No han transcurrido dos semanas completas desde la investidura y apenas una desde la formación del nuevo Gobierno pero parecería que hubiera corrido el tiempo mucho más rápido porque no ha habido tregua política desde las últimas elecciones generales. Ni la habrá. La ley de amnistía, una iniciativa de fortísimo impacto político y de carácter absolutamente excepcional, ha acentuado la polarización y añadido temperatura a unas brasas ya encendidas. No quedan puentes entre el Ejecutivo y la oposición y el Congreso está partido prácticamente por la mitad entre dos bloques, el bipartito y sus socios —con la incógnita del comportamiento futuro de Junts— y las derechas de PP, Vox y Unión del Pueblo Navarro.

Ese hemiciclo de trincheras es el que pisará este miércoles el Rey. Él preside la solemne apertura de las Cortes de la XV Legislatura, acompañado por la Reina y su primogénita, la princesa de Asturias, que regresará al mismo palacio en el que hace menos de un mes prestó juramento a la Constitución.

La ceremonia, que comienza a las 11 horas, será corta. La familia real recibirá honores militares y penetrará en el Congreso por la Puerta de los Leones, que ya está adornada con el baldaquino de gala o repostero, de 147 metros cuadrados y unos 215 kilos de peso, y que se instala con ocasión de las sesiones más solemnes que tienen lugar en sede parlamentaria. Ya en el hemiciclo, habilitado para dar cabida a los diputados y senadores convocados a esta sesión conjunta de las Cortes, intervendrá primero la presidenta de la Cámara baja, la socialista Francina Armengol, y después Felipe VI, que declarará inaugurada esta XV Legislatura. Delante tendrá a todo el Gobierno —solo faltará la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, de viaje oficial en Nueva York—, incluidos los cinco ministros de Sumar, y a los representantes de PSOE, PP, Sumar (y también los diputados de Podemos), Vox, PNV, UPN y Coalición Canaria. No estarán ERC, Junts, Bildu y BNG.

La ceremonia será corta e intervendrán la presidenta del Congreso y después el monarca. Delante, todo el Gobierno, salvo Calviño, de viaje en Nueva York

Finalizada la ceremonia en hemiciclo, la familia real se dirigirá al Salón de Pasos Perdidos para saludar a las autoridades y a los invitados. El último paso será el desfile militar por parte de la Agrupación de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil, parada a la que no acudirá el PNV. Así concluirá un acto que se celebra apenas unos días antes de las jornadas de puertas abiertas de Congreso y Senado, en conmemoración del 45 aniversario de la Constitución.

Gobierno y PP se han pertrechado para una legislatura que se presume aún más bronca que las anteriores. Pedro Sánchez configuró un Ejecutivo de "alto perfil político" para una legislatura, dijo, "de alto perfil político". O sea, de altísimo voltaje. Aunque diseñó un Gabinete básicamente continuista, sí reforzó a figuras como María Jesús Montero —ascendida a vicepresidenta cuarta—, Félix Bolañossuperministro de Presidencia y Justicia— y Pilar Alegría —nueva portavoz además de titular de Educación, Formación Profesional y Deportes—, e introdujo a un peso pesado del partido, Óscar Puente, como responsable de Transportes y Movilidad Sostenible. Un equipo más de combate y pensado para que ejerza de escudero. Y para que teja acuerdos y, sobre todo, explique.

El presidente "en un maletero"

También Alberto Núñez Feijóo ha reorganizado su cúpula, después de meses de especulaciones y con un anuncio por goteo. El jefe del PP ha acabado apartando de la portavocía del Congreso a Cuca Gamarra para que se centre en sus funciones de secretaria general. Su puesto en la Cámara baja lo ocupará desde ahora Miguel Tellado, un dirigente de su máxima confianza y al que trajo desde Galicia. Un representante de la línea dura que ha firmado en las últimas semanas severísimas declaraciones contra el Ejecutivo y contra el presidente. Sánchez, llegó a decir el pasado 13 de noviembre, debería irse fuera de España "en un maletero".

Tellado aceptar retirar su frase de que Sánchez podía irse de España "en un maletero", pero sigue con su línea dura: Sánchez es "una amenaza real para la democracia", el PSOE ejerce "matonismo"

Este martes, ya elegido como nuevo portavoz, se mostró dispuesto a retirar esas palabras —"se trataba de un chascarrillo", que "puede sonar regular"—, pero sin desdecirse de su valoración de la investidura del líder socialista, que juzga "producto de un gran fraude electoral". "Esa frase hacía relación a la dificultad que tiene [Sánchez] para mirar a los ojos a los españoles y decirles que hoy es presidente haciendo exactamente lo contrario de lo que se había comprometido a hacer en campaña electoral", alegó en entrevistas en RNE, Antena 3 y Telecinco. Tellado insistió además en que Puente no fue víctima de ninguna agresión en el AVE que le llevaba a Madrid en la segunda votación de investidura de Feijóo. "Lo que es evidente es que por parte del PSOE hay un ejercicio de matonismo político y esa semana Puente fue el máximo exponente de ese comportamiento", remachó. Y siguió por la mañana: "Nuestra democracia está amenazada desde el Gobierno", "Sánchez es una amenaza real para la democracia", "es un ególatra", "ha engañado a todo un país". La embestida dialéctica era total.

Feijóo compensó el ascenso de Tellado con el nombramiento de una dirigente de perfil más moderada, Carmen Fúnez, al frente de Organización —la cartera que tenía Tellado—, y relegó a Elías Bendodo. Él, el hombre de la total confianza del presidente andaluz, Juanma Moreno, ya no será el número tres de Génova: pasa a ocupar la vicesecretaría de Política Autonómica y Municipal (más análisis electoral), cartera que estaba en manos de Pedro Rollán, presidente del Senado desde el pasado agosto.

"No vamos a alimentar a la sociedad española con esa fruta podrida" de los "exabruptos" y los "insultos", asegura Alegría. "Pasamos de Gamarra a macarra", simplifica Rego

Para el Ejecutivo, el historial de Tellado no invita a pensar en consensos, aunque desea encontrar un portavoz con "ganas de trabajar con una actitud constructiva". Pero los "exabruptos" del dirigente gallego, los "insultos" de Feijóo y de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, deja una reflexión, según hiló la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría: "Cuando uno insulta así, cuando uno deshumaniza así, especialmente al presidente, tiene que pensar seriamente si esos son los principios y valores que queremos transmitirles a nuestros hijos. ¿Esos son los valores de respeto, de convivencia que queremos trasladar a nuestra sociedad? ¿Esos son los consejos que queremos darles a los jóvenes de nuestro país para que aprendan a resolver las diferencias con sus iguales? Yo ya les adelanto, por parte de este Gobierno no vamos a perder la calma, ni vamos a discurrir jamás por esa senda de los insultos y la crispación. No es nuestro estilo ni nunca lo va a ser y no vamos a alimentar a los jóvenes y a la sociedad española con esa fruta podrida". Para el resto de la izquierda, el PP se radicaliza. "Pasamos de [Cuca] Gamarra a macarra [por Tellado]", simplificó Néstor Rego, portavoz del BNG.

"Progreso y convivencia"

Sánchez ha pedido a los suyos eso, que preserven la calma y no aumenten la tensión ambiental, pero los ataques no se dejarán sin replicar. Eso explica el perfil que ha elegido para el Ejecutivo y el motor que puede orientar un futuro reajuste de la dirección del partido. Por ahora no tiene portavoz sustituto del PSOE, el puesto que ocupaba Pilar Alegría, pero sí ha elevado el perfil del jefe de los socialistas en el Senado —la Cámara en la que el PP, con mayoría absoluta, quiere hacer valer su dominio y su poder territorial—, al elegir a Juan Espadas, secretario general del partido en Andalucía. En el Congreso, Sánchez mantuvo a otro dirigente con colmillo y esa facilidad comunicativa que persigue en sus cuadros: el exlehendakari Patxi López. Y él mismo en la investidura habló de un "muro" frente a la derecha y la ultraderecha.

La tensión por Israel alcanza hasta el Ayuntamiento de Madrid: el alcalde llama a Sánchez "amigo" de los terroristas de Hamás

Al ambiente denso por la amnistía se suma, ahora, la nacionalización de la guerra de Israel y Hamás. También la posición española se ha convertido en objeto de munición política, más todavía después de que Tel Aviv convocara a la embajadora española, gesto que fue respondido a la recíproca por el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. El jefe de la diplomacia ya habló el lunes con la embajadora israelí en España y considera zanjado el choque. "España tiene una línea muy clara que no va a cambiar y España no va a tolerar nuevas declaraciones", aseguraba el ministro en Telecinco.

Pero el PP sigue percutiendo con ello y este martes la polémica saltó hasta el pleno del Ayuntamiento de Madrid, esgrimida por el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, contra la portavoz socialista, Reyes Maroto. "Mire, mire, los nuevos mejores amigos de Sánchez —apremiaba, señalando una foto de Hamás—. Digan conmigo: 'Hamás es un grupo terrorista y hay que condenarlo sin paliativos". Pero Sánchez sí ha condenado los atentados del 7 de octubre —y también de la matanza de civiles palestinos por parte de Israel— y lo ha hecho de manera rotunda desde el primer minuto.

La amnistía seguirá protagonizando el debate político de las próximas semanas y meses. La proposición de ley llegará al pleno del Congreso para su toma en consideración en la semana del 12 de diciembre, pero a partir de ahí le espera una larga tramitación que se puede prolongar meses. El PP podrá alargar su paso por la Cámara alta dos meses y la llevará de inmediato al Tribunal Constitucional. La aplicación se prevé tortuosa porque la iniciativa ha levantado en armas a jueces y fiscales.

El presidente espera que el desgaste de la amnistía se vaya mitigando, pero la oposición no va a dejar de agitar una bandera que cree que le reportará réditos electorales

El presidente es consciente del desgaste que, de entrada, le genera la amnistía, medida que antes del 23-J creía "inconstitucional" y que ahora se ha redactado con el máximo cuidado para que pase el filtro del TC. Pero confía en que su impacto se irá mitigando con el paso de los meses y de los años, ya que sueña con una legislatura de "cuatro años", de "estabilidad", de "progreso y convivencia". Ocurrió con los indultos, ha venido alegando, y lo mismo sucederá ahora. Es difícil predecir si ocurrirá lo mismo y si la crispación se irá rebajando. La experiencia enseña que mantener los debates en el primer plano de la agenda pública durante mucho tiempo es imposible, pero la oposición pondrá toda la carne en el asador y no dejará de agitar una bandera que está convencida de que le reportará réditos electorales. Más complicado en las vascas que en las gallegas, pero más a tiro de piedra en unas europeas, las de junio, que prácticamente se solaparán con la entrada en vigor de la ley de amnistía. Los escenarios políticos son tan cambiantes, sin embargo, que hacer previsiones a meses vista es una apuesta de riesgo.