No ocurrió ni en marzo, en primera vuelta, ni en mayo, en la segunda. En ninguna de las dos ocasiones la titular de Igualdad defendió en la Moncloa la ley de paridad. Pero el pasado 5 de diciembre, al volver el texto al Consejo de Ministros en la nueva legislatura, ya sí sucedió. Pero la responsable de Igualdad ya era otra: Ana Redondo. No Irene Montero. Tras la segunda investidura de Pedro Sánchez, el PSOE recuperó una cartera estratégica y el presidente del Gobierno situó al frente de ella a una dirigente vallisoletana, concejala de Turismo y Cultura durante ocho años (2015-2023), profesora titular de Derecho Constitucional. Y quiso que ella defendiera el primer proyecto de ley de la nueva legislatura, del nuevo Ejecutivo de coalición: la ley de paridad. Toda una "declaración de intenciones" de esta etapa, pero también una señal clara de que la Moncloa quiere pasar página cuanto antes de la era Montero y exhibir un cambio de tono, de estrategia, a través de la nueva ministra. También era, obviamente, el intento del Ejecutivo de iniciar su agenda social con la que mitigar el fuego por la amnistía.
Ana Redondo (Valladolid, 1966) no es una mujer vinculada a la lucha feminista, ni marcada por la guerra dentro del movimiento de los últimos años. Una falta de rodaje en la materia que quiere convertir en una ventaja para procurar la "unidad" del feminismo, a través de un discurso más "integrador". Justo lo que Sánchez defendió en la campaña de las generales del 23-J, cuando mostró su rechazo al estilo de Montero, totalmente de combate, guerrillero, de choque.
En marzo y en mayo, quien presentó la ley de paridad fue Calviño, y no Montero. Era un proyecto nítidamente socialista, con el que Sánchez dio un golpe en medio de la tormenta por la 'ley del sí es sí'
El presidente anunció la ley de paridad unos días antes del pasado 8-M, justo en medio de la tormenta por el sí es sí, la norma que provocó el terremoto más profundo en el seno de la coalición con Unidas Podemos. El texto, que obliga a las listas cremallera en las convocatorias electorales y a una representación equilibrada de hombres y mujeres (no más del 60%, no menos del 40%) en los órganos constitucionales y en el mundo de la empresa, era el golpe en la mesa de Sánchez. El anteproyecto, aprobado el 7 de marzo, lo presentó la vicepresidenta primera, Nadia Calviño. Ella, y no Montero, porque, tal y como justificó la propia titular de Economía, el texto lo había coordinado el Ministerio de la Presidencia que dirige Félix Bolaños y contenía aportaciones también de su departamento, como las modificaciones de las leyes de mercados de valores y de sociedades de capital.
El 23 de mayo, a apenas cinco días de las elecciones autonómicas y municipales, también fue Calviño quien presentó la norma ante la prensa, ya con los últimos cambios introducidos y lista para su envío al Congreso para que arrancara allí su tramitación parlamentaria. Pero el proyecto de ley quedó varado por la disolución anticipada de las Cortes y la convocatoria de las generales del 23-J.
El texto se ha enviado al Congreso sin cambios respecto a la redacción del pasado mayo
Montero salió de Igualdad el 21 de noviembre y fue sustituida por Redondo en una tormentosa despedida. Dos semanas después, el pasado 5 de diciembre, el proyecto de ley volvía al Consejo de Ministros sin modificaciones —o sea, con la misma redacción que tenía en mayo—, para que caminara rápido hacia el Parlamento. Redondo presentó el texto porque, según explicó la portavoz, Pilar Alegría, esta vez recaía en Igualdad su coordinación, mientras que con el Gobierno anterior la batuta la llevaba Presidencia. Pero en el Ejecutivo admitían lo obvio: que se quiere proyectar a la nueva ministra y el cambio de discurso en un área tan sensible como esta.
"Justa, eficiente y ambiciosa"
Redondo subrayó durante su comparecencia ante los medios tanto los rasgos de la ley de paridad —una norma "justa, eficiente y ambiciosa" para romper los techos de cristal y para ayudar a "remover el machismo estructural", un "problema enorme de la sociedad española"— como el propósito del Ejecutivo con ella. Demuestra, dijo, el "firme compromiso" de la coalición por la igualdad, en un momento en el que los avances feministas son cuestionados por los gobiernos de PP y Vox. "Es una declaración de intenciones, declaramos lo que pretendemos que queremos que sea este mandato, en el que vamos a profundizar en los derechos y las libertades, agrandar la democracia y seguir profundizando en la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres", aseguró.
La ministra subrayó que se trata de una "ley de Estado", que aspira a un "gran consenso" en el que espera que esté el PP: "Yo conozco a muchas mujeres feministas en el PP"
La ministra expresó su esperanza de que el texto pueda ser apoyado por el PP. Lo definió como "una ley de Estado", "muy transversal también en cuanto a que mujeres de toda ideología pueden estar muy satisfechas". "Esta ley aspira a un gran consenso, a un importantísimo consenso —remarcó—. Yo conozco a muchas mujeres feministas dentro del Partido Popular y apelo a ellas para que efectivamente apoyen esta ley. El feminismo es transversal".
Esa vocación de transversalidad fue enunciada por la propia Redondo en uno de sus primeros actos como ministra, en la manifestación del 25 de noviembre por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Hubo dos marchas en Madrid, y la socialista se unió a aquella en la que desfilaron sus compañeras. A la convocada por la Comisión 8-M acudió la exministra Montero, pero también la responsable de Juventud e Infancia, Sira Rego (IU).
En la manifestación del 25-N, Redondo apeló a la "unidad" del movimiento feminista. Hay "distintos tonos, instrumentos, sensibilidades, pero lo importante es la melodía, la melodía feminista y en contra de todo tipo de violencias hacia las mujeres", que "se tiene que escuchar alto y claro, como la banda sonora de una sociedad democrática". "La unidad hace la fuerza —enfatizó—. Creo que en este momento estar divididas es una baza que tiene Vox y la derecha precisamente está buscándola. Es lo que pretende, dividirnos y no podemos caminar por esa senda. Por lo tanto, reivindico la unidad, reivindico esa melodía de fondo feminista, profundamente fuerte y da un poquito lo mismo donde nos manifestemos". Redondo se comprometió a trabajar para superar las fricciones: se reunirá con "todos los colectivos" para tratar de superar las diferencias "de matiz". "Os pido un poquito de paciencia, un poquito de tiempo. Necesito conocer a cada cual, a cada persona y a cada colectivo".
"Muy serena y rigurosa"
A quienes conocen a Redondo no se sorprenden de sus palabras. "Es una mujer muy trabajadora y superconciliadora, además de con muy buenas dotes para la comunicación", recuerda uno de sus compañeros de partido en Castilla y León. Otro veterano enfatiza que le genera "una gran confianza". "Tengo una gran opinión de ella. Tiene buena formación, es responsable. Sabe hacer equipo. Pudo ser ministra antes, también con Pedro, pero optó por quedarse en Valladolid, igual que pudo ser candidata en Castilla y León. Ahora, en Igualdad, creo que puede recuperar un clima de entendimiento en el feminismo". "Estoy segura de que habrá un enfoque distinto en Igualdad, Ana es muy serena y rigurosa", observa mientras una dirigente socialista con largo historial de lucha en el feminismo.
Sus compañeros de partido recuerdan que no se le puede exigir más dominio del área a ella más que al resto de ministros que llegan nuevos a sus carteras
En el equipo directo de la ministra ratifican que es "muy sosegada y calmada", y que irá poco a poco, tejiendo confianzas para lograr unir al feminismo, "su gran reto", ayudándose de su "templanza, buen talante y empatía" y también de su "poso jurídico". ¿Puede ser una desventaja no conocer de primera mano la materia que tiene entre sus manos? "Puede ser, pero ¿vamos a exigirle a ella más que otros ministros que pueden no saber al principio de su área? ¿Hay que exigirle más que al resto? Claro que necesitará un tiempo para ponerse al día, pero Ana tiene capacidad de trabajo, sabe rodearse bien y aprovechar talento", apunta un cargo socialista de su federación, de Castilla y León. "Ella es seria hasta más no poder, responsable, templada, bregada en el oficio político. Le faltarán recursos de última hora, pero es muy buena. Y ofrece una perspectiva más inclusiva e incluyente", complementan desde la Moncloa.
Redondo es consciente de que no domina todavía todo su ministerio. Por el momento, está haciendo frente a lo más urgente, la violencia machista, que se ha cobrado 55 víctimas ya en este 2023 (1.237 desde que hay registros, desde 2003), 17 más que a comienzos de diciembre de 2022. Para analizar el repunte de los feminicidios, la ministra se reunió este pasado jueves con el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, con el objetivo de mejorar la protección que el Estado presta a las víctimas y para examinar si hay lagunas en el sistema policial VioGén.
Una de las conclusiones, informa EFE, es que el entorno de 22 víctimas mortales de este año conocía la situación de maltrato pero no lo denunció, un dato importante porque de los 55 asesinatos en el ámbito de la pareja y la expareja perpetrados en 2023, en 13 casos había denuncia previa, pero no en los otros 42. Los datos muestran, señalaron los dos ministros, la importancia de que las familias, los amigos o los vecinos se impliquen en la protección de las víctimas de malos tratos y se atrevan a denunciar.
Pendiente la abolición de la prostitución
"La ministra no es impulsiva. Lo primero para ella era montar el equipo, y ya lo tiene casi al completo, y meterse de lleno en el tema de la violencia machista. Su voluntad es ir piano piano, ir poco a poco empapándose de los temas, aunque además cuenta con el programa electoral y el programa de la coalición", señalan desde su departamento. Por ejemplo, hay un tema extremadamente sensible y que es compromiso del PSOE, reiterado recientemente por el presidente: la abolición de la prostitución. Redondo prefiere analizar a fondo la cuestión, estudiar cómo han funcionado las distintas medidas en otros países, sacar conclusiones. En los países nórdicos donde se ha erradicado se ha observado que se ha fomentado la prostitución de lujo, aducen en el ministerio. Quizá quepa implantar un modelo propio, añaden, una especie de híbrido. Pero se irá viendo: Redondo no quiere correr.
Redondo ya ha montado su equipo, a falta de la responsable del Instituto de las Mujeres. Su número dos es Aina Calvo, hasta ahora delegada en Baleares
El equipo de la etapa Montero ha sido prácticamente barrido. El pasado martes, Redondo nombró a su número dos, la secretaria de Estado de Igualdad, Aina Calvo, hasta ahora delegada del Gobierno en Baleares. Calvo es la sustituta de la polémica Ángela Rodríguez Pam. También Redondo designó a la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, la magistrada Carmen Martínez, y a los directores generales para la Igualdad Real y Efectiva de las Personas LGTBI+ y para la Igualdad de Trato y no Discriminación contra el Racismo, los exdiputados nacionales Julio del Valle y Beatriz Carrillo. Esta es además la primera mujer gitana que accede al cargo. Queda por cubrir todavía la dirección del Instituto de las Mujeres.
Aunque no se haya curtido en el movimiento feminista, señalan sus colaboradores, sí es una dirigente "muy sensible" a la lucha por los derechos de las mujeres y del colectivo LGTBI, dos cuestiones "muy transversales" a las que, de hecho, "no es ajeno ningún socialista". Y le ayudará, añaden en el partido, el trabajo hecho en la última legislatura por la secretaria de Igualdad de la cúpula, la diputada leonesa Andrea Fernández, y la que era la portavoz del área en el Congreso, la exparlamentaria jiennense Laura Berja. "La línea del PSOE es clara, no nace de ahora, Ana tiene que marcar agenda y hacerse con los temas", apuntan las mismas fuentes.
El foco de la ministra, también urgido por las noticias alarmantes del repunte de asesinatos machistas, es ahora la violencia de género (las 55 muertes de lo que va de 2023 son seis más que las 49 de todo 2022). Y anunció nuevas medidas, como una cita de la Comisión Interministerial, que "lleva sin reunirse desde 2018". Es decir, que Igualdad, con Montero al frente, no mantuvo un encuentro con el resto de departamentos para hablar de este asunto. Redondo sí que no se ha pronunciado sobre la ley del sí es sí, la norma bandera de la exministra y caballo de batalla de la anterior coalición desde el principio, que al final desembocó en una monumental crisis interna y en una erosión innegable del Gobierno.
El debut de Redondo en la Moncloa fue opacado por la ruptura, ese mismo día, de Podemos con Sumar
La igualdad es uno de los temas cardinales de este tema y una de las enseñas centrales de la izquierda. El PSOE quiso recuperar una de sus banderas clásicas para introducirle sosiego a una cartera que, como creen algunos dirigentes, "destrozó" Montero. Por eso la Moncloa se ha dado prisa. Volvió a sacar del horno la ley de paridad y expuso a la nueva ministra.
La operación, sin embargo, tropezó con la actualidad de ese día. Porque, apenas unas horas después, los cinco diputados de Podemos anunciaron su ruptura con Sumar. El Ejecutivo no peligrará, pero sí deberá bregar de nuevo con el ruido de los morados. Ahora desde fuera del Gabinete, desde el Mixto.
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