Se le hacía huido en Colombia con 25 millones de euros que no eran suyos y dos docenas de coche de alta gama. Lo buscaba la Justicia, la Policía y miles de afectados. El pasado 15 de diciembre, agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) lo detuvieron en Madrid. Esta es la historia de Juan González, dueño de Herrero Brigantina, el último estafador piramidal en España.
El grupo empresarial dirigido por González está bajo la lupa de la Audiencia Nacional por un presunto delito de estafa. El juez Santiago Pedraz está a la espera de ver si finalmente se hace con la causa o si tiene que pasar a otra jurisdicción. Todo empezó en un juzgado de Salamanca, con una denuncia que se ha multiplicado por miles.
El impulsor de la primera querella es un abogado de Cádiz, José Luis Ortiz, quien por el momento defiende a 413 posibles víctimas. “Es un caso de estafa de libro”, explica a El Independiente. González, extrabajador del Banco de España, se convirtió en “el lobo de Wall Street español”, vio una oportunidad de negocio y la explotó. Todo se torció en abril de 2022, cuando dejó de pagar a los inversores.
La compañía comercializaba productos financieros con una rentabilidad altísima, en algunos casos del 50%. Siempre con un riesgo bajo. Lo hacía amparado bajo el paraguas de marcas de prestigio: Axa, Plus Ultra, Mapfre y Generali. Pero todo era mentira. Las aseguradoras se han desmarcado diciendo que utilizó sus logos sin permiso. Sus empresas operaban sin tener el visto bueno de Hacienda, “pero nadie lo comprobó”, explica Ortiz. Según las pesquisas, entre 2021 y 2022 habría recaudado presuntamente unos 40 millones de euros.
Las víctimas de esta presunta estafa dejaron en muchos casos los últimos ahorros que tenían. Algunos habían puesto 20.000 euros, otros 25.000, alguno 12.000. Algunas inversiones alcanzaron los 300.000 euros. Los afectados han visto cómo las esperanzas de recuperar su dinero se han desvanecido cada vez que las autoridades competentes han ido a embargar los bienes de alguna de las empresas del conglomerado: apenas hay dinero en las cuentas. La acusación que dirige José Luis Ortiz ha conseguido información sobre otras y ha pedido a Interpol que las rastree.
Colombia, paraíso maldito
La clave para entender el caso está en una mujer colombiana, Kelly Johana Galeano, quien es la pareja de González. Según fuentes de la investigación, fue ella quien le dio la idea de enviar el dinero a paraísos fiscales y esconderlo en sociedades offshore. Los dos se casaron hace dos años en Ibiza. El dueño de Herrero Brigantina movilizó un yate, mariachis y un equipo de natación sincronizada. El champán francés corrió sin miramientos. Tras huir atosigado por las reclamaciones de sus clientes, los rumores le situaban en Colombia. Hasta el pasado 15 de diciembre.
El dueño de Herrero Brigantina volvió a España este mes. Se dirigió a Ponferrada, donde su mujer tiene escolarizada a una hija. En el centro escolar, “un padre que invirtió 60.000 euros lo reconoció y llamó a la Policía”. Los agentes le detuvieron en el momento. Tras prestar declaración, se le han retirado dos pasaportes, ya que también tiene nacionalidad colombiana. Una de las medidas que se le han impuesto es la de llevar un brazalete electrónico en su tobillo derecho, “como la de los maltratadores”, explican fuentes conocedoras.
Investigación
El caso explotó cuando, hace siete meses, una investigación de El País expuso el lado oscuro de una empresa que llegó a figurar en la lista del Financial Times como una de las que más rápido crecía. Todos los ojos se pusieron en ella cuando a principios de este año aseguró que tenía intención de salir a bolsa. Ahí empezaron las primeras dudas entre los inversores, y quienes quisieron retirar su dinero se vieron sin respuesta más de 30 días después de pedirlo.
El juez de Salamanca, donde empezaron a llegar las primeras denuncias contra este empresario afincado en Ponferrada, quiere que se investigue si el dinero de los inversores se destinó a ampliar la red de oficinas, pagar a los anteriores inversiones y conseguir beneficios para los jefes y dueños. Si, en definitiva, se trata de una estafa piramidal.
La detención del fundador del Grupo Herrero Brigantina fue ordenada por la Audiencia Nacional. Que se le haya localizado al cerebro de la trama ha sido un alivio para las víctimas. Saben que la Policía está encima de él, y que llegado el momento, si no se esconde, se sentará en el banquillo.
En la querella que inició la causa se puede leer que la sociedad vendía planes de pensiones, hipotecas y préstamos, pero “nunca ha emitido contratos bajo la denominación de seguros u otras formas que den a entender que realizan operaciones de seguros o distribución”. Brigantina ofrecía productos de inversión que prometían una rentabilidad de hasta el 50 % en 10 años. La acusación de Ortiz pedirá prisión incondicional eludible mediante el pago de una fianza de 15 millones de euros.
La OCU, que en septiembre de 2022 ya advirtió sobre las prácticas de Herrero Brigantina, anima a los afectados a recopilar todas las pruebas y presentar una denuncia ante la Policía o la Guardia Civil.
Esta asociación de consumidores detectó entonces que las ofertas analizadas “parecían un montaje para esquivar toda la legislación protectora de los inversores, ya que ni la Comisión Nacional del Mercado de Valores ni la Dirección General de Seguros intervenían, porque los inversores no adquirían un producto financiero, sino que hacían una especie de préstamo a una sociedad mercantil”.
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