"Nunca es una buena noticia la división de la izquierda. Cuando se divide la izquierda, gana más la derecha". El portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, reconocía un escalofrío que podía sentirse en su bancada. La ruptura de Podemos con Sumar, su marcha automática al Grupo Mixto, supone un contratiempo evidente para el nuevo Ejecutivo, que cumple tan solo dos semanas desde su constitución. Un verdadero problema para la coalición, porque a la que ya era una dificilísima aritmética parlamentaria, al juego simultáneo en varias pistas, se suma otra. Conocida, desde luego, sin que sea una amenaza real para la estabilidad del Gobierno, también, pero acompañada de mucho ruido. Justo lo que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz querían conjurar en esta nueva legislatura, conscientes de la erosión que había producido al bipartito el choque constante con los morados, elevado a la máxima potencia con la ley del sí es sí que acabó abrasando a su responsable, Irene Montero.
En la cúpula del PSOE y en la dirección del grupo en la Cámara baja se asumía este martes que la dificultad de esta legislatura sube un peldaño más. Aunque no quepa en la cabeza de ningún dirigente que Podemos pueda llegar a votar con PP y Vox y tumbar iniciativas del Gobierno progresista. Pero la formación de Ione Belarra aporta cinco escaños que son absolutamente vitales para Sánchez, dada la mayoría tan precaria que le sostiene. Sin ellos, no hay votos suficientes. Y Podemos puede tender puentes con ERC (7) y Bildu (6), un frente de más riesgo para el PSOE. Por lo pronto, el Ejecutivo de coalición pasa de estar respaldado por 152 escaños a 147.
Los morados reivindican su "autonomía política" y pretenden impulsar medidas "valientes", y lo harán desde el Mixto: sus cinco diputados se unirán a los tres de CC, UPN y BNG
Los cinco diputados morados se separan del brazo de Sumar. Rompen con la vicepresidenta segunda menos de cinco meses después de las elecciones generales del 23-J. Y prometen dar la batalla por su cuenta: "Desde las instituciones, desde las calles y con el apoyo de nuestras militancias vamos a seguir trabajando con total autonomía política para recuperar avances democráticos y para volver a gobernar el país", apuntó el parlamentario Javier Sánchez Serna desde los pasillos de la Cámara baja en una comparecencia en la que anunció lo que parecía un final anunciado: su divorcio de Sumar y su paso al Grupo Mixto, que compartirán ahora con los tres representantes de Coalición Canaria (CC), Unión del Pueblo Navarro (UPN) y Bloque Nacionalista Galego (BNG).
Sánchez Serna justificó la decisión porque su partido intentó "hacer todo lo posible" dentro de Sumar para seguir haciendo política, pero ese esfuerzo "se ha demostrado imposible". En Sumar, dijo, "las reglas no son iguales dentro de la coalición y a Podemos no se le ha permitido hacer política". Ahora, desde el Mixto, los parlamentarios morados —la líder del partido y exministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, y su secretaria de Organización, Lilith Verstrynge; el propio Sánchez Serna y las secretarias generales de la formación en Andalucía, Martina Velarde, y Canarias, Noemí Santana— pretenden impulsar medidas "valientes". Ser "ambiciosos" porque Podemos, aseguró, "está aquí para hacer cambios". La primera prueba de fuego será la interlocución para los Presupuestos Generales del Estado de 2024.
El prólogo: su airada despedida del Gobierno
La tormentosa salida del Gobierno de Irene Montero y Ione Belarra —ambas acusaron directamente a Pedro Sánchez de "echarlas" del Gabinete— preludiaba la ruptura definitiva dentro de Sumar, una coalición que nació a trompicones, con calzador, por la urgencia del adelanto electoral y marcada por la expulsión de las listas de la ya exministra de Igualdad. Podemos empujó para que ella, a la que consideran su principal activo político, se mantuviera en el Ejecutivo, pero Díaz siempre tuvo claro que esa opción era imposible.
Estaba cantado, pero no creo que vayan contra el Gobierno", dice una integrante de la cúpula socialista. "¿Votarán con PP, Vox o UPN? Tendrán que valorar si del ruido se vive", apuntan desde la cúpula parlamentaria
Cuando Montero y Belarra se marcharon dando un portazo, el PSOE intentó respirar tranquilo. Había malestar, pero en el partido se interpretaba que la tensión interna dentro del socio minoritario no llegaría a desestabilizar a Sánchez. Ahora, tras el estallido de Sumar, esa impresión, al menos por ahora, se mantiene. "Estoy convencido de que nadie de la izquierda va a ralentizar ni a paralizar la actuación de un Gobierno progresista", aseguró Patxi López en los pasillos de la Cámara baja.
"En mi opinión estaba cantado, pero no creo que vayan contra el Gobierno", indicaba una integrante de la ejecutiva federal de Sánchez. "Los efectos reales [de la marcha de los morados al Mixto] creo que no serán tan importantes... Ellos tienen difícil votar en contra de normas progresistas", agregaba otra responsable de la cúpula. En la dirección parlamentaria se comparte la misma sensación: "Su ruptura con Sumar no debería afectarnos mucho. Serían como otro grupo más. Pero para nosotros es lo mismo: buscamos apoyar al Gobierno para sacar adelante políticas progresistas, y eso es lo verdaderamente importante. Lo demás lo tendrán que explicar ellos: ¿votarán con PP, Vox o UPN? Es cierto que su batalla favorita es el ruido. Les encanta, pero tendrán que valorar si del ruido se vive. La gente quiere tranquilidad y el ruido cansa y si miraran los números no tengo claro que el ruido les dé muchos votos".
#EnDirecto | Sumar se muestra “sorprendido” y “lamenta la decisión de Podemos” de abandonar el grupo parlamentario y subraya que se han enterado por los medios de comunicación pic.twitter.com/yHhOdqKXCK
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Lo que los socialistas prevén es que tendrán "mucho curro" por delante, como resume una dirigente de la cúpula de Sánchez. Porque ahora habrá que negociar con Podemos, además de con ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG, Coalición Canaria. Y, en el interior del Ejecutivo, entre el PSOE y Sumar. Hasta este martes, el núcleo duro del presidente insistía en que no habría una negociación separada con los de Belarra, por mucho que se quejasen, puesto que su socio era Sumar, y por tanto tendría que ser Yolanda Díaz la que bregase con las diferencias dentro de su espacio. Ahora las cosas cambian, porque Podemos ya no respetará la disciplina marcada por la vicepresidenta, de modo que son un grupo más. "Tenemos que dedicarnos a las buenas políticas y a poner en aprietos a los demás para que no haya forma de votar con PP-Vox", resuelven en la cúpula del PSOE en el Congreso.
Un acto de transfuguismo, creen en Sumar
No será fácil, desde luego, porque además el divorcio de Sumar y Podemos ha sido enormemente traumático. La portavoz de la plataforma de Díaz en el Congreso, Marta Lois, acusó a Podemos de "deslealtad" con los votantes y de "victimismo". Sumar, dijo, seguirá trabajando con "responsabilidad" para que se cumpla el programa pactado con el PSOE y no quiere pensar que haya "ningún diputado de Podemos que quiera remar en contra". Para la portavoz, la decisión de los morados es una "flagrante ruptura del acuerdo de coalición electoral", y aunque no quiso etiquetarla, desde su grupo lo calificaban de un acto de transfuguismo, informa EFE.
Sumar denuncia la "flagrante ruptura del acuerdo de coalición" y acusa a los morados de "victimismo" y de "deslealtad"
Lois defendió que todas las decisiones en Sumar se han adoptado "de manera democrática por consenso en la dirección política" y recordó que el Gobierno de coalición está "sometido constantemente a un hostigamiento por parte del bloque reaccionario de las derechas", por lo que hay que "hacer política de altura y tener visión histórica de todas las fuerzas progresistas". En Sumar también se quejan de las formas empleadas por los morados, pues dicen que se enteraron de su salida por los medios y que fue Lilith Verstrynge la que luego se puso en contacto con un asesor del grupo parlamentario para comunicar su decisión. Los morados informaron de que la trasladaron al PSOE, a Sumar y al propio Mixto, su lugar de destino.
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Hay quienes en el PSOE creen que ahora, con las cartas boca arriba, puede ser más manejable la situación, porque será "más sencillo tratar con ellos desde fuera" que haciendo la vida imposible a Díaz desde dentro y también porque entienden que Podemos "solo busca protagonismo". "Una foto con nosotros: ellos no soportan que se les ningunee". Pero otros veteranos calculan que los morados se convertirán en una china en el zapato constante de Sánchez, "un grano" en toda la legislatura. "Nos tocará negociar todo con ellos. Ellos se tienen que hacer notar, y además se van a hacer con el control del Mixto, al ser cinco diputados frente a tres", advierte un experto diputado y fontanero del partido.
En el horizonte, las elecciones gallegas, en las que la división de la izquierda puede ser letal para sus expectativas, las vascas y las gallegas
También en el PSOE se oye a mandos que creen que es "obvio" que Díaz no ha sabido gobernar sus diferencias con los morados, que no les ha cuidado en todo este tiempo. "No conozco las interioridades de la relación Sumar-Podemos, pero la sombra de Pablo Iglesias es alargada", disculpa otra dirigente. No lo comparte otra responsable de la cúpula: "A Yolanda le faltó totalmente destreza para conducirlos. Solo quería pasar facturas".
El camino en los próximos meses será borrascoso. La ruptura llega a las puertas de las elecciones gallegas, en las que la división de la izquierda puede ser letal para sus expectativas de arrebatar la Xunta al PP de Alfonso Rueda, y antes también de las vascas y europeas. En estas, ya es más probable que haya dos papeletas, la de Sumar y la de Podemos.
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