La Policía sigue investigando la identidad de los radicales que en los últimos días se han manifestado en las sedes del PSOE, principalmente en la madrileña calle Ferraz por la virulencia de las protestas y los destrozos causados. Según ha podido saber El Independiente, los agentes de la Brigada Provincial de Información están revisando las imágenes de los medios de comunicación para ponerle nombres a ciertos individuos.

Muchos de los ultras son viejos conocidos de la Policía. Son militantes con larga trayectoria en formaciones neonazis o partidos de extrema derecha. Los agentes controlan a estos grupos para adelantarse a sus movimientos o poder perseguirlos en caso de cometer algún delito.

En Ferraz, que ha aglutinado algún día a mas de 10.000 personas, se han dado cita una amalgama de grupúsculos radicales que han causado destrozos del mobiliario y lesiones a los agentes de las Unidades de Intervención Policial (UIP, los conocidos antidisturbios). Son un grupo de entre 300 y 400 personas, que en las últimas horas de las concentraciones han roto el cordón policial y se han enfrentado a los policías.

La mayoría de las protestas no han sido comunicadas a la Delegación del Gobierno, por lo que formalmente no hay una persona detrás de las mismas. La ley mordaza considera como muy graves las reuniones o manifestaciones no comunicadas y las sanciona con multas que van desde los 30.001 a 600.000 euros.

Las investigaciones para poner nombre a los ultras comenzaron desde el primer día. Fuentes policiales asumieron que es "muy difícil" saber quién y cómo realiza las convocatorias ya que muchas de las comunicaciones se realizan de manera informal a través de grupos de mensajería privados. Además muchos se tapan el costro con pañuelos, pasamontañas y otras prendeas, lo que dificulta su identificación.

Por eso los servicios de Información están recopilando las imágenes de los medios de comunicación, tanto escritos como televisivos, en busca de pistas que les ayuden a situar a los cabecillas de las revueltas.

Otros grupos

Además de los radicales de extrema derecha, la semana pasada un multitudinario grupo partió desde el Parque del Oeste de Madrid hasta el Congreso. Lo hizo cortando la Gran Vía y terminó con una sentada delante de las vallas de seguridad delante de la Puerta de los Leones. Hay dos cabecillas identificados en ese grupo. El primero es el propietario de la empresa Desokupa, Daniel Estevez, y el otro Alvise Pérez, un conocido agitador en redes de posicionamientos radicales.

En su canal de Telegram, el segundo ha ido compartiendo localizaciones en Google Maps para dirigir a la gente, así como indicaciones de como "neutralizar" a los antidisturbios. "Necesitamos vídeos de policías agrediendo a manifestantes", llegó a escribir en lo que parecía un manual del manifestante de baja calidad.

Esta forma de actuar, de coordinación, organización y dar órdenes, son parecidas a las que Tsunami Democràtic daba a través de su aplicación de mensajería en 2019 para protestar por la sentencia del procès. En la Audiencia Nacional, una docena de personas acaban de ser procesadas por terrorismo por aquellos hechos, y el juez Manuel García Castellón intenta averiguar quiénes fueron los promotores y alentadores de las revueltas de hace cuatro años, aunque el texto de la amnistía registrado este lunes incluiría la causa dentro de la ley.