Alejandro Fernández (Tarragona, 1976) se situó en el centro de la diana el pasado verano, cuando cuestionó abiertamente la estrategia del PP y de Alberto Núñez Feijóo en su intento de acercamiento a Junts. Entonces se habló de su fulminante destitución al frente del PP catalán, pero Fernández sigue siendo el presidente del PPC y la dirección nacional parece haber abandonado cualquier ilusión de entente con los de Carles Puigdemont. "Son 30 años de bandazos ideológicos, giros copernicanos y tutelas" se lamenta el popular, que pese a todo se muestra convencido de que el PP "no volverá a caer en la trampa" del nacionalismo catalán.
Insiste en que el separatismo "no tiene ninguna voluntad de acuerdo, tienen voluntad de imposición" y deja claro que "no he venido a la política para seducir a Puigdemont, más bien me dedico a la política para combatir todo lo que Puigdemont representa".
Pregunta.- ¿Cómo valora el inicio de las negociaciones, mediador incluido, entre PSOE y Junts?
Respuesta.- Es la aceptación por parte de Pedro Sánchez y el PSOE de que prácticamente estamos ante un conflicto tipo Palestina-Israel, que necesita de negociadores extranjeros y territorios neutrales. El PSOE acepta la idea del chantaje según la cual esto es un conflicto entre dos Estados y no entre una Comunidad Autónoma con el Gobierno de España. Una comunidad donde más de la mitad no comparte ese proyecto y los partidos que lo impulsan han quedado cuarto y quinto en las últimas elecciones generales, por detrás del PP. Es un auténtico disparate.
P.- Alguien puede alegar que el roto no será tan grande porque es una negociación entre partidos, por tanto en el momento en que gobierne el PP todo quedará en papel mojado.
R.- El proceso que unos quieren que acabe en una república confederal española, en el lado de la izquierda, y otros en un referéndum de autodeterminación, por el lado del separatismo no será ni una cosa ni la otra, igual que la primera fase del proceso no acabó en independencia. Lo que sí va a hacer es degradar la convivencia, la calidad democrática, las instituciones y la economía, que es lo que pasó en Cataluña.
Efectivamente, cuando llegue el PP derogará todo esto y le dará la vuelta. El problema es que habrán deteriorado España de manera muy severa.
P.- ¿Cree que esta segunda fase del proceso provocará la misma degradación en el ámbito económico que la vivida en Cataluña tras el 2017?
R.- Sin duda. Lo que deteriora la economía y provoca la salida de empresas en Cataluña es la anulación, los días 6 y 7 de septiembre, de la seguridad jurídica. La idea de que el poder político es arbitrario y estamos en una suerte de dictadura, que es lo que intentó en ese momento Carles Puigdemont. Convertirse en máxima autoridad del poder legislativo, ejecutivo y judicial. Las empresas se largan porque ven un escenario prácticamente venezolano.
Si se comprueba que asumir responsabilidades por un delito no depende del poder judicial sino de llevarte bien, o chantajear, al político de turno, la seguridad jurídica desaparece
Esto no ocurre de un día para otro, es un proceso de degradación, por eso se le llama procés. Si se empieza a comprobar, empezando por la amnistía, que asumir responsabilidades por cometer un delito no depende del poder judicial sino de llevarte bien, o chantajear, al político de turno, la seguridad jurídica desaparece. Y las empresas detectan que España no es un lugar adecuado para invertir y desarrollar sus proyectos. Por supuesto que eso acabaría ocurriendo de poder desarrollarse el plan actual.
P.- ¿Qué responsabilidad tiene el PP en el bloqueo del CGPJ, que da argumentos a la izquierda para hablar de un poder judicial caducado?
R.- Cuando dos no llegan a un acuerdo no se le puede atribuir la responsabilidad solo a una parte. La izquierda, con cierta habilidad mediática, ha dado por hecho que quien bloquea es el PP. Nosotros creemos que quien bloquea es el PSOE. Lo que le pedimos al PSOE es un acuerdo, no un trágala, y que ese acuerdo se base en una negociación sobre dos aspectos fundamentales: que el poder judicial recupere mas capacidad que el legislativo para nombrar los cargos judiciales, y que la parte que le corresponde al legislativo sean perfiles de neutralidad, experiencia y trayectoria impecables, y no comisarios políticos. Es tan razonable que llego a la conclusión de que quien está bloqueando la renovación del CGPJ es el PSOE.
P.- Ha sido muy crítico con el acercamiento de su partido a Junts y la posibilidad de entablar una negociación para la investidura.
R.- El tiempo me ha dado la razón, Junts no tiene nada que ver con la CiU de Miquel Roca, Joaquim Molins o Duran Lleida, sin que aquello fuera idílico. Yo nunca lo he idealizado, no hay más que ver cómo acabó Jordi Pujol, pero era otra cosa. Esto es un movimiento nacional-populista que busca es la destrucción de la democracia española, el desprestigio de España. Son gente que todavía sostiene que el atentado de las Ramblas de Barcelona el 17 de agosto de 2017 lo montó el Ministerio del Interior. Con esta gente no tienes nada que hablar, porque están fuera de la democracia.
Junts es un movimiento nacional-populista que busca es la destrucción de la democracia española
Es un movimiento nacional-populista que como demostró los días 6 y 7 de septiembre no cree en la democracia, cree que Cataluña para llegar a la independencia debe someterse a una especie de dictadura transitoria -por cierto, todos los dictadores dicen que será transitorio-. Con los impulsores del golpe de estado no te puedes sentar a hablar nada, es una cuestión ética. Celebro la posición actual de mi partido expresada en los debates de investidura, para mi es impecable, y creo que la del verano era errónea, por eso lo dije.
P.- Eso le colocó en el disparadero, se llegó a hablar de su sustitución inmediata al frente del PP catalán. ¿Ha reconducido las relaciones con la dirección nacional del partido?
R.- Si los rumores en los medios fueran ciertos Josep Guardiola solo hubiera sido entrenador del Barça dos partidos. Eso se publicó al día siguiente de que yo expresara mis diferencias, se dio por supuesta mi destitución, pero a quien sí le ha ocurrido eso es a Nicolás Redondo Terreros. Expresó públicamente discrepancias con la dirección de su partido y ha sido expulsado del PSOE. A mi no me ha echado nadie, veo que mi partido no es una secta y estoy contento por ello.
Redondo ha sido expulsado del PSOE, a mi no me ha echado nadie, veo que mi partido no es una secta y estoy contento por ello
P.- ¿Presentará candidatura para revalidar la presidencia del PP catalán cuando se convoque el congreso?
R.- El problema que tiene España, la crisis constitucional que provoca la amnistía de Sánchez es de tal nivel que, con toda sinceridad, nadie me habrá oído ni en el pasado ni ahora hablar nunca de congresos del partido ni de temas internos. Me sentiría vulgar hablando de eso. Cuando el congreso esté convocado me pronunciaré, pero no pienso desviar la atención de lo que creo que es esencial.
P.- ¿Qué receta le propondría a Alberto Núñez Feijóo para salvar el cordón que ha impuesto el PSOE, que los deja con Vox cómo único socio posible?
R.- No hay una receta para eso, hay que aceptar la realidad. En los años 90 se daban las circunstancias para que el PP pudiera aplicar la geometría variable. Pero con gente que no tiene ninguna intención de llegar a un acuerdo contigo, la única opción es que dejes de ser tu mismo. Si la condición para llegar a un acuerdo con el PNV y Junts es aprobar la amnistía no hay acuerdo posible.
No se trata de seducir a quien no quiere ser seducido. Se trata de convocar una mayoría de españoles contra los separatistas y la izquierda, que ha engañado. Asumo que hay una parte del socialismo que comparte la amnistía pero hay otra que se ha declarado engañada, porque no es que ocultaran su intención, es que mintieron.
Nos podemos dirigir a una inmensa mayoría de los españoles sin necesidad de obsesionarnos con Junts, yo no he venido a la política para seducir a Puigdemont, más bien me dedico a la política para combatir todo lo que Puigdemont representa. Ni quiero seducir a Puigdemont ni le voy a proponer a mi partido ninguna receta para seducirlo.
Nos podemos dirigir a una inmensa mayoría de los españoles sin necesidad de obsesionarnos con Junts
P.- El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, les pedía esta semana un acercamiento a Junts y PNV para frenar las políticas propuestas por Sumar, ERC y Bildu.
R.- Me sorprenden esas declaraciones cuando ha sido público defensor de la amnistía y de que Sánchez siguiera siendo presidente. Me hubiera gustado escucharle cuando el PP fue la fuerza más votada pedir a Sánchez y los partidos separatistas que ejercieran esa empatía con el PP, pero no se lo oí decir nunca.
P.- ¿Sigue existiendo ese catalanismo de centro derecha al que han intentado dirigirse muchos, también ustedes, desde la disolución de CiU?
R.- La vida política cambia y las motivaciones de los electores también. No puedes empeñarte en que el electorado de 2023 es el mismo que en 1996. Entiendo esa nostalgia noventera, eran tiempos felices, se crecía, los conflictos políticos eran mínimos… Pero el depositario de ese ideario era el PDeCat, que se acaba de disolver por fracasar reiteradamente en las elecciones.
P.- Cuando usted incorporó a Eva Parera a su candidatura en las últimas elecciones autonómicas se habló de un proyecto de UPN a la catalana.
R.- Eso lo dijo Valents cuando se constituyó como partido. Yo nunca tuve ninguna intención de montar una UPN catalana, porque Navarra no es Cataluña. UPN es un partido plenamente comprometido con la unidad de España, un partido patriota. No se puede decir eso de lo que era Unió y Convergència, no es lo mismo. Cataluña no es Navarra ni Galicia, tiene sus características.
Mi convicción era que la ruptura del voto constitucionalista en distintas fórmulas ajenas al PP -que estuvo a punto de desaparecer- se tenía que volver a reagrupar en el PP. No ocurrió en esas autonómicas, pero sí ha ocurrido en las municipales y en las generales, y creemos que puede volver a ocurrir en las próximas autonómicas. Cs tuvo su momento, fue un momento brillante, pero por distintas razones aquello acabó fracasando y ese voto debería agruparse en torno al PP.
P.- ¿Qué opina del nuevo equipo de Feijóo al frente de Génova?
R.- Feijóo fue elegido de forma unánime en un congreso y ha ganado las elecciones, por tanto se ha ganado el derecho a organizar el equipo que considere oportuno. Desde ese punto de vista tiene mi apoyo para las decisiones que deba tomar.
P.- ¿El PP ha aprendido a gestionar su relación con Vox?
R.- Eso es un ejercicio que se inventa la izquierda, no debemos caer en las trampas de la izquierda. En la anterior legislatura José Luis Almeida, Isabel Díaz Ayuso y Juanma Moreno dependían de los votos de Vox, y todo el mundo anunció el apocalipsis. Al final no solo no ocurrió nada sino que el PP en esos tres lugares ha sacado mayoría absoluta.
La relación con Vox, o cualquier otro partido, es tan sencilla como que el PP debe hacer su camino
La relación con Vox, o cualquier otro partido, es tan sencilla como que el PP debe hacer su camino. Sin mirar por el retrovisor a ninguna otra formación, se llame PSOE o Vox. El ciudadano, soberano, elige en las urnas y al día siguiente tienes que llegar a acuerdos, pero no hay que gestionar una relación con Vox, es la misma que con cualquier otro partido político.
P.- Lleva años reclamando un regreso del Estado a Cataluña, ¿cómo debería contretarse ese regreso?
R.- Las delegaciones del gobierno, también las de cada uno de los ministerios, deben tener recursos y personal; la estructura del Estado debe garantizar el cumplimiento de las sentencias en Cataluña, no solo las educativas; las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, en plena cooperación con Mossos y policías locales, deben ejercer las competencias que les son propias, porque ahora se les están negando. Y, muy importante, hacer que jueces y funcionarios del Estado que intentan irse de Cataluña porque les hacen la vida imposible se sientan protegidos por el estado para hacer su trabajo.
Un último punto, que el constitucionalismo como movimiento político se sienta protegido por el Gobierno de España, del mismo modo que el Govern se dedica a dar ingentes recursos al separatismo.
Con la operación diálogo el Gobierno de Rajoy cayó en la trampa urdida por Junqueras y Puigdemont para hacer lo que les dio la gana
P.- Todo esto no sucedió en el último Gobierno de Mariano Rajoy.
R.- No, y así nos fue. Hay que aprender de los errores. Ese Gobierno nos sacó de una crisis económica galopante, evitó la intervención de la UE y eso siempre estará en los méritos de Rajoy. Pero en 2016, con la operación diálogo, cayó en la trampa urdida por Oriol Junqueras y Puigdemont para hacer lo que les dio la gana.
P.- ¿Fue el gran error de Soraya Sáenz de Santamaría?
R.- Creo que no solo es atribuible a ella. Esto ha ocurrido siempre. Hay un momento crucial, el 9N de 2014. Entonces fue cuando el mundo nacionalista catalán rompe la baraja. Sus impulsores fueron procesados, porque fue ilegal, pero algunos se auto-engañaron y pretendían trabajar sobre parámetros de los años 90.
El separatismo no tiene ninguna voluntad de acuerdo, han conseguido imponerle su agenda a Sánchez, el PP no puede caer en esa trampa
Esto pasó hace 9 años, lo que no podemos hacer es no aprender de ese error, ahora las cartas están sobre la mesa. El separatismo no tiene ninguna voluntad de acuerdo, hay voluntad de imposición. Ahora han conseguido imponerle su agenda a Sánchez, pero el PP no puede caer en esa trampa.
P.- Hay una constante en la historia del PP catalán, la aparente falta de permeabilidad de la dirección nacional a sus argumentos. Esto mismo ya lo advertía buena parte del PP catalán en 2016.
R.- Sí. Es una de las razones por las que he hecho público que eso no puede seguir así. Lo he verbalizado con una expresión que no es atribuible solo a la actual dirección del PP: son 30 años de bandazos ideológicos, giros copernicanos y tutelas. La sensación de mucha gente en Cataluña es que el PP catalán es una sucursal. Esto no puede ser así. He trasladado que no se puede estar girando eternamente, no puede ser que entre quien entre siempre salga como el rosario de la aurora, sea Alejo Vidal-Quadras o Josep Piqué. Como decía Gil de Biedma, es una historia que siempre acaba mal, pero esta vez va a acabar bien, aprenderemos todos de los errores cometidos.
P.- ¿Cuáles han sido sus errores?
R.- ¿Los míos? Los expliqué a tumba abierta tras los malos resultados en las autonómicas de 2021. Reconocí que había sido un resultado horrendo y expliqué las cosas en que creía que nos habíamos equivocado, no me haga repetirlas. Afortunadamente ahora los resultados son mucho mejores.
P.- ¿Cree que esta vez el PP catalán será escuchado?
R.- Escuchado es evidente que sí.
P.- ¿Y atendido?
R.- Eso lo veremos, pero soy optimista.
P.- ¿Ha tenido algún input para ser optimista?
R.- Nunca hablo de las conversaciones privadas. Pero soy optimista patológico, por eso soy presidente del PP en Cataluña.
P.- La última encuesta del CEO da una victoria holgada al PSC y un gran crecimiento al PP, de los mejores resultados históricos ¿sería posible una alianza de PP y PSC en el Parlament para desbancar al independentismo?
Aunque gane, Illa entregará sus votos al separatista que mande
R.- Más que una alianza PP-PSC me gustaría ver en Cataluña un gobierno libre de nacionalismo. El problema es que el PSC se está convirtiendo en un partido nacionalista. Salvador Illa no ha dejado de mentir desde que es primer secretario y candidato del PSC: en las elecciones autonómicas se presentó diciendo que no pactaría con los independentistas y lo ha hecho, y en las generales reiteró que jamás habría amnistía y la están aprobando. El problema no viene del PP, que siempre hará lo posible por que no haya gobiernos independentistas, el problema es el PSC.
P.- ¿Cómo ve el futuro político en Cataluña? ¿Seguirá en este bloqueo, habrá una redición del tripartito?
R.- La extensión del proceso catalán y su conversión en el proceso español anula por desgracia la posibilidad de que Illa intente armar un gobierno no nacionalista. No sirve de nada que Illa gane unas elecciones, se verá en breve, votar a Illa es tirar el voto a la basura porque aunque gane, entrega sus votos al separatista que mande. La legislatura ha sido eso, la primera fuerza, el PSC, supeditada y obediente a Pere Aragonès y ERC. Vienen años duros, la esperanza y la alternativa la vamos a encarnar desde el PP.
P.- ¿Ve a Puigdemont volviendo en loor de multitudes a Cataluña?
R.- Me llegan informaciones contradictorias al respecto, pero es una posibilidad que está sobre la mesa. Lo que creo es que, así como Josep Tarradellas volvió después de una dictadura con un mensaje conciliador de concordia, esperanza y unidad, Puigdemont pretende desafiar a una democracia europea, moderna, un socio fiable del concierto internacional, insultando a esa democracia, a la mitad de los catalanes y al 90% de los españoles. Ilusión no me hace.
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