Tras la reafirmación de Santiago Abascal como presidente de Vox, la renovación del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y la salida definitiva de toda la corriente liberal -al menos de la primera línea política-, el partido ha querido sellar otro de sus grandes problemas programáticos y de identidad: el discurso económico por el que se guiará en esta nueva etapa. Para ello, la organización creará una Oficina Económica que filtre y transmita públicamente un discurso homogéneo respecto a esta competencia. Al frente de ella, se situará José María Figaredo (Gijón, 1988), nuevo miembro del CEN, secretario general de Vox en el Congreso de los Diputados y desde principios de enero ''barón' de Vox Asturias. Su mando se complementará en Bambú junto a otros tres perfiles técnicos sin cargos políticos, de los que se desconoce su identidad.
Hay dos problemáticas que vienen perjudicando a Vox desde la pandemia del coronavirus. La primera es la ausencia de un itinerario económico claro, con vaivenes. La segunda, es el goteo de perfiles económicos que han abandonado las filas para volver a la actividad privada o han quedado como meros militantes en la última etapa, desde Vistalegre III en marzo de 2020. Entre ellos, nombres importantes en este ámbito, como Iván Espinosa de los Monteros, Rubén Manso -preparó el programa económico de las generales de 2019-, Víctor González -ha sido el último vicepresidente económico- y, por ejemplo, a nivel regional, el ex número dos de Rocío Monasterio, José Luis Ruiz Bartolomé. Todos vinculados al mundo empresarial, a las finanzas o al mundo inmobiliario de una u otra manera.
El ejemplo claro de ese discurso plural es el intento de Vox, durante la crisis del coronavirus, de amagar hacia un relato más proteccionista similar al del Frente Nacional francés, ahora denominado como la Reagrupación Nacional. Tras un tiempo jugando con un discurso aproximado a la clase trabajadora, los ultraconservadores modularon hacia expresiones en defensa de los más perjudicados por la pandemia, y enfrentándolos con la élite, el Gobierno, por impedirles, según ellos, realizar su día a día. Ello bajo la previsión de que los efectos económicos de los confinamientos agitarían a la sociedad. Se denunció la imposición obligatoria de la mascarilla asociándola con la falta de capacidad de las familias más humildes para acceder a ellas cuando tienen que elegir "entre leche y mascarillas". Y se planteó que "no hay dinero para que el Estado las financie, para que ayude a autónomos, parados y familias sin ingresos; pero sí para que el Gobierno se suba el sueldo y engrosen la lista de enchufados".
Los argumentos, entre otros, los emplearon Espinosa de los Monteros y Jorge Buxadé, cercanos en cuestiones morales y tradiciones, pero antagonistas en lo que a política económica se refiere. Las líneas en la materia que estructuraron a Vox en un principio, venían fijadas por el exportavoz parlamentario. Y empezaron a virar a partir de 2017, cuando con el procés de fondo como combustible, la doctrina populista de influencia europea y estadounidense tiñó las siglas. Desde 2014 hasta entonces, se abogaba por una libertad económica extrema y se hacía una dura crítica al gasto público y social, y más a la fiscalidad. Y se justificaba la reducción vinculándola con la corrupción política. Garantizando, eso sí, el sostenimiento del Estado de Bienestar a cuenta de recortes en burocracia, subvenciones, coches oficiales u observatorios.
El crecimiento interno de perfiles como el de Buxadé, proveniente del PP pero con pasado falangista, empezaron a impregnar los asuntos económicos con medidas proteccionistas. Aunque el exvicepresidente y europarlamentario encaja más en una etiqueta antiglobalista para justificar el desglose de las mismas. El aporte de Buxadé y el resto de la corriente que encarna, más dura y pegada al nacionalismo y a la religión, se refleja en el programa económico de las pasadas generales, que ambos dirigentes presentaron en la sede nacional en julio del año pasado.
El perfil antiglobalista ha modificado la ruta hiperliberal de Vox en los últimos años, aunque manteniendo el recorte de impuestos"
Aquí se habla de mantener impuestos bajos, pero garantizando un incremento del gasto público y social. Se sigue una línea similar al de 2019, pero, frente a ese liberalismo extremo se busca imponer a las grandes tecnológicas como Google, Apple o Facebook una subida de impuestos. También tasas a pagar a la ciudadanía por el uso de datos privados. Anteriormente solo se comentaba que deberían tributar en España por los ingresos generados.
Se camufla otro aspecto como corte social: la bonificación por embarazo, pero para empleadores, con la finalidad de que no tengan pérdidas durante el periodo de baja. El modelo económico de Vox en sus inicios, tenía más afinidades con formaciones hermanadas como Alternativa para Alemania, por su defensa de una menor participación del Estado en la economía. Pero ese antiglobalismo, mezclado con el rechazo migratorio, lo ha alineado con socios intermedios entre ambos postulados como la Fidesz húngara o Ley y Justicia (PiS) en Polonia. Sobre esa base deberá navegar Figaredo, para que todo el partido comparta un discurso claro y se transmita con mayor claridad a la audiencia. Una de las medidas económicas en las que más insiste el partido es el recorte de las subvenciones a sindicatos en aquellas regiones donde cogobierna. Es el caso de Castilla y León.
Conexión con la Cámara Baja
Además de definir lo semántico y hacer propuestas propias, la entidad valorará toda iniciativa parlamentaria que se ponga encima de la mesa de las cámaras. Tanto públicas como privadas. Lo que une con claridad Bambú con las Cortes y el encaje de Figaredo para el cargo por ser 'dos' de Pepa Millán en el Grupo. En declaraciones para OkDiario, quien adelantó la información, el propio coordinador explica que el Ejecutivo "siempre ofrece los datos cocinados y con sus sesgos favorables".
La oficina concentrará "muchos datos de iniciativas, preguntas y solicitudes de informes" para tomar partido. E incluso adelanta que habrá un acercamiento al Ibex para que haya feedback entre ámbitos. Ello, pese a que Abascal indicó en su discurso de reelección que a Vox no lo controlan "ni los personalismos, ni los medios de comunicación, ni el Ibex". El objetivo clave es dar la batalla al Gobierno de coalición de PSOE y Sumar en lo económico más allá de lo ideológico.
Figaredo y el alza de los jóvenes en Vox
El peso de la juventud dentro de Vox ha crecido en los últimos años. Una tendencia por apostar por relevos que atraigan nuevas capas de votantes que viene dándose desde la designación de Juan García-Gallardo para liderar la candidatura a Castilla y León y ser vicepresidente previo pacto con el PP. A él le siguieron sus homólogos de Aragón y Murcia, Alejandro Nolasco y José Ángel Antelo. Luego Millán o Rocío de Meer, sobrina del asesor de Abascal, Kiko Méndez-Monasterio, tras destacar en el Senado y en el Congreso.
A su entrada en el Parlamento, Figaredo destacó mediáticamente por ser sobrino político de Rodrigo Rato, exvicepresidente del Gobierno y ministro de Economía con José María Aznar. Esta condición no ha pasado desapercibida en el Congreso. Precisamente, en abril de 2021, durante una interpelación parlamentaria sobre la bajada de impuestos, el diputado dijo a la ministra de Hacienda y vicepresidenta -ahora primera-, que los contribuyentes ven como sus impuestos van a la corrupción; "destinados a pagar putas y coca de los señores consejeros o presidentes". Ella le advirtió que siendo su sobrino, "tiene cuajo" que hable de "corrupción".
Es hijo de José María Figaredo Rodrigañez, quien fuese uno de los principales empresarios de la minería asturiana. Al margen de los lazos familiares, a Rato y a Figaredo le unen el ámbito económico. Es abogado y economista colegiado, licenciado en ADE y especializado en arbitraje y litigios. En el Congreso, al margen de sus cuatro principales competencias comentadas, se unen las funciones de portavoz en las comisiones de Economía, Comercio y Transformación Digital y Transición Ecológica y Reto Demográfico, y adjunto en Industria y Turismo; una experiencia clave para que Abascal le haya designado para coordinar la oficina económica.
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