Han sido las 24 horas más convulsas que se recuerdan desde hace mucho tiempo en el PNV. Ni siquiera el revés electoral del 23-J las produjo. El tiempo transcurrido desde la filtración de que Urkullu no sería el candidato hasta el anuncio de su sucesor en la carrera de las próximas autonómicas costará olvidarlo. Este mediodía el PNV intentará escenificar que la herida no es profunda, que las aguas aparentan ser mansas y que no existe fractura interna alguna. Lo hará en Sukarrieta, en la localidad vizcaína donde está enterrado Sabino Arana, su fundador. Será un acto con flores ante su tumba, misa en su memoria y discurso del presidente, Andoni Ortuzar. Se anuncia la presencia del lehendakari Urkullu, y, quien sabe, si también será el primer acto público del ya proclamado candidato a sucederle. El tiempo apremia y al aspirante, gran desconocido para la sociedad vasca, le resta mucho camino para ser visto como una apuesta sólida.  

El partido que tiene a gala medir como nadie los tiempos, que presume de aplicar procesos de elección de candidatos a doble vuelta poco frecuentes en política y de arropar a sus aspirantes con la fuerza y el calor de la estructura política e institucional más extensa de Euskadi, se ha visto sobrepasado. El particular ‘inicio de campaña’ del PNV muestra el difícil momento por el que atraviesa la formación nacionalista. Sus movimientos denotan nerviosismo, cuando no una sensación de incertidumbre y cierta improvisación. Nada parecido a la solvencia orgánica y organizativa con la que siempre se le ha asociado.  

El PNV llevaba semanas retrasando la decisión. Las dudas del paso que debía dar lo provocaban. Mientras el resto de formaciones engrasaban su maquinaria electoral y el propio Urkullu reivindicaba su gestión casi a diario en sus actos institucionales, en Sabin Etxea evitaban dar pistas. Incluso habían logrado extender la idea de que la premura de plazos y la disposición de Iñigo Urkullu a seguir lo convertían en la apuesta para aspirar a un cuarto mandato. Pocos, prácticamente nadie, dudaba. Pero bastó una filtración interna para mover el suelo de toda la formación. El lunes el EBB se reunía con Urkullu y abordaba la cuestión. El jueves, las direcciones territoriales le comunicaban que no contaban con él. Sólo horas después, la noticia se filtró y obligó al PNV a frenar el revuelo y parar el desgaste que se sumaba al ya importante deterioro electoral que acumula.

Imanol Pradales en la ikastola donde estudio y en la que Iñigo Urkullu, en la imagen, fue su profesor. PNV.
5f3260c2-da6d-4b7e-b504-9059acff6838 Imanol Pradales en la ikastola donde estudio y en la que Iñigo Urkullu, en la imagen, fue su profesor.
Imanol Pradales, próximo candidato a lehendakari del PNV en 2024. PNV
fe8609d2671404688cf712b643377361b058f460 Imanol Pradales, próximo candidato a lehendakari del PNV en 2024.

De modo precipitado, el partido anunció el inicio del proceso tantas veces aplazado bajo la premisa de que aún restaba mucho tiempo. Ahora urgía y mañana lunes sería la fecha. Pero desde la tarde del viernes y la mañana del sábado al PNV el fin de semana se le estaba haciendo demasiado largo. El impacto de la noticia y el riesgo a una segunda filtración volvió a forzar otra improvisación.

Alumno de Iñigo Urkullu

En un formato poco común, menos aún para el anuncio de una candidatura tan relevante como la de un aspirante a lehendakari, el presidente del partido, Andoni Ortuzar, optó por las redes sociales y una inesperada nota de prensa a última hora de la mañana del sábado. "Uso este método especial de comunicación", comenzó afirmando Ortuzar sabedor de lo excepcional de la situación. Su semblante serio, por momentos algo desencajado, tras un atril decorado con el lema del día de lucha contra la violencia contra las mujeres, completaba el escenario.

En la nota de prensa, un puñado de párrafos para presentar a su apuesta, Imanol Pradales, con un perfil escueto, y junto a unas palabras impersonales de agradecimiento a Urkullu. Una fría despedida para quien ha sido lehendakari durante doce años del Gobierno vasco y presidente del PNV, y una extraña bienvenida a quien tendrá que remar mucho para recuperar el espacio perdido de la formación fundada por Sabino Arana.

A Pradales se le presenta una dura tarea. Su candidatura deberá ser suficiente para no sólo frenar la pérdida de voto sino para recuperar la decepción de alrededor de 100.000 votantes del PNV que le han dejado de apoyar en 28-M y el 23-J. Además, tendrá que saber frenar la ola creciente en la que surfea EH Bildu, incluso en Bizkaia, el tradicional feudo del PNV. Su perfil, vinculado a la promoción económica, carece por ahora de discurso público en otros ámbitos clave como el social, el económico o el soberanista con el que Bildu querrá competir por el voto.

La sorpresa por el nombre y perfil anunciado fue generalizada. En las quinielas de los foros políticos y periodísticos la posibilidad de que esta vez sí el PNV optaría por una mujer para aspirar a la lehendakaritza eran generalizadas. Pero tampoco será en 2024. Síntoma de la sorpresa fue la falta de imágenes del candidato con la que se encontraron los medios para ilustrar el anuncio. La sensación de premura de la ‘operación Pradales’ también se percibía en que el partido ni siquiera había preparado un dossier de imágenes cuidadas, propias de la presentación de un candidato a una campaña electoral. El partido recurrió a imágenes del álbum familiar de Pradales: Imanol remando, con su cuadrilla, en fiestas o en un mitin. Una hora después de la primera nota de prensa, Sabin Etxea ya tenía elaborado un perfil más extenso de su candidato, construido con testimonios de conocidos del barrio, del propio Pradales o de militantes del PNV que le conocen.

La carta de presentación de Pradales estaba encabezada por un “El remero que soñaba en euskera con la política… y con la Bandera de La Concha”. A partir de ahí, una sucesión de detalles familiares y personales para construir el perfil de quien concurrirá para ser lehendakari. Lo hará cuando Urkullu fije la fecha.

Familia con "serias penurias"

A Pradales el PNV lo presenta como el hijo de Manu y Rosi, nacido en Santurtzi en el seno de una familia humilde que pasó “serias penurias”. Su madre, peluquera, su padre, un mecánico que estuvo “más tiempo en el paro que trabajando”. Padres militantes del PNV en la clandestinidad y que, pese a no saber euskera, sí les inculcaron el amor por la lengua a sus cuatro hijos, se destaca.  

Un detalle no pasa desapercibido en el perfil publicado. Imanol estudió en la misma ikastola en la que tiempo atrás el aún lehendakari, Iñigo Urkullu, impartió clase. “Nos daba varias asignaturas”, recuerda el propio Pradales, “se le veía muy a gusto con los críos, disfrutaba”, según un compañero de clase. Imanol estudiaría después en Deusto, gracias a las becas y ayudas de su abuelo, recuerda el PNV.

El vínculo con Urkullu se vuelve a destacar al apuntar que es uno de los cuatro referentes políticos de este doctor en Ciencias Políticas, “es la persona cuyo ejemplo me animó a dar el salto al servicio público”. A él suma el lehendakari José Antonio Agirre, “el gran inspirador”, el expresidente del PNV, Xabier Arzalluz, “el mejor orador”, y quien fuera presidente en la Diputación de Bizkaia, con quien ocupó un cargo político por primera vez, José Luis Bilbao “un animal político”.

Casado y padre de una hija, Imanol Pradales es gran aficionado al remo. Llegó a participar en la regata de La Concha, en ‘La Sotera’ en 1995. Es ahí donde conoce a los que considera sus amigos, su cuadrilla y a Laura, su mujer.