Los diputados de Sumar han aparecido este miércoles por el Congreso de los Diputados, en la primera jornada de la investidura de Pedro Sánchez, con un pin de sandía en la solapa, un símbolo acuñado recientemente por los activistas pro palestinos para representar a Palestina y sortear la censura en algunas redes sociales.
"Las diputadas y diputados de Sumar llevan hoy el símbolo de la sandía en solidaridad con el pueblo palestino. Esta investidura también va a poner fin a la barbarie", indica Sumar en sus redes sociales. Un texto acompañado por una imagen de Yolanda Díaz con el pin. El icono, no obstante, no ha sido empleado por todos los diputados del grupo. La ministra de Derechos Sociales en funciones y líder de Podemos, Ione Belarra, ha asistido con una kufiya (pañuelo palestino).
Unos detalles que han servido de munición por los partidarios de Podemos en las redes sociales, que han afeado a Yolanda Díaz lo que consideran su predilección por los detalles estéticos en lugar de vocear la condena clara al genocidio palestino que atribuyen a las últimas declaraciones de Belarra, exigiendo que Benjamin Netanyahu sea llevado ante la Corte Penal Internacional y se proceda a la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel.
No existe expresamente ninguna prohibición de exhibir banderas en el Congreso de los Diputados por parte de sus señorías. El artículo 103.3 del Reglamento del Congreso prevé que se llame al orden al diputado que con interrupciones o de cualquier otra forma alterare el orden de las sesiones, mientras que el 104 admite que se expulse del salón de sesiones al que hubiera recibido tres llamadas al orden. El 103.3 fue invocado durante la pasada legislatura cuando diputados de Unidas Podemos desplegaron banderas saharauis en un pleno en protesta por el cambio de posición de Sánchez en el contencioso de la ex colonia española.
El icono de la sandía se ha extendido recientemente entre los activistas de la causa palestina.""Como resultado de que plataformas de medios sociales como Facebook censuren el contenido palestino, incluida la bandera palestina, las imágenes de rodajas de sandía se han vuelto omnipresentes en los círculos pro palestinos", explica la web Decolonizepalestine.
El icono de la sandía, ¿un mito?
Según la web, la elección de la fruta -que coincide con los colores de la enseña palestina: rojo y verde- surge como respuesta a "la prohibición israelí de cualquier cosa palestina que pudiera interpretarse como una declaración política o que mostrara imágenes nacionalistas, incluida la bandera palestina".
"Los defensores de la sandía afirman que después de que Israel prohibiera los colores de la bandera palestina, los palestinos recurrieron a exhibir rodajas de sandía en su lugar, ya que imitaban los colores de la bandera: rojo, negro, verde y blanco. Este método para eludir a los censores israelíes prosperó supuestamente durante la primera Intifada, donde se convirtió en una práctica generalizada", indica la página web de información palestina, que -sin embargo- cuestiona este relato.
Un icono sin origen histórico
"Sospechamos que esta creencia surgió de un malentendido derivado de esta entrevista con Sliman Mansour, destacado artista palestino. La exposición de Mansour y sus compañeros fue clausurada debido a su 'naturaleza política'. No sólo no estaba permitida la bandera palestina, sino que todo lo que imitara sus colores estaba totalmente prohibido. Entonces, uno de los artistas preguntó: "¿Y si hiciera una flor de rojo, verde, negro y blanco?". A lo que el soldado respondió: 'Será confiscada. Incluso si pintas una sandía, te la confiscarán'. El propio Mansour no recuerda que ningún artista utilizara la sandía en su arte como declaración política. Todo era tan hipotético como la mencionada flor por la que preguntó su colega".
La propia web, que asegura haber indagado en el origen del uso del icono sin hallar pruebas históricas, muestra su preocupación por que "su protagonismo ahistórico represente el último intento de política de respetabilidad dentro de los círculos de solidaridad con Palestina". "Puede tener sus usos, pero los intentos de sus creadores de reivindicarlo como una tradición política de la Intifada quizá sean equivocados en el mejor de los casos, y malintencionados en el peor. A diferencia de los israelíes, nosotros no necesitamos exagerar ni conjurar acontecimientos históricos de la nada. Como siempre, la verdad está de nuestro lado", concluye el sitio web.
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