Si había una baza electoral para que Vox consiguiese despuntar en las elecciones de Galicia esa era la nacionalización de la campaña del 18-F. Para exprimir al máximo la confrontación con el Gobierno. Una nacionalización que, pese a los intentos de la fuerza ultraconservadora, y particularmente de Génova y Ferraz [para evocar una especie de plebiscito que rechazase o avalase la gestión de Pedro Sánchez], no se ha producido. Bambú apostaba por que los temas fueran, entre otros, la influencia del nacionalismo, a lo que se ha unido las protestas del campo, las cuales han respaldado en todo el territorio con especial intensidad en la autonomía gallega. Sin embargo, cuestiones como la protección del mar, la sanidad o la economía han dominado la agenda.
En el ecuador de la campaña, el posicionamiento de Alberto Núñez Feijóo el sábado favorable a un indulto a Carles Puigdemont por su actuación al procés, ya matizado, ha movilizado a Vox en búsqueda de dar un golpe sobre la mesa a cuatro días del cierre y cinco de la jornada de reflexión para concienciar al electorado más afín ideológicamente que quiera apoyar a los populares por una cuestión de 'voto útil'. La denuncia contra el dirigente del PP no se ha hecho esperar por parte de la cúpula de Vox, desde vocales de la dirección como Juan García-Gallardo, también vicepresidente de Castilla y León, hasta el propio líder de la marca, Santiago Abascal.
Este lunes, el de Amurrio, muy crítico desde la sede nacional de Vox, arremetió contra su rival de espacio político: "A nosotros no nos pillan mintiendo ni estafando a los españoles". Abascal abonó así la tesis de la que parte su grupo, de que el PP hace "oposición de media jornada" contra Sánchez mientras le ofrece pactos de Estado, como "la renovación del CGPJ con un mediador extranjero", durante el resto de la misma. "La sensación de estafa en Galicia probablemente es muy grande", apuntó. Indició en que ante una abstención en 2020 del 51%, "la esperanza de Vox es que haya muchos gallegos que apoyen a una fuerza de ley, orden, que rechaza la Agenda 2030, la burocracia y las políticas progres". Y es que para Abascal, sin "riendas" ni "espuelas", el PP hará en Galicia políticas "nacionalistas e izquierdistas".
Vox busca incidir en la base electoral del PP
Si hay un feudo impermeable a Vox en los últimos años ese ha sido Galicia. Sin embargo, en vista de lo ajustadas que están estas elecciones, los populares ya han mostrado temor por que la intención de voto media estimada en las encuestas a Vox, del 2%, abra la puerta a un Gobierno de BNG y PSdeG. El último sondeo que se ha conocido antes de la prohibición por ley -se impiden publicaciones en los cinco días previos para que no se influya en el voto- que impide difundir más encuestas de forma pública, ha sido el CIS flash. Este, al igual que el grueso de 42 mediciones de precampaña y campaña, establece un 2,4% de atribución a Vox. Asimismo, le dota de la posibilidad de aspirar a un escaño.
En esa cruzada de Vox por captar voto popular que afiance su entrada al Parlamento de Galicia, se antoja una pregunta clave: cuántos votantes son receptivos a inclinarse por Vox por ideología. El CIS, en su despiece interno, aporta varios datos. Hay una base de indecisos en las filas populares del 18,9%, que podrían barajar la opción de Vox junto a la abstención u otra. De ella, un 5,7% ve "muchas" posibilidades de cambiar de voto o no ejercerlo. Por otro lado, destaca la afinidad ideológica potencial dentro del PPdeG con el sector que más respaldó a Vox hace cuatro años.
Si se atienden al recuerdo de voto del CIS del elector de Vox en 2020, ideológicamente más de la mitad (64,1%) del mismo se sitúa en un 8 o un 10 -hay ausencia de 9- en una escala de diez; siendo esa cifra 'extrema derecha' y un 1 'extrema izquierda'. La mayoría, un 40,8%, se autoubica en el 10, siendo ese perfil de votante quien más apoya y afín se siente al partido de Abascal. Si se atiende al total de la encuesta publicada este lunes, un 11% de los encuestados se define así, lo que, extrapolado al censo (2.693.624 personas) que participará en las elecciones, estamos hablando de 296.300 votantes de ultraderecha. De ese total, Vox solo ha calado en el 2% -de sus 2,4% de voto total-, en 54.000 personas. Dentro del PPdeG, el 24,3% del votante que apostó en 2020 por Feijóo, se califica así. Supone un 9% de los encuestados por el CIS, que complementan el total de los once puntos. De esa cifra de 296.300 votantes, y restando lo ya adherido por Vox, quedan como electores potenciales de la candidatura unos 242.300 votantes del PPdeG.
Por lanzar una idea de lo que supone este número de electores, actualmente el PSdeG cuenta con 14 diputados gracias a un respaldo similar. Seis logró en 2016 el BNG con la mitad de ese respaldo. Nueve sacó AGE en 2012 con algo más de la abstención que se estima ahora, de un tercio. El votante medio de Vox en Galicia tiene entre 25 y 44 años, es en ocho de cada diez ocasiones hombre, y tiene un compromiso de voto con las siglas de un 87% frente a un 63,6% del PP.
A nivel nacional, las cifras de electorado de Vox que se definen con un diez, de ultraderecha, son algo menores, un 31,1%. Aunque es la etiqueta que más predomina en el bloque. La segunda es 'muy de derecha', en un 8 de 10 (19,3%), seguida de 'centro', en un 5 (16,1%).
Un lastre añadido: la falta de simpatía por el candidato
Vox, a la hora de afrontar la campaña, ha evitado tachar directamente al PPdeG de rival. De hecho, ha fomentado la idea de que a los populares le sobrará, como ocurrió en las generales, varios miles de voto que no se transformará en escaños durante el reparto de restos en base a la Ley D'Hondt. Por ello, ha solicitado el voto por convicción al elector. Es más, apunta a que su rival a batir es el BNG, el único al alza en las encuestas.
Si las declaraciones de Feijóo respecto a la amnistía, las negociaciones que se dieron con Junts para su investidura o la posibilidad de plantear un indulto dejan abierta una oportunidad para captar votante que pueda sentirse descontento; la elección del candidato por parte de Vox no alienta demasiado. Sobre todo, teniendo en cuenta que será el ganador quien gestione la Xunta durante los cuatro próximos años, en un ambiente social de marcado galleguismo. La propuesta de Álvaro Díaz-Mella, cabeza de lista por Pontevedra, donde Vox tiene depositados sus esfuerzos para rascar ese escaño, así como en A Coruña, no genera demasiado entusiasmo. Incluso entre la propias bases.
La mayoría de votantes de Vox en Galicia, un 40,8%, se autoubica en la máxima etiqueta ideológica de la derecha. Un 23,4% en el caso del PPdeG"
El 54,6% de los votantes de Vox en 2020, según el CIS, preferirían que Alfonso Rueda siguiera siendo el presidente de la Xunta. Apuestan por su candidato uno de cada dos electores (23,9%), mientras que el resto no tiene gusto por ninguno. Dentro del PPdeG, esa preferencia por el candidato de Vox se reduce drásticamente a un 0,7% de los encuestados. De forma más ampliada, y en una escala del 1 (muy mal) al 10 (muy bien), un 25% de votantes del PP y un 10,4% tienen una valoración "muy mala" de Díaz-Mella. Un 9,2% de los populares lo aprueban con un 5, y cuatro de cada diez afirman no conocerle. Un 14,8% de votantes de Vox lo avalan con un 10, mientras que dos de cada diez dicen no conocer a su candidato.
El PP quiere alejar la polémica generada
El PP intenta minimizar el impacto de las declaraciones de Feijóo durante un encuentro con 16 medios de comunicación de distinto signo, incluido El Independiente. Este lunes, en una entrevista en Informa Radio, el portavoz parlamentario popular, Miguel Tellado, alejaba a su partido de una supuesta negociación con el independentismo: "no la hay, y no lo ha habido". En dicha encuentro, Feijóo se habría mostrado abierto a un indulto condicionado a arrepentimiento y renuncia a la vía unilateral por parte de Puigdemont. También habría reconocido que el partido estudió durante un día la amnistía y su encaje constitucional.
El dirigente del PP, en todo caso, y en declaraciones a los medios en Ferrol, ayer, apuntó a un intento de "embarrar la campaña" y dijo: "Voy a ser muy claro y contundente: he dicho que no, dije que no y sigo diciendo que no a cualquier amnistía". Porque la vía "es ilegal, inconstitucional y porque rompe el principio de igualdad de todos los españoles". "Digo y dije que no porque no se dan las condiciones para ningún posible indulto", añadió Feijóo, mostrándose favorable a la "investigación de la Justicia" por posible acto de terrorismo o "presunta conexión" del independentismo con el Kremlin.
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