Sumar, que hizo bandera de la causa saharaui en la campaña electoral del 23-J, ha renunciado a reivindicar la posición saharaui en el acuerdo para reeditar el Gobierno de coalición con el PSOE. El asunto, tras una legislatura marcada por el histórico cambio de posición en el conflicto de la ex colonia española, ni siquiera aparece en las 48 páginas del documento presentado este martes por Pedro Sánchez y Yolanda Díaz.
El Sáhara y la posición hacia Marruecos no se menciona en el último de los epígrafes, el que bajo el título de "Una España abierta al mundo y con voz propia en el escenario internacional" dedica dos páginas a la política exterior del próximo Ejecutivo, con la duda de quién la asumirá y si continuará al frente el socialista José Manuel Albares.
En cambio, Sumar y PSOE sí han consensuado una posición sobre Palestina en plena escalada militar en Gaza, tras el ataque de Hamás y los bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza. "El Gobierno de España trabajará activamente para favorecer las vías diplomáticas que permitan avanzar hacia la paz en Oriente Medio y entre Israel y Palestina, en el marco de las resoluciones de las Naciones Unidas y garantizando el respecto al derecho internacional", establece el documento.
El pacto incluye el compromiso de apostar por el reconocimiento del Estado palestino conformemente a la Resolución del Congreso de los Diputados de 18 de noviembre de 2014. Durante las negociaciones, Sumar había solicitado la declaración unilateral del Estado de Palestina.
Sumar llevó en julio a su programa electoral su compromiso de revertir el histórico cambio de posición en el litigio del Sáhara Occidental que en marzo de 2022 protagonizó Pedro Sánchez en la carta enviada a Mohamed VI en la que respaldaba el plan de autonomía marroquí para la ex colonia española. Una decisión de la que se había desligado Unidas Podemos tras hacerse pública la misiva pero que no supuso su salida del Ejecutivo.
"Daremos marcha atrás con celeridad al cambio de posición adoptado en 2022 con respecto al Sáhara Occidental y utilizaremos todos los canales de influencia en el conflicto para apoyar plenamente el derecho a la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental, en el seno de las Naciones Unidas, impulsando el trabajo de la Minurso, y tanto en las instancias regionales como en las relaciones bilaterales con su Vecindad Sur", señaló el programa electoral de la coalición que lidera Yolanda Díaz.
La posición de Sumar en el litigio que ha marcado la legislatura y en el giro copernicano con el que el PSOE trató de cerrar la crisis diplomática con Marruecos era una de las incógnitas del movimiento en política exterior tras las sucesivas declaraciones de su número dos por Madrid, el ex embajador Agustín Santos Maraver, en las que evitaba calificar a Marruecos de dictadura -tal y como manifestó Díaz hace meses- y consideraba poco viable la celebración de un referéndum de autodeterminación en el Sáhara Occidental.
El programa de Sumar evitó mencionar a Marruecos. Lo hacía solo en una ocasión para subrayar que la confluencia "trabajará desde la Unión Europea para defender el cumplimiento de las sentencias de la justicia europea relativas al Sáhara Occidental y revisar, en consecuencia, los diferentes acuerdos entre la Unión Europea y Marruecos que puedan afectar al Sáhara Occidental", especialmente relevantes en el asunto de los recursos naturales del territorio ocupado desde 1976 por Rabat.
"Construiremos una visión estratégica hacia nuestra Vecindad Sur que acompase intereses y valores y supere la visión dicotómica que reduce estas relaciones de vecindad al prisma exclusivo de cooperación o conflicto en la región del Magreb. En situaciones de tensión, apostaremos por el diálogo, sin abandonar los valores y objetivos propios, evitando una política puramente reactiva y poniendo siempre los derechos humanos en el centro", deslizaba el documento a propósito del norte de África.
Asimismo, el programa apostó por dotar a España de "un papel más activo en la mediación y la resolución pacífica y dialogada en los conflictos en los que la diplomacia española tenga un valor añadido, como los del Sáhara Occidental, Palestina, Colombia, Haití, Ucrania o Sahel". Una posición a la que, al menos en el contencioso saharaui, Madrid renunció tras romper 47 años de neutralidad activa en el conflicto y perder la interlocución con el Frente Polisario y abrir una crisis aún vigente con Argelia, su garante internacional.
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