con el pueblo palestino a la ayuda humanitaria, Vox lo elude en su PNL registrada en las Cortes. La segunda de la semana tras la de las nacionalidades. Se ha añadido una tercera relacionada con la protección de los topónimos en castellano y con el problema lingüístico que perciben en Baleares y que ha generado conflicto con el PP, a quien sostienen en el gobierno de las islas.
La coyuntura canaria
Bajo el clima de inseguridad, Vox no ha renunciado a agitar la problemática real de desembarco masivo de pateras en las costas canarias para intensificar esa oposición en materia migratoria contra el Ejecutivo central. Algo que el Gobierno de Fernando Clavijo, de Coalición Canaria, y del PP, llevan denunciando desde semanas y que fue un tema de conversación entre la portavoz canaria y Sánchez en su ronda de consultas. Los populares han pedido la comparecencia del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para que rinda cuentas de una situación que ven "insostenible" y creen que desborda al dirigente. Pero omite, por el momento, ir más allá.
Vox, en cambio, ha decidido acudir al terreno, para mostrar implicación. Desde el aeropuerto de Tenerife-Norte, Abascal apuntaba: "la avalancha migratoria y la ilegal, no son una solución para nadie, solo deja víctimas. Lo son las personas que padecen el tráfico de seres humanos y que se embarcan en odiseas marítimas peligrosísimas para sus vidas (...) y lo son los ciudadanos españoles". Nuevamente, hilando el problema migratorio con "la degradación" de "los servicios sociales" y la inseguridad en las calles. Igualmente, "la libertad para las mujeres se ve amenazada", dicen.
Al cierre de esta semana, el viernes, Vox ha registrado una batería de preguntas al Gobierno para responder sobre "los ataques de las últimas semanas". Aunque incluye cuestiones que no están relacionadas con terrorismo, como el asalto "de un hombre de origen magrebí a una vivienda en Valencia y la violación de una mujer en su interior". Lo publicó el diario Levante EMV. Si menciona dos "asaltos" individuales con cuchillo y machete en El Prat de Llobregat y en Mataró de hombres de origen marroquí a grito de Allah Akbar. En concreto se pregunta sobre la información que se tiene de los hechos; los antecedentes con los que contaban los detenidos; de tenerlas, por qué no se ejecutó una órdenes de expulsión; y sobre qué medidas trabaja el Gobierno para garantizar la seguridad ciudadana.
El PP, por su parte, está limitando su acción de oposición a la amnistía y a la necesidad de reanudar las labores de control del Ejecutivo en la cámara baja, que entienden como "secuestrado" por la presidenta del Congreso, Francina Armengol. Reprochan que ésta no ponga fecha a la investidura de Sánchez siguiendo los procesos del reglamento, y que se use el estadio de "en funciones" del PSOE y sus socios para eludir una rendición de cuentas que Mariano Rajoy si hizo en 2016. Igualmente, se lamenta que no se convoque a la Mesa y a la Junta de Portavoces para revisar y dar luz verde a las iniciativas presentadas. Entre ellas las comparecencias solicitadas por Génova, y las medidas descritas de Vox.
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