Los socialistas prometen hacer un análisis más sosegado del severísimo correctivo que recibieron este domingo en las urnas en Galicia, pero por lo pronto creen que la causa principal, casi única, del desplome de sus siglas es que su candidato, José Ramón Gómez Besteiro, no ha tenido tiempo para consolidar su proyecto, porque fue proclamado como cabeza de cartel hace tan solo cuatro meses, en octubre de 2023. No cree la dirección que haya influido la dinámica nacional, ni la ley de amnistía. Ni cree que con su política o su estrategia haya podido engordar al BNG, la fuerza vista claramente como la alternativa al BNG. El problema, ha sido, pues, el escaso margen del que ha dispuesto Besteiro, por el que sigue apostando para los próximos cuatro años.
Pedro Sánchez reunió este lunes a su ejecutiva federal, muy pocas horas después del batacazo de su partido en las elecciones autonómicas gallegas. El PSdeG perdió 5,34 puntos y cinco escaños respecto a la convocatoria anterior, de julio de 2020. Se dejó 46.000 votos por el camino pese al aumento de la participación en 18,34 puntos. Se quedó con nueve diputados de un Parlamento de 75 asientos, con el 14,04% de los votos. Su peor resultado histórico. El PP mantuvo su mayoría absoluta, con 40 parlamentarios (dos menos que hace cuatro años), y el BNG alcanzó un nuevo techo: pasó de 19 a 25 actas. Democracia Ourensana (DO) se estrena en la Cámara y sienta a uno de sus representantes.
Creemos en proyectos a medio y largo plazo. Una opción política necesita tiempo para permear. Besteiro es el hombre adecuado", justifica la portavoz de la cúpula
La portavoz de la cúpula, Esther Peña, reconoció que el del 18-F "no es un buen resultado", no es el que el partido esperaba, pero insistió en que la lección aprendida de cara al futuro es la de que hay que afianzar los liderazgos. La "autocrítica", señaló en rueda de prensa, es esta: "Creemos en proyectos a medio y largo plazo, y son premiados por los ciudadanos. Una opción política necesita tiempo para permear. Y Besteiro es el hombre adecuado". La dirigente argumentó que en las veces en las que el PSOE ha apostado por mantener a un líder, este al final acabó encontrando su espacio. Y se remitió, sin mentarlo, a lo que ocurrió con Emilio Pérez Touriño, que se presentó en 2001, no ganó, y en 2005 logró la Xunta porque la suma con el BNG sí alcanzó la cifra de los 38 escaños. La diferencia es que Touriño sí mejoró en 2001 el resultado de su predecesor, Abel Caballero —hoy alcalde de Vigo—, mientras que Besteiro ha empeorado sustancialmente el del anterior candidato, Gonzalo Caballero. En Ferraz invocan el ejemplo asimismo de Fernando González Laxe, que concurrió en 1985, se convirtió en presidente de la Xunta por una moción de censura en 1987 y mejoró los datos de su formación en las autonómicas de 1989, en las que sin embargo cedió el poder a Manuel Fraga. "Conocemos el camino y nos queda aplicarlo. El 100% del esfuerzo va a ir destinado a poner a los gallegos en el centro de la acción. No hay espacio ni tiempo para mirarnos los unos a los otros, no hay un minuto que perder", justificó la portavoz.
Lo que venía a expresar la dirigente es que la estrategia de los últimos años del partido había sido errada. Desde que Touriño cedió la Xunta a Alberto Núñez Feijóo, en 2009, en cada elección el PSdeG ha ido cambiado de candidato y quemando líderes: Pachi Vázquez en 2012, Xoaquín Fernández Leiceaga en 2016, Gonzalo Caballero en 2020, José Ramón Gómez Besteiro en 2024. El reto, dijo, es desplegar "liderazgos muy pegados al territorio". "La tierra, para el que se la trabaja", resumió. Un fallo que, por cierto, ya apuntaban en el PSdeG en plena campaña.
Ferraz detecta que necesita liderazgos "apegados al territorio" y que tengan continuidad: "La tierra, para el que se la trabaja", alegan, mirando al BNG
El ejemplo al que miran en el PSOE es el propio BNG: en 2016 Ana Pontón llegó al liderazgo del partido, firmó ese año un pésimo resultado —seis escaños, aunque se calculaba en aquellos comicios que podía llegar a desaparecer, arrastrado por En Marea—, pero aguantó y saltó a 19 diputados en 2020 y a 25 en 2024, y ese es, creen fuentes de Ferraz, su "techo". También perjudicó a Besteiro, continuó Peña, que Alfonso Rueda, el presidente de la Xunta, decidiera adelantar los comicios a este 18-F. La portavoz, no obstante, señaló que Ferraz seguirá en contacto con el PSdeG, que aún debe celebrar una reunión de su comité nacional —su máximo órgano de dirección—, para continuar con el diagnóstico y analizar por qué se ha despeñado tanto el partido.
Necesidad de "apuntalar" a Besteiro
En cualquier caso, desde la misma noche del 18-F la dirección de Sánchez se afanó en apuntalar el liderazgo de Besteiro, pese a que él no tiene cargo orgánico. Era secretario general del PSdeG en 2016, pero una decena de imputaciones judiciales —todas se desmoronaron con el paso del tiempo y la última se archivó en diciembre de 2022—, le sacó del mando de la federación y de la candidatura. En 2021, el PSdeG destronó como líder a Gonzalo Caballero y ungió a Valentín González Formoso, que en 2023 cedió la cabecera de cartel a Besteiro, el hombre de Sánchez.
Besteiro es, subraya Peña, el "líder natural" del PSdeG, pese a que no tiene todavía las riendas orgánicas ni se prevé congreso, y será el candidato dentro de cuatro años
Peña recalcó que Besteiro es el "líder natural" del PSdeG, "refrendado y apoyado por nuestra militancia", del que da por hecho que "obtendrá magníficos resultados en cuatro años", razón por la que hay que "apuntalar su liderazgo". Ferraz, por tanto, no cuestiona en absoluto la continuidad de Besteiro. Lo blinda. Algo paradójico porque en otras ocasiones —como sucedió con el proceso congresual valenciano— la dirección se ha remitido a la voluntad de la militancia. Ahora, da por hecho que el dirigente de Lugo recibirá el apoyo de sus bases en los futuros procesos de primarias. No hay además fecha para el congreso autonómico del PSdeG, en el que tendría que producirse el relevo orgánico de Formoso por Besteiro. "Apoyo", "absoluta confianza" por tanto hacia el político lucense por parte de Ferraz. Indubitado.
Pese a que este lunes el PP apuntó que las gallegas son la primera señal de un cambio de ciclo electoral, en el PSOE creen que "todo sigue igual", que "no se han movido muchas piezas", porque la Xunta estaba gobernada por los populares con mayoría absoluta y seguirá bajo su control. Peña indicó que pese a que en las pasadas elecciones autonómicas y municipales del 28-M los socialistas perdieron la mayor parte de su poder territorial, el PP solo les aventajó en 3,4 puntos. El 18-F, siguió, los populares han cedido dos escaños y han menguado en porcentaje de voto —apenas 0,59 puntos—.
Y pese a que durante la campaña Ferraz apuntaba a Feijóo, advirtiendo de que si Rueda perdía la Xunta, el líder del PP es el que quedaba herido de muerte, ahora la cúpula insiste en que todo queda como estaba. "El PP necesitaba una alegría y uno de sus feudos se la ha refrendado", apuntó Peña, que recordó que la izquierda en su conjunto ganó un escaño —pasó de 33 a 34 diputados, básicamente por la "pujanza" del BNG— y que la diferencia entre bloques ha disminuido en 3,04 puntos (era de 4,79 puntos en 2020 y ahora es de 1,75), con el 100% escrutado. "No creo que exista ningún cambio de ciclo, existe una resiliencia demostrada del PP en mantener unos resultados autonómicos en Galicia con cierta solidez", razonó.
La amnistía no ha sido un "factor" con "influencia relevante" en los resultados, "ni para el PSOE ni para el PP"
La tortuosa tramitación de la ley de amnistía no ha sido un "factor" con "influencia relevante" en los resultados, "ni para el PSOE ni para el PP", señaló Peña. Por un lado, entienden en la cúpula que no ha afectado la "metedura de pata supuesta de Feijóo" mediada la campaña, cuando Génova reconoció que valoró durante 24 horas esa medida de gracia y cuando mostró su apertura a un indulto condicionado para Carles Puigdemont —y eso que la dirección y el PSdeG utilizaron este resbalón en la recta final—. Y, por otro, insistió la portavoz, no ha habido penalización por la amnistía, ya que el trasvase de votos ha ido a un partido, el BNG, que es "soberanista y que apoya" el perdón absoluto al procés.
La dirección desecha también la tesis de que haya contribuido a alimentar a las formaciones nacionalistas e independentistas: han coincidido una "pujanza fuerte del BNG", que ya había crecido en 2020 y que ahora se ha disparado, y la "movilización de última hora de la derecha", que vio que la Xunta podía peligrar, justificó Peña. En todo momento endosó los resultados al contexto gallego: "Se ha votado en términos territoriales, y así sucederá en Euskadi", la siguiente competición electoral y en la que en principio los socialistas parten en mejor posición que el PP.
Peña también reivindicó el "papel vertebrador" del PSOE en toda España. Porque es cierto que el PSdeG firmó el domingo un escuálido 14,04% de los votos, pero no lo es en territorios donde el PP sí es más marginal, caso de Euskadi —consiguió un 6,77% en coalición con Ciudadanos en las vascas de 2020— o Cataluña —cosechó el 3,85% en las autonómicas de 2021—. Ferraz acusa a Génova además de haber abierto "de par en par" las puertas a la ultraderecha en los gobiernos. "Tenemos resultados diferentes en las comunidades autónomas pero no somos residuales en ninguna", reivindicó Peña.
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