La Policía Nacional ha señalado a nueve integrantes de la cúpula de ETA como responsables del asesinato en el año 2000 del concejal del PP en Durango Jesús María Pedrosa Urquiza. Los investigadores han conseguido situar a los responsables de la denominada Zuba de la banda terrorista en el momento en el que se produjo el atentado y creen que este comité ejecutivo también puede ser condenado por haber dado la orden a los autores materiales, como viene persiguiendo la asociación Dignidad y Justicia en una batería de querellas que han logrado reabrir distintas investigaciones de ETA. En este caso será el Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional el que tendrá que decidir si procesa a la cúpula de la banda por estos hechos.
En un informe de inteligencia realizado por la Comisaría General de Información (CGI), y al que ha tenido acceso El Independiente, los agentes concluyen que este organismo tenía entre sus cometidos "el diseño, la planificación, la coordinación, dirección y en ocasiones también la orden o autorización de realizar los atentados terroristas que eran materializados por los comandos operativos", además de determinar la lía política y militar de la banda.
Identificar quién mandaba en ETA en cada momento es fundamental para poder esclarecer los cerca de 400 asesinatos pendientes en la sanguinaria historia de la banda. La Policía ha llegado a la conclusión de que los comandos no funcionaban de manera autónoma, si no que era necesaria la aprobación de la Zuba para acabar con los objetivos marcados. Es lo que ocurre en la causa del asesinato de Miguel Ángel Blanco, donde se señala que los dirigentes podrían haberlo evitado, como en otras que se han reactivado en la Audiencia Nacional.
En este nuevo informe, incorporado al sumario del caso de Pedrosa Urquiza, la Policía señala a nueve individuos: Javier García Gaztelo, alias Txapote, Juan Antonio Olarra Guridi, Juanvi, y Ainhoa Múgica Goñli, Olatz, como responsables del aparato militar. A Iñaki Gracia Arregi, Iñaki de Rentería, y Asier Oyarzabal Chaparteghui, Baltza, como responsables del apartado logístico, y como mandos del Político a Mikel Albisu Iriarte, Mikel Antza, y a Vicente Goikoetxea Barandiaran, Willy. También señalan a Ramón Sagarzazu Gaztelumendi, alias Ramontxo, como jefe del aparato Internacional y a María Soledad Iparraguirre Guenechea, alias Anboto, como responsable de la Tesorería.
"Cada miembro de ETA dependía de un responsable y ese de otro superior, en una cadena piramidal. Todos los militantes conocían la existencia del Comité Ejecutivo. Las órdenes de cada responsable se acataban en la convicción de que no se trataba de una orden personal, sino que respondía a un plan elaborado por la cabeza de la organización, esa comisión directiva que era el Comité Ejecutivo", se puede leer en el informe.
La Policía señala además que la Zuba no sólo facilitaba los instrumentos para cometer los atentados terroristas, sino que los comandos actuaban "en seguimiento de la estrategia y objetivos marcados por el órgano directivo". "Los objetivos específicos de las acciones terroristas eran señalados en ocasiones por la propia Dirección, y en todos los casos los objetivos genéricos eran los que este órgano determinaba", apunta.
Los integrantes de la Zuba tenían la capacidad para decidir la concreta ejecución de una acción terrorista. "Es más, en el caso de pretender atentar contra objetivos especiales, la dirección de ETA tenía que dar su autorización. En cuanto al asesinato de políticos del PP, existió orden expresa a una generalidad de comandos para que llevasen a cabo este tipo de acciones". Por todo ello, la Policía señala que Pedrosa Urquiza se convirtió en objetivo de la "totalidad" de la banda terrorista "por ser miembro del Partido Popular". El objetivo último era la desestabilización del Estado.
El asesinato
Jesús María Pedrosa Urquiza tenía 57 años cuando lo mataron. Volvía a su casa, después de acudir a misa, cuando un terrorista a cara descubierta se le acercó por la espalda. Sólo disparó una vez, a la altura de la nuca. La muerte fue instantánea. Hacía tiempo que el concejal había renunciado a llevar escolta. Dos días después, una multitudinaria manifestación llenó las calles al grito de "¡libertad!". Por el momento se desconoce la autoría material del atentado.
Pedrosa es un símbolo de la resistencia para las víctimas de ETA. Dentro de la estrategia para "socializar el dolor", la banda terrorista puso en marcha un "contexto persecutorio y de expulsiones forzadas" para echar del País Vasco a "un grupo de población civil por su condición de español". El Instituto Vasco de Criminología cifra entre los 60.000 y 200.000 las personas que se tuvieron que marchar de la comunidad autónoma por el terror impuesto por los etarras.
Dentro de esta estrategia, el entorno etarra puso en marcha distintas formas complementarias de la violencia, enmarcada en la denominada lucha de masas, señala el informe de la Policía. Para ello fue fundamental el papel de Jarrai, una organización juvenil fundada en mayo de 1979 y cercana a la banda. Las amenazas y coacciones "iban incrementando su intensidad y si no obtenían el resultado esperado acababan en atentados terroristas". El fin último era que los objetivos terroristas abandonasen el País Vasco y así cesaran su actividad la cual ETA consideraba contraria a sus fines".
El concejal del PP sufrió esa estrategia en su propia carne. Numerosas veces se negó a ceder al chantaje terrorista y a marcharse de su hogar, a pesar de las amenazas directas y coacciones que llevaron contra él durante varios años. Le llegaron a colocar esquelas con su muerte en el portal de su casa. También aparecieron su nombre, dirección y teléfono en las calles de Durango.
El mismo Pedrosa Urquiza llegó a reafirmar su predisposición a marcharse en una entrevista radiofónica con Carlos Herrera. "La verdad, no sé si voy a ir al cielo o al infierno. Procuraré ir al cielo. Lo que sí que sé es que voy a ir desde Durango. Y con guardaespaldas o sin guardaespaldas iremos todos los días al ayuntamiento a hacerlo lo mejor que podamos en pro de todos los ciudadanos de Durango", le dijo al periodista el 15 de Diciembre de 1997. Dos años y medios después, el 4 de junio del 2000, ETA acabó con su vida con un tiro por la espalda.
Objetivo de ETA
Tras la detención del Comité Ejecutivo en Bidart, en marzo de 1992, ETA realizó un debate interno que tuvo como resultado la aprobación en 1994 de una nueva estrategia ofensiva a conseguir una confrontación mucho más intensa con el Estado y a todos los niveles, según expone la Comisaría General de Información. Era una "estrategia de desestabilización" en la que los objetivos eran representantes políticos.
Pedrosa Urquiza devino en objetivo de los etarras "por ser mimebro del Partido Popular para la consecución de la desestabilización del Estado", remachan los agentes.
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