En EH Bildu no se han olvidado de lo que consideran una deuda del Partido Socialista que aún debe saldar. Han pasado más de cuatro meses y la espina más dolorosa del último proceso electoral municipal sigue siendo Pamplona. La izquierda abertzale sigue reclamando al PSN su apoyo al sentirse legitimado para ocupar la alcaldía de la capital navarra, como formación que lidera el bloque ‘progresista y vasquista’ del Consistorio. El consistorio lo gobierna Unión del Pueblo Navarro (UPN) y sólo una moción de censura con el respaldo suficiente cambiaría el panorama.
El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi volvió a reclamarlo ayer. Es “la lógica” que están aplicando las formaciones “progresistas” en su actuación en bloque en otras instituciones, dijo, y que en el caso del Ayuntamiento pamplonés se frustró por culpa de los socialistas, permitiendo a UPN gobernar.
En Bildu recuerdan que ellos ya facilitaron a María Chivite ser la presidenta de Navarra, sin aparentemente pedir nada a cambio, y que ahora van a hacer lo mismo con Pedro Sánchez dándole los seis síes de sus diputados en la Cámara Baja. Por ahora, salvo Sumar, Bildu es la única formación que ha confirmado su apoyo expreso al candidato Sánchez. La cuestión, es el precio. Otegi ya ha avanzado que el “debate central” de la legislatura será el “reconocimiento nacional de Euskal Herria y Cataluña” pero que con eso no bastará.
El líder abertzale no oculta que “sobre la mesa” hay otras cuestiones y la posibilidad de una moción de censura en el Ayuntamiento de Pamplona es algo “que pusimos desde el primer momento”. Para ello necesitarían que el PSN respaldara a Joseba Asirón, el candidato de Bildu, y que junto a Geroa Bai y Podemos dieran forma a una mayoría (16 concejales) que se impusiera a los 11 concejales que suman UPN y PP en el Ayuntamiento de Pamplona.
Geroa Bai lo reclama "fervientemente"
Los socialistas guardaron la incógnita hasta el último minuto durante el proceso de conformación de los ayuntamientos. EH Bildu entendía que el intercambio de apoyos, en la Cámara Foral ellos apoyarían la investidura de Chivite –como hicieron- y el PSN debería haber correspondido en el Ayuntamiento para hacer alcalde a Asirón. Los socialistas no lo compartieron y facilitaron, de modo indirecto, que la actual alcaldesa, Cristina Ibarrola, asumiera el Gobierno municipal.
Desde entonces EH Bildu entiende que el PSN de Chivite tiene una deuda que saldar. Al menos una parte de la misma ya está pagada. El pasado 6 de octubre el PSN facilitó al candidato de la izquierda abertzale, el alcalde de Tafalla, Xabier Alcuaz, ocupar la presidencia de la Federación Navarra de Municipios y Concejos. El entendimiento está llevando además a que la alianza pueda forzar la salida de UPN de las comisiones importantes de este importante organismo.
Sin embargo, los de Otegi insisten en el Ayuntamiento de Pamplona. También desde el PNV. La marca en la que está integrado el partido de Ortuzar, Geroa Bai, elevó la presión para promover una moción de censura entre las formaciones progresistas con una comparecencia en la que no ocultó que deseaba “fervientemente” que se presentara. Geroa Bai sólo pidió que esta no esté vinculada a la negociación de investidura de Pedro Sánchez.
Ayer Otegi también reclamó de nuevo dar este paso una vez transcurridos cuatro meses desde la renovación del Consistorio el pasado 17 de junio. Lo hizo separando esta cuestión de la negociación por la investidura de Sánchez pero insistiendo en que es algo que “está en la mesa”. El líder abertzale subraya que en las instituciones donde las mayorías progresistas han tenido opciones de liderar instituciones éstas han recaído en los partidos que las lideraban. Por ello, se preguntó por qué en Pamplona “¿no aplicamos la misma lógica?”.
Un gobierno de "inacción y paralización"
Desde el PSN por ahora no se descarta ni se rechaza de modo claro si pagarán ‘la deuda’ que les reclama Bildu. El juego algo ambiguo en torno a esta posibilidad incluso ha forzado a la portavoz del PSN en el Ayuntamiento de la capital navarra, Elma Saiz, a tener que matizar sus propias declaraciones en las que inicialmente insinuó que la presentación de una moción de censura en el Consistorio podría estar vinculada a la investidura de Sánchez. En el PSN se han limitado a reiterar en todos estos meses lo que consideran que el balance de Cristina Ibarrola como alcaldesa de Pamplona es una “inacción y paralización” inasumible. Acusaciones que han completado con lo que consideran que una política de “confrontación” llevada a caco desde el Consistorio hacia el Gobierno de Navarra de Chivite, además de una ausencia de diálogo por parte del equipo de Ibarrola con la oposición.
Crítica en la que han coincidido todos los partidos de la oposición en una suerte de estrategia coordinada en la que ponen en cuestión al Gobierno municipal por actuar de modo unilateral. Hasta el momento UPN ha evitado dar credibilidad a la cuestión de la moción de censura que ha sobrevolado desde el primer día en el que Ibarrola fue investida alcaldesa. “No le he dedicado a esta cuestión ni medio segundo”, aseguró ayer la propia Ibarrola. Considera que las llamadas a promover una moción de censura son hoy por hoy, “ciencia ficción”.
Lo que sí ha podido comprobar es que todos los partidos de la oposición han evitado cerrar acuerdos con UPN y amenazan con hacer imposible la aprobación de las que serían las primeras cuentas de Ibarrola. La alcaldesa ya ha señalado que en caso de no contar con presupuestos prorrogará los actuales para llevar adelante sus proyectos.
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