"Querida ministra Belarra, hoy Pedro Sánchez nos echa de este gobierno por haber hecho lo que dijimos que haríamos, poner las instituciones al servicio del avance en derechos feministas y rompe con ello la unidad de un bloque democrático. Que viva la furia trans. Que viva el orgullo LGTBI. Que viva la lucha antirracista. Que viva la lucha de las mujeres.". El martes pasado la ya ex titular de Igualdad Irene Montero aprovechó el traspaso de carteras en el que ya no será su Ministerio para hacer un mitin político ante la estupefacción de su sucesora, la socialista Ana Redondo, obligada a aplaudir tímidamente un discurso en el que, entre otras cosas, la saliente le dijo que "incomodara" a los amigos de 40 y 50 años del presidente del Gobierno.
Para muchos observadores, la performance constituyó "el primer acto electoral de Montero para las elecciones europeas", dando carta de naturaleza a lo que ya nadie se molesta siquiera en disimular, esto es, que Podemos no concurrirá bajo el paraguas de Sumar a los comicios del Parlamento Europeo del próximo 9 de junio y que la lista la encabezará la ex ministra.
Asimismo, cada vez son más recurrentes los rumores de que no irá en esa candidatura como única figura estelar, pues Pablo Iglesias se estaría planteando darle impulso también con su presencia, regresar a la primera línea política, en un intento por reproducir la epopeya de 2014, cuando, de forma inopinada, un recién creado partido llamado Podemos, consiguió nada menos que cinco eurodiputados. Fue la gran sorpresa de la noche para unas empresas demoscópicas incapaces de detectar por debajo del radar. Sólo la cofundadora de Podemos y socióloga Carolina Bescansa percibió ese mar de fondo y confirmó a los suyos que había agua en la piscina.
En Podemos están convencidos de tener cierto margen de recuperación por no estar en el Gobierno
En Podemos están convencidos de tener cierto margen de recuperación, precisamente, por no estar en el Gobierno y aparecer como una especie de izquierda pura y "no servil" de los poderes económicos, judiciales y mediáticos, como dijo recientemente la también ex ministra Ione Belarra. Además, creen tener a una militancia cada vez más hiperventilada, muy motivada y ahora espoleada por un sentimiento de agravio del que responsabilizan directamente a Yolanda Díaz. Belarra apuntó este sábado en ese sentido em el Consejo Ciudadano Estatal al afirmar que Podemos "ni agacha la cabeza ni se rinde". "Mucha gente nos necesita y solo tienen a Podemos".
La última consulta a los adscritos movilizó a 55.372 personas, de las cuales, el 86 por ciento, votó a favor de apoyar la investidura de Pedro Sánchez, pero sólo y exclusivamente eso, como se apresuraron en puntualizar desde Podemos. Lo cierto es que poco antes aprobaron un nuevo documento estratégico destinado a marcar distancias con Sumar en el que la cifra de participación fue considerablemente menor, esto es, 30.883 inscritos, aunque, curiosamente, el porcentaje de apoyo también fue del 86 por ciento.
La pregunta hoy, como en 2019, vuelve a ser la misma. ¿Hay agua en la piscina? Y los morados creen que sí, a pesar de los constantes descalabros electorales sufridos en los últimos años hasta quedar en los huesos de representación institucional. Pero en las elecciones europeas la circunscripción es única, nacional, sin reparto de restos ni votos que se quedan sin escaño. Se puede conseguir eurodiputado con porcentajes muy bajos de voto.
En las europeas de 2019, la coalición electoral CEUS formada por PNV, CC o Geroa Bai, entre otros , consiguió sentarse en el Parlamento de Estrasburgo con un 2,83 por ciento del voto y 633.265 papeletas. Pero cinco años antes, "Primavera Europea" lo hizo con poco más de 300.000 votos y un muy exiguo 1,92 de porcentaje de voto.
Otra opción para los morados es unirse a la candidatura de ERC y Bildu para las europeas, aunque los de Gabriel Rufián no lo ven. Y eso a pesar de compartir dos fobias, esto es, a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y a los comunes de Ada Colau, con la que Iglesias está enfrentado y los republicanos luchan por una base electoral coincidente.
Pero para poder llegar al 9 de junio con alguna posibilidad de éxito hay que hacer mucho ruido, sobre todo, cuando careces del foco que da un Ministerio y del acta de diputada. Irene Montero se refugia en las redes sociales y en Canal Red, el órgano de expresión de Podemos, pero será cuestión de tiempo que consiga mantener algo de atención mediática. Su principal sostén será Belarra, quien desde la exclusión de Podemos del Consejo de Ministros no deja pasar la ocasión de lanzar mensajes a Sumar, al igual que los coportavoces Pablo Fernández e Isa Serra.
En solo una semana han afirmado que Díaz les veta en el Gobierno para que el PSOE no reciba criticas "incómodas"; Montero acusa a Sánchez de "romper la unidad del bloque democrático"; apuntan a que Sumar les puede echar al Grupo Mixto; advierten que solo llegarán a acuerdos de unidad con Sumar "cuando sean útiles" y exigen tener voz propia en la negociación de los Presupuestos, al tiempo, arremeten contra Sánchez por entrevistarse con el "genocida" Benjamín Netanyahu.
Es una vuelta a la épica de los orígenes, aunque desde sectores de Sumar subrayan que desde aquel momento fundacional de 2014 a ahora "han pasado muchas cosas. Ya no hay 15-M, no eres nuevo, has estado en el Gobierno, tienes un chalet de un millón de euros y el lastre de la ley del 'sólo sí es sí' negándote en redondo a admitir ningún error mientras los delincuentes sexuales veían rebajadas sus penas o salían a la calle".
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