Vox ha roto con Génova por su negativa a cooperar en acciones coordinadas contra la amnistía. Así lo argumentó y escenificó el secretario general del partido, Ignacio Garriga este lunes, asegurando que "Feijóo ha decidido ir por su lado" en esta materia cuando el momento requiere unidad y obviar "las siglas". Sin embargo, esta ruptura no tendrá impacto a nivel autonómico, donde los de Santiago Abascal mantendrán la colaboración como socio minoritario en los cinco gobiernos que comparte con el PP. Con el valenciano Carlos Mazón, el aragonés Jorge Azcón, la extremeña María Guardiola, el murciano Fernando López Miras, y el castellano y leones Alfonso Fernández Mañueco. Todo, pese al aviso que hizo el líder de Vox durante su intervención en la primera sesión del debate de investidura de Pedro Sánchez a mediados de noviembre. Allí, dijo a Alberto Núñez Feijóo que la omisión a la petición de bloqueo de la amnistía en el Senado, con la mayoría absoluta que tiene el PP, o el rechazo de la propuesta de Vox para ilegalizar a partidos independentistas como ERC o Junts, dejaría pendiendo de un hilo esos ejecutivos.
En su intervención desde la sede nacional de Vox, en el distrito madrileño de Bambú, Garriga insistió en varias ocasiones en la voluntad colaborativa del PP en las regiones donde cohabitan; porque "están demostrando que otra forma de hacer política es posible" junto a ellos. Y ello con la intención de diferenciar a dos PP: el de Feijóo, que "vuelve a obsesionarse con alejarse más de Vox que del PSOE", y el resto. Esta nueva ofensiva llega tras tensiones prolongadas durante semanas y en un momento en el que los populares han apuntalado los cambios internos necesarios a juicio de Feijóo para este comienzo oficial de la legislatura. Y, especialmente, con la designación de perfiles duros como el de Miguel Tellado para la portavocía del Congreso de los Diputados, o el de Rafael Hernando y Cayetana Álvarez de Toledo en calidad de adjuntos al gallego. Una 'recuperación' de personas de la corriente dura popular con la que Feijóo quiere hacer una oposición política al Gobierno, pero sin descuidar un choque secundario con Vox por la visibilidad parlamentaria; en tono y mensaje.
Públicamente, Vox ha pedido a los barones populares de sus gobiernos conjuntos que sean ellos, desde el terreno, los que lideren la respuesta a la amnistía de manera conjunta ante la inacción del PP nacional que ha llevado a confirmar la 'ruptura'. En un intento, a priori, de abrir una brecha entre Génova y los cinco enclaves de coalición. Niegan también que la escenificación realizada responda a una estrategia meditada en respuesta a las pinceladas hechas por Feijóo sobre el organigrama y esa apuesta para endurecer el tono. De hecho, en un enésimo intento de acercar en lo posible al PP y al PSOE, para diferenciarse, creen que internamente la batalla en Génova la va ganando la corriente más progresista; la que encarna Borja Sémper.
Reducen la decisión de distanciamiento con el PP como consecuencia a "la gravedad del momento" y a que Feijóo no termina de cerrarse al PSOE. "No vale condenar el golpe por la mañana" y luego abrirse a pactar el CGPJ si se cambia el sistema de elección, o las comisiones legislativas del Congreso de los Diputados, que este lunes se han terminado de negociar: el PP presidirá cuatro de ellas, mientras que el PSOE dirigirá once y Sumar cinco. Pero también lo hacen para demostrar el descontento derivado del "desprecio" permanente después de que Feijóo se abriera a un nuevo ciclo de relaciones en agosto. Cuando demandó el apoyo de Vox a la investidura, y se abrió la "normalización institucional" y al "reconocimiento como socio". También al pacto de coalición en Murcia.
Fuentes de Vox recalcan que no hay contacto entre Abascal y Feijóo desde hace mucho tiempo, y que no ha habido respuesta a la peticiones de acción coordinada recientes, como en la jornada de manifestación civil que transcurrió en Madrid el 17 de noviembre por la convocatoria de Foro España Cívica entre otras. De ello dejó constancia el propio Abascal desde Estrasburgo hace dos semanas en la previa a la jornada del pleno de debate de la amnistía allí. Esa ausencia de interlocución contrasta, dicen en Vox, con la que se produce en las regiones en la dinámica ejecutiva cotidiana. Por el momento, se limitarán a ella salvo que haya un cambio de dinámica: que el PP nacional se abra al diálogo público y de manera notoria. Y que quede constancia de ello como sucede cotidianamente en Murcia, Valencia o Castilla y León, entre otros.
El PP remarca que hay sintonía de los presidentes regionales con Feijóo y que lo que busca Vox es meter palos en las ruedas desde sus instancias autonómicas"
Desde el partido, incluso, trasladan que la falta de entendimiento entre Génova y Bambú choca a sus socios territoriales. Apuntan que los populares en las cinco regiones que cogobiernan no comprenden la ausencia de voluntad nacional para llevarse bien como sí hacen ellos. Pero desde el PP, en el ámbito autonómico, se niega que eso sea así. Se reafirma un compromiso férreo con Feijóo y el paso que ha marcado desde la dirección nacional, y se acusa a Vox de un intento de desestabilizar a su principal competidor en un momento político complicado internamente, en el que no pueden dominar la agenda frente al PP. En estos momentos, "hay una completa sintonía de los presidentes regionales con Feijóo, y lo único que están buscando [Vox] es intentar meter palos en las ruedas desde sus instancias autonómicas. Y de paso conseguir más visibilidad", señalan fuentes populares conocedoras.
Papel de gobierno vs. el de oposición
En el PP justifican y entienden que Feijóo quiera tener un itinerario propio en esta senda de oposición que se abre. Más cuando el PP nacional es el único capacitado en el Congreso para fomentar acciones judiciales como el recurso de inconstitucionalidad en el TC por la amnistía una vez se apruebe definitivamente. Para ello, como mínimo habrá que esperar a marzo, dado que enero no es mes hábil en el Parlamento y el Senado. Y diferencian las relaciones con Vox a nivel autonómico, donde se necesitan para que haya estabilidad y no se deje margen al PSOE de recuperar feudos perdidos en una repetición electoral.
En el PP no se teme que vaya a producirse un desplante territorial, dado que supondría un riesgo para Vox de perder su máxima cuota de poder regional aglutinado en un momento de desgaste nacional. Por el momento, Vox no profundizará más en este nuevo órdago al PP. La dinámica en el Congreso será la habitual: se participará en todas las votaciones apoyando las propuestas que mejor se ajusten a los intereses del partido y los españoles. Por el momento, otro pulso de diferenciación se hará mañana, con la ausencia en los actos parlamentarios en homenaje de la Constitución. Solo estarán en el izado de la bandera frente al Senado. Frente a la presencia del PP, en Vox consideran que no puede compartirse plano con un PSOE que ha vilipendiado la Carta Magna.
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