El acuerdo entre PSOE y Junts ha provocado una nueva línea de fractura en el independentismo catalán. JxCat salta de bloque tras la entente de Carles Puigdemont con los socialistas para entrar en la política institucional, mientras la CUP en el terreno de los partidos, y la ANC en el de las entidades, quedan ahora al margen del bloque central del independentismo como únicos defensores de la vía unilateral. "No hemos tenido que pasar página ni pedir perdón" se vanagloriaba Puigdemont tras la firma del acuerdo, para asegurar que siguen defendiendo la "vigencia" del 1-O; pero su partido ha dejado atrás la "confrontación" sistemática con el PSOE.

La primera traslación de ese cambio se vivió este mismo jueves en el Parlament: la soledad de la CUP en defensa de un referéndum de independencia. "No estamos en 2017" le respondieron al unísono los grupos de ERC y Junts, en un debate que no siguió buena parte de la bancada de JxCat, que a esa hora ya volaba hacia Bruselas para ratificar el pacto.

Con la amnistía pactada con el PSOE pendiente de registro, Junts y Esquerra se abstuvieron en la moción de los anticapitalistas, rechazada con los votos en contra de PSC, Comunes, PP y Vox -Cs no participó en la votación de un texto que denunció por inconstitucional-. La tarde anterior, desde Junts ya vaticinaban la derrota de la moción de la CUP, que reclamaba la redacción de una nueva Ley de referéndum para celebrar la consulta en 2025.

La ANC denuncia la españolización de Cataluña y reclama levantar la suspensión de la declaración de independencia

Los antisistema sólo encontraron complicidad en la ANC, que a esa misma hora registraba en el Parlament una moción en la que aboga porque la cámara autonómica se posicione en contra del pacto de investidura y "levantar la suspensión de la declaración de independencia". La presidenta de la Asamblea, Dolors Feliu, denunció la "españolización de Cataluña" con unos pactos de JxCat y ERC que suponen una "normalización" del conflicto político y que "abandonan la idea de la independencia" de Catalunya. "No vamos por el buen camino si lo único que hacemos es dar alas al españolismo", concluyó.

Un acuerdo que afecta a los tres primeros grupos del Parlament: PSC, ERC y Junts. Un día antes, la Asamblea acusaba su propia soledad al convertirse en el único actor independentista que no fue convocado por Òmnium para protestar contra las imputaciones por terrorismo en la causa de Tsunami Democràtic.

Competencia con ERC

El giro de Junts no implica, sin embargo, el final de la competencia con Esquerra, aunque los republicanos confían en que su incorporación al bloque de la investidura les ahorre el desgaste sufrido en el último años ante el electorado independentista. El president Pere Aragonès se felicitaba este jueves por la apertura de "una nueva etapa" y por la "coincidencia en la vía de la negociación para conseguir" los objetivos compartidos por Junts y Esquerra.

Ambos partidos han reivindicado en sus acuerdos con el PSOE la mejora de la financiación autonómica y el reconocimiento nacional de Cataluña, además de negociaciones bilaterales Gobierno-Generalitat. Pero la coincidencia de objetivos no garantiza en absoluto la coordinación entre dos partidos que compiten por el mismo espacio electoral. Algo que ya quedó claro tanto en la intervención de Puigdemont como las reacciones en la órbita de Esquerrra.

"Que quede claro que para hacer lo mismo que se ha hecho y dicho en estos últimos cuatro años, Junts no hace ninguna falta" advertía Puigdemont en clara referencia a sus ex socios de ERC. Los acuerdos "a cambio de nada han ido a la papelera de la historia" insistía el ex president. "A diferencia de la legislatura pasada, Pedro Sánchez se lo tendrá que ganar todo acuerdo a acuerdo".

La respuesta llegaba del ex líder de Esquerra en el Congreso, Joan Tardà, que ironizaba en Twitter: "vosotros sí que sabéis y como los botiflers (traidores) de Esquerra". Tardà se refería así a los ataques recibidos por los republicanos durante la última legislatura española a cuenta de sus pactos con el PSOE.

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