Dos agentes de Policía Nacional han pedido ser parte en la acusación de la causa de Tsunami Democrátic por las lesiones que sufrieron en 2019 debido al "terrorismo callejero" de los grupos radicales independentista.
En un escrito al que ha tenido acceso El Independiente, el despacho Fuster-Fabra, que lleva la defensa de ambos policías, apunta que sus clientes estuvieron protegiendo la Jefatura Superior de Policía de Barcelona, situada en Vía Laietana, donde se produjeron los episodios más violentos tras conocerse la sentencia del procès.
El juez de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, ha procesado a 12 personas por delitos de terrorismo por la organización de aquellas revueltas. Entre los investigados está el ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y la líder de ERC, Marta Rovira, ambos fugados de la Justicia en Europa.
La reciente ley de amnistía registrada por el PSOE en el Congreso para conseguir los votos de los partidos independentistas en la investidura de Pedro Sánchez borra los delitos de esta causa siempre que no haya sentencia firme contra ella.
Vía Laietana y Urquinaona
El escrito del bufete de abogados relata que el 18 de octubre de 2019, se convocaron distintas manifestaciones, como una huelga general, piquetes o las Marchas por la Libertad, capitaneadas por ANC y Omnium Cultural. A media mañana, los manifestantes de Vía Laietana empezaron con los actos violentos lanzando "botellas de cristal llenas, piedras, tornillería, rodamientos
metálicos o latas de cerveza" y a corear "fuera las fuerzas de ocupación" o "si tienes un hijo subnormal que sea policia nacional". Sobre las 14 horas, un grupo de encapuchados se unió "usando técnicas de combate similares al terrorismo callejero practicado en comunidades autónomas como el País Vasco", reza el escrito.
En medio de aquella batalla, uno de los policías que ahora pide personarse en la causa recibió "el impacto de una botella rota, cayendo al suelo y notando un fuerte dolor fruto de esa lesión", por lo que tuvo que ser atendido por el jefe del equipo de la Unidad de Intervención Policial (UIP, los conocidos como antidisturbios).
Por la tarde el nivel de violencia se incrementó. En la Plaza de Urquinaona, los radicales comenzaron a lanzar "adoquines, piedras, bolas metálicas de petanca, bengalas, cócteles molotov, ácido y material metálico de bricolaje". El mismo agente que sufrió una lesión en la mano, "recibió un impacto muy fuerte de un objeto lanzado por los manifestantes que golpeó sobre el lado derecho de su casco, cayendo al suelo desplomado y perdiendo el conocimiento por completo".
El segundo agente, que también estaba por la tarde en la plaza donde se vivió una batalla campal, fue víctima de "un fuerte impacto en su mano, mientras formaba parte del operativo, sufriendo una grave fractura abierta en el radio de su brazo derecho con desplazamiento, y que, tras varias intervenciones quirúrgicas, y como consecuencia de la gravedad de la lesión, al no reunir las condiciones físicas necesarias para seguir ejerciendo como policía, ha sido jubilado a la edad de 45 años". Otros dos policías han tenido que retirarse del servicio activo a raíz de aquellos incidentes.
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