La saturación de colapso de las salas que acogen a los solicitantes de asilo que sufre el aeropuerto de Barajas ha ido incrementándose en los últimos meses. Sólo en el mes de noviembre, último mes del que hay datos oficiales, se recibió a 589 personas de las 631 que pidieron quedarse en España huyendo de sus países. Las fuentes policiales consultadas señalan que la tendencia no es nueva y se repite desde hace meses.
Los datos están recogidos en el boletín estadístico de fronteras del penúltimo mes del año. La responsable máxima del control de entradas y salidas es la Policía Nacional, que tiene las competencias en exclusiva, y dentro del Cuerpo la Comisaría General de Extranjería y Fronteras.
En el documento CEFRONT, al que ha tenido acceso El Independiente, se ve de manera clara cómo los solicitantes de asilo prefieren llegar a Barajas antes que a otros sitios. Si a la capital llegaron 589 personas en esta situación, en segundo lugar está el aeropuerto de Barcelona con 36. En tercer lugar se encuentra Málaga con tres solicitudes.
El último fin de semana se vivieron momentos de tensión y peligro en el aeropuerto de la capital. 26 inmigrantes magrebíes se escapaban de las salas de espera tras romper una ventana. Sólo uno pudo ser detenido por la Policía, y porque volvió con una herida en la pierna provocada durante la huida y quería recuperar su teléfono móvil.
La Justicia exigió medidas
La situación de hacinamiento y colapso no es nueva. El 22 de diciembre el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) exigió al Ministerio del Interior que tomases medidas urgentes. En ese momento se encontraban 250 personas durmiendo en las dependencias de asilo. Fuentes policiales explicaron a este periódico que en esa ocasión el problema estaba con los vuelos provenientes de El Salvador.
El ministro del ramo, Fernando Grande-Marlaska, afirmó el 4 de enero que la situación de colapso era "puntual" y que en ese momento ya estaba "controlada". Nueve días después se produjo la citada fuga. La diferencia con la anterior situación es que ahora las nacionalidades mayoritarias son la magrebí, la senegalesa y la keniata.
Fuentes de seguridad y policiales no dudan en señalar que la llegada de estas personas se debe a la política migratoria del Gobierno. Por un lado, el férreo control que Marruecos está haciendo de las vallas de Ceuta y Melilla, sobre todo tras la crisis de 2021 en la que entraron 10.000 personas en la segunda de las ciudades autónomas.
Por otro lado, la llegada masiva de cayucos a las Islas Canarias ha obligado a Interior a refortalecer las relaciones con las autoridades de Senegal, de donde llegan la mayoría de migrantes.
Marlaska ha repetido en varias ocasiones que la colaboración entre la Guardia Civil y la Policía del país africano han conseguido frenar el 40% de las salidas por mar hacia España. El problema es que Senegal se enfrenta a varios problemas, entre ellos la inestabilidad del terrorismo yihadista, por lo que los ciudadanos buscan cualquier manera de salir del país. Si no es por mar lo harán por aire.
La cuestión con los magrebíes es diferente. Los agentes expertos en extranjería saben que son más peligrosos e inadaptados que los senegaleses, que suelen causar pocos problemas. Desde el norte de África llegan a Barajas con un billete de ida en regla para coger otro vuelo que los lleve a un país diferente, explican mandos policiales.
Para subirse en el primer avión necesitan tener documentación en regla, aunque necesitan un justificante de que no vienen para quedarse en España, si no que el aeropuerto sólo es un paso intermedio para ir a otro lugar. Es lo que se conoce como "pasajeros de tránsito". El problema estriba, según los mandos consultados, en que antes de aterrizar se deshacen de ellos y es cuando piden asilo.
La situación en Barajas
La situación en Barajas es difícil desde hace meses. Las salas destinadas a acoger a los solicitantes de asilo mientras se decide qué hacer con ellos están saturadas. Sólo el sábado se registraron 90 peticiones. Era el día en el que se fugaron 16 personas de una de las salas. El día anterior lo hicieron 10.
El día que Marlaska afirmó que la situación era "puntual" y que estaba bajo "control", también dijo que se habían puesto en funcionamiento una serie de instalaciones complementarias. "Es una vergüenza. No hay ni ventilación ni luz ni camas. Duermen en colchonetas y no hay sillas ni mesas", explicó a este periódico un agente conocedor de la situación.
Fuentes policiales explicaron que este martes se instalaron unas 30 literas en la sala 2, destinada a mujeres y niños. "El problema es que solo en esa sala el número se ha incrementado de 42 a 66, por lo tanto es insuficiente". En un principio se iba a proceder a realizar una "limpieza profunda" en la sala 4 debido a que han aparecido cucharachas y chinches. "Al final ha consistido en dos limpiadoras con lejía".
A media mañana de este martes, había 170 personas en la sala 4, 110 asilados y cuatro inadmitidos en la sala 3 y 86 en la 2, donde están las mujeres y niños. Además hubo un intento de entrada irregular en España desde la zona internacional del aeropuerto, aunque la persona fue interceptada por la Policía.
Quejas sindicales
El Sindicato Unificado de Policía (SUP) ha remitido un escrito al Defensor del Pueblo advirtiendo de la "situación crítica" y la Conferencia Española de Policía (CEP) se ha dirigido otra vez al Ministerio del Interior para reclamarle, como ya hiciera el 19 de diciembre, que tome medidas. Ambas han pedido que se active un visado de tránsito aeroportuario (VTA) a nacionales de países como Kenia y Senegal.
El SUP, por su parte, ha remitido una carta al Defensor del Pueblo relatando lo ocurrido durante el fin de semana y las condiciones de hacinamiento e insalubridad en la que viven los solicitantes de asilo.
Su requerimiento se dirige también a la Cruz Roja para que se responsabilice de proporcionar la asistencia social que tiene encomendada a los asilados, esto es, dicen, "la limpieza de las zonas donde se encuentran, poniendo los medios de desinfección que sean precisos para evitar la proliferación de enfermedades y recogiendo la basura puntualmente cada día".
Las críticas del SUP se dirigen también hacia AENA, señalando que el gestor aeroportuario "sigue haciendo caso omiso" a los problemas en los que se ven afectados familias con niños que disponen de "un habitáculo sin ventilación ni ventanas, iluminado por luz artificial todo el día, sin duchas y con un único baño para todos los hacinados en colchonetas hinchables sin fumigar".
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