Es uno de los pesos pesados del PSOE, la mano derecha de Pedro Sánchez. Algunos lo llaman el fontanero de La Moncloa. Un negociador nato que hace y deshace, siempre a merced de lo que mande el presidente. Normalmente lo hace en secreto, no vaya a hacer ruido. Pero en la sombra, Félix Bolaños ha sido el encargado de negociar los asuntos más importantes de la legislatura. Desde la exhumación del cadáver de Franco, la coalición con Podemos o los indultos del «procés». Comenzó como secretario general de la Presidencia, más tarde se hizo con la cartera de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática que dejó la vicepresidenta Carmen Calvo al salir del ejecutivo, y ahora se mantiene fiel a Sánchez, esta vez en el ministerio de Justicia.
Nació el 17 de diciembre de 1975 en Madrid, hijo único de dos emigrantes que se habían conocido en Munich en los 60, donde trabajaban como operarios en una fábrica. Volvieron para instalarse en Madrid y abrir una pajarería en Móstoles. Bolaños nació en la capital. Ahí estudió Derecho en la Universidad Complutense, sacó el primer puesto en los cursos generales de la Abogacía y Derecho Laboral, comenzó a dar sus primeros pasos en el bufete Uría Menéndez, y ya en 2005, entró como letrado asesor en el Banco de España. Años más tarde, recibió la llamada de Sánchez y abandonó el Banco de España para entrar en el Gobierno.
Socialista tras el tamayazo
Bolaños se afilió al PSOE tras el tamayazo que tuvo lugar en 2003, el mayor caso de transfuguismo político de la capital, en el que dos diputados socialistas de la Asamblea de la Comunidad de Madrid, Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, impidieron con su abstención la que iba a ser la investidura de su compañero de partido, Rafael Simancas y le dieron la presidencia a Esperanza Aguirre (PP).
Era militante en Aluche y daba asesoría jurídica a inmigrantes y personas necesitadas. También lo hacía con sus compañeros. Lo hizo incluso con un joven Pedro Sánchez, que nada tenía de presidente aún. En unas fiestas de 2014 que tuvieron lugar en el municipio, Bolaños se ofreció a ayudarle con el tema jurídico si finalmente se presentaba a secretario general del partido. Formaba parte del Comité Regional madrileño y fue secretario de la Comisión Federal de Ética y Garantías y de la Fundación Pablo Iglesias.
El sucesor de Iván Redondo
En junio de 2018 Pedro Sánchez le llamó y fue nombrado secretario general de la Presidencia del Gobierno. Desde el primer momento se convirtió en la sombra de Sánchez. Al principio lo hacia junto a Iván Redondo, el que fue director del Gabinete de la Presidencia hasta 2021, conocido como la mano derecha del presidente por aquella época. Bien es sabido que Bolaños y Redondo formaban un tándem a la sombra de Sánchez. Incluso los llamaban Oliver y Benji. Pero la salida de Redondo hizo que Bolaños se convirtiera en la máxima confianza del líder socialista.
Prueba de ello son la cantidad de asuntos que le ha dejado en su mano: exhumación del cadáver de Franco, la coalición con Unidas Podemos y el "pacto del abrazo", las negociaciones por la renovación con el PP del CGPJ, los indultos del «procés», las conversaciones con Cataluña y el estado de alarma.
Cuando entró en el ejecutivo no era ministro, tampoco es que quisiera serlo. Como dijo nada más recibir la cartera en 2021 con la remodelación que llevó a cabo Sánchez del ejecutivo, "ser ministro ni se puede pedir, ni se puede rechazar". Muy en su línea.
Exhumación de Franco
Conocido por su seriedad y por su discreción en las negociaciones, ha sido el artífice de hechos históricos como la exhumación de Franco. Bolaños jugó un papel fundamental. Lo ideó, lo planificó y lo llevó a cabo. Fue el encargado de lidiar con la familia Franco y estuvo presente el 24 de octubre en representación del Gobierno junto a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, y el subsecretario del ministerio de Presidencia, Antonio Hidalgo.
Una foto para la historia. El féretro con los restos de Franco sale de la basílica del Valle de los Caídos.
Exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos.
A mediados de agosto de este año, un mes después de celebrarse las elecciones generales, las negociaciones para la Mesa del Congreso estaban encima de la mesa. Bolaños volvió varios días antes de vacaciones y pilotó el diálogo con los independentistas y con Sumar.
El fracaso de la moción de Murcia
Desde que su nombre empezó a sonar como uno de los pesos pesados del ejecutivo, el ministro ha protagonizado las negociaciones más importantes, pero no siempre han ido bien. Desde la misma sede del partido socialista en Madrid, Bolaños quiso promover una moción de censura en Murcia que, como se sabe, fue un fiasco y uno de los principales fracasos del ministro.
Su intención era aprovechar la crisis interna de Ciudadanos para impulsar mociones de censura por toda España en contra de los pactos de gobierno que mantenía en el poder al Partido Popular. Pero la moción no salió como se esperaba. De hecho, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, aprovechó la oportunidad, adelantó elecciones y se hizo con la mayoría absoluta mientras Más Madrid superó al PSOE en votos.
Tensión entre Bolaños y Ayuso el Dos de Mayo
Las tensiones entre el Gobierno y la Comunidad de Madrid cada vez son más evidentes. El pasado 2 de mayo, Bolaños protagonizó una de las polémicas con Ayuso. El día de la región madrileña, dos empleadas de la Administración regional le cortaron el paso al ministro de la Presidencia a la tribuna del desfile del Dos de Mayo.
Desde la Comunidad aseguraron que el ministro de Presidencia, que sí acudió el año pasado en lugar de Pedro Sánchez, no había sido invitado a los actos, por lo que vieron su asistencia como "una provocación".
Los retos a los que se enfrenta en Justicia
Bolaños es la mano derecha de Sánchez y esta nueva cartera demuestra la confianza que el presidente ha depositado en él. En el ministerio de Justicia, una de las carteras más importantes del ejecutivo, Bolaños se enfrentará a una de las tareas más controvertidas: la renovación del CGPJ. Además, el político ya tiene experiencia en el tema, fue uno de los encargados en las negociaciones con el PP para renovar el poder judicial.
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Para apagar fuegos, los bomberos. Los fontaneros, para las cañerías y Bolaños pinta de especialista en fecales y cloacas.