El PSOE apretará los dientes. No hará mudanzas estratégicas radicales. No se dejará llevar por la impaciencia. Ferraz receta "calma", hacer una lectura reposada de lo ocurrido el 18-F, una catástrofe inesperada pero que considera que hay que circunscribir al contexto gallego, sin extrapolarla al conjunto de España. La salida, al menos por ahora, es "consolidar", "afianzar" los liderazgos territoriales. Apuntalarlos, darles tiempo. Y eso sucederá con José Ramón Gómez Besteiro, el cabeza de cartel del PSdeG. La dirección apuesta por su continuidad y no promoverá su relevo, y tampoco tropezará en ese propósito, previsiblemente, con oposición interna en la federación gallega.
Pedro Sánchez reunió a su ejecutiva federal este lunes en el cuartel general de los socialistas. Y llegó a la cita "tenso", "afectado", según relataban algunos de sus compañeros, con un rictus grave porque el desenlace de las elecciones autonómicas en Galicia de la noche anterior no podía haber sido peor: el PSdeG se hundió. Por completo. Pasó de 14 a solo 9 escaños, cayó del 19,38% al 14,04% de los sufragios, perdió más de 46.000 votos pese al aumento de la participación en 18,34 puntos. Una auténtica tragedia, aunque en la cúpula autonómica ya barruntaban el golpe. No de esa dimensión, porque traspasar la barrera de los dos dígitos se antojaba inimaginable. El PSdeG lleva descendiendo en apoyos desde 2009. Sin descanso.
Se trata de "consolidar" los liderazgos, "aguantarlos, apoyarlos, ayudarlos", y que vayan trascendiendo la marca del partido
El secretario general y presidente del Gobierno señaló a los suyos que una parte del fracaso en Galicia se debe a la falta de tiempo que ha tenido Besteiro para darse a conocer, para asentar su proyecto. Fue, de hecho, lo que trasladó después en rueda de prensa en Ferraz la portavoz de la ejecutiva, Esther Peña: "En ocasiones —explicó la dirigente a los medios— no se da con la tecla para hacer llegar un proyecto a la ciudadanía, pueden darse varios factores, en este caso la falta de tiempo". Esa fue, de hecho, la única "autocrítica" pública que hizo el PSOE.
Pero Sánchez, a puerta cerrada, también reconoció que faltan referentes territoriales en el ámbito autonómico, que los cuadros más potentes están en los ayuntamientos y en el Ejecutivo central, por lo que la manera de afrontar la debilidad territorial del PSOE es, cree, a través del "fortalecimiento" de los liderazgos autonómicos. Se trata de "consolidarlos", y eso quiere decir, glosaban posteriormente cuadros de la dirección, "aguantarlos, apoyarlos, ayudarlos", y eso que durante años su protagonismo había ido menguando porque Sánchez ha desplegado un partido sumamente presidencialista, con menos espacio para los barones. En definitiva, ahora se promoverá "asentar los liderazgos" y hacer que con el tiempo vayan trascendiendo la propia marca, para que le sumen a ella. Es decir, que igual que Sánchez es sentido como un "activo" para el partido, porque alcanza a más votantes que en principio no se sienten atraídos por las siglas del PSOE, se trata de que los barones y mandos territoriales también vayan añadiendo valor a la marca. Y para eso se necesita tiempo. Una posibilidad, ilustra una responsable, es que los barones fueran promocionados en los circuitos de las teles y radios nacionales, para que tengan mayor proyección pública, y no solo en sus CCAA.
Solo están abiertos dos procesos orgánicos ahora mismo, Valencia y Extremadura, y no se prevén más procesos congresuales ahora
El PSOE, tras el tsunami de las elecciones autonómicas y municipales del 28-M, solo dirige tres comunidades —Castilla-La Mancha, con mayoría absoluta, Asturias y Navarra— y cogobierna una cuarta, Euskadi, cuando hasta entonces tenía nueve presidentes autonómicos. Aunque en las locales el PP solo aventajó a los socialistas en 3,4 puntos, recordó Peña, su pérdida de poder institucional fue colosal. Seis presidentes cedieron el poder en sus regiones, pero solo en dos federaciones, Valencia y Extremadura, se han activado por ahora los procesos de renovación orgánica, que culminarán en un mes. El PSPV será liderado, a partir del congreso extraordinario de marzo, por la ministra de Ciencia, Diana Morant —ella sustituirá al expresident Ximo Puig—, y en Extremadura habrá primarias entre dos candidatos, Lara Garlito y Miguel Ángel Gallardo, dado que el tercer aspirante, José María Vergeles, no llegó al umbral de avales necesario. Pero no están previstos más cónclaves autonómicos. No, desde luego, antes de las elecciones vascas, que se esperan para el 21 de abril, ni antes de las europeas del 9 de junio. "No tendría sentido meternos en líos orgánicos hasta entonces", razona una integrante de la cúpula.
Aprender del pasado
Los planes de Ferraz, pues, pasan por esperar al congreso federal ordinario —aún sin fecha, pero no se celebrará antes de este otoño—, para que después, en cascada, se produzca el refresco orgánico de todo el partido, de arriba abajo. Y no está claro qué barones enlazarán otro mandato o bien serán reemplazados por una nueva hornada de líderes. Se da por hecha la salida del aragonés Javier Lambán, pero es una incógnita todavía si se propiciará el relevo en federaciones como Baleares o Canarias —los expresidentes Francina Armengol y Ángel Víctor Torres quieren seguir, pero ahora ejercen los cargos de presidenta del Congreso y ministro de Política Territorial— o si se mantendrá la apuesta por Juan Espadas en un territorio absolutamente vital para el PSOE como Andalucía.
La lección es que no se puede cambiar de liderazgos y candidatos con cada convocatoria. Los socialistas evocan los antecedentes de Touriño y de Laxe, y también el de Pontón en el BNG
Lo que estaba pidiendo Sánchez a su equipo, por tanto, es reforzar las estructuras autonómicas del país, justo las que están más debilitadas después del 28-M. Y no solo afecta a los barones, sino también a los cuadros intermedios. Galicia es, para Ferraz, el espejo a evitar: una federación con alcaldes con tirón —Abel Caballero en Vigo o Inés Rey en A Coruña—, pero sin un aparato regional potente, incapaz de movilizar a sus bases, como se dolían en el cuartel general.
La lección del 18-F, para los socialistas, es que no se puede cambiar de liderazgos y candidatos con cada convocatoria electoral. Desde que en 2009 el presidente de la Xunta, el socialista Emilio Pérez Touriño, perdió el poder, han desfilado por el PSdeG cuatro cabezas de cartel y cuatro secretarios generales más una gestora. Peña por eso aludía, sin citarlos, los antecedentes de los expresidentes autonómicos Fernando González Laxe y Emilio Pérez Touriño, que en la segunda ocasión en que se presentaron a las urnas —en 1989, el primero, y en 2005, el segundo— mejoraron sus resultados previos. Ferraz también mira a Ana Pontón, líder del BNG desde 2016, que ha sido capaz de sacar a su formación del peor resultado, el de las autonómicas de ese año (seis diputados), hasta catapultarlo a su mejor marca, la del pasado domingo (25 actas), que para la cúpula de Sánchez es su "techo" electoral.
Besteiro, que fue secretario general del PSdeG entre 2013 y 2016, es una apuesta total de Sánchez. Tuvo que ceder las riendas de la federación por una cascada de imputaciones que se fueron deshilachando, hasta que en 2023, archivadas todas ellas, el presidente y su partido lo rehabilitaron. Fue delegado del Gobierno en Galicia dos meses y medio, candidato a las generales por Lugo y proclamado cabeza de cartel a las autonómicas el pasado octubre, por lo que solo dispuso de cuatro meses para dar a conocer su proyecto. Y esa limitación ha pesado en su campaña, según analizaban en el PSdeG y admitían en Ferraz.
La alcaldesa de A Coruña, Inés Rey, señaló que la campaña fue "manifiestamente mejorable", porque el discurso quedaba anticuado, anclado en la Galicia de hace 20 años
Ahora, la cúpula federal lo quiere mantener, pase lo que pase. Peña insistió en que es el "líder natural" de la federación, aunque todavía no sea el secretario general —lo es, desde diciembre de 2021, Valentín González Formoso— ni asome congreso autonómico a la vista. Es más, dio por sentado que será el candidato dentro de cuatro años, en 2028. En el cuartel general no prevén problemas para que Besteiro siga siendo el rostro del PSdeG, porque la federación es "un solar", totalmente desarticulada, y porque el 18-F no dejó ningún liderazgo alternativo al que agarrarse y que pueda sacar la cabeza. Abel Caballero, regidor imbatible en Vigo, vio el domingo cómo su partido quedó tercero, tras el BNG y el PP. El alcalde no acudió a la reunión de este lunes en Ferraz por razones de agenda, pero desde su círculo más cercano recalcaban a este diario que comparte también que hay que "consolidar un candidato y un proyecto fuerte en Galicia", que es "imprescindible acabar con la práctica de cambiar en cada elección de candidato". "Cuando lo hicimos, gobernamos: Touriño pasó de 17 diputados en 2001 a 25 en 2005, que con 13 del BNG sumó 38. No podemos volver a cometer los errores que nos han hecho perder votos con cada elección. No podemos volver a desangrarnos", explicaban.
Las dos representantes del PSdeG que sí acudieron a la cita en Madrid, Inés Rey —alcaldesa de A Coruña y vicepresidenta primera de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP)— y Pilar Cancela, responsable del PSOE Exterior y secretario de Estado de Migraciones, también compartieron que no hay más salida que dejar trabajar a Besteiro los próximos cuatro años. Rey añadió que la campaña fue "manifiestamente mejorable", un comentario que, según relataron miembros de la dirección, no gustó a Sánchez. La alcaldesa de A Coruña observó que el PSdeG no tiene "un discurso propio", que defiende el mismo "marco conservador que es el que vale al PP, que no se dirige a la Galicia de 2024, sino a la de hace 20 años". La regidora cree que Besteiro se dirigió demasiado al sector primario y no al terciario, cuando el grueso de los votantes del partido viven en las zonas urbanas. Un mensaje que supo asumir Ana Pontón. Cancela intervino en una línea similar a la de Rey, reforzando su reflexión.
El "papel vertebrador" del PSOE, a diferencia del PP
También María Jesús Montero y Santos Cerdán, números dos y tres del PSOE, convergieron con que hay que reforzar la estructura territorial del partido. Como avanzó El País, la vicesecretaria general y vicepresidenta primera del Gobierno añadió que había echado en falta propuestas concretas en materia sanitaria en la campaña gallega. Idoia Mendia, vicelehendakari segunda, secretaria de Estudios y Programas de la ejecutiva y exlíder del PSE, recordó a sus compañeros que el PP no puede dar lecciones, pues los populares sí son residuales en Euskadi y Cataluña —no superaron, en las últimas autonómicas respectivas, el 6,77% y el 3,85%, en 2020 y 2021—, mientras que en Galicia el PSdeG, en su peor resultado histórico, se ha quedado en el 14,04%. Peña reivindicó en su comparecencia el "papel vertebrador" del PSOE, dado que no es marginal en ninguna comunidad y ha gobernado en todas.
Hay coincidencia interna en que la amnistía no ha operado apenas en estas elecciones gallegas
La ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, advirtió de que los territorios son los responsables de desplegar sus políticas y de hacer las campañas. Otro miembro del Ejecutivo y de la cúpula del partido, Óscar Puente, no acudió a la reunión porque mantuvo un encuentro con la consellera catalana de Territorio para avanzar en el traspaso de Rodalies. Desde Barcelona llamó a los socialistas a hacer "una reflexión de fondo y profunda" sobre lo ocurrido el domingo en Galicia.
Pero Puente desligó, como hizo Peña y como comparten en la dirección federal y en el PSdeG, que el cataclismo del 18-F tenga que ver con la ley de amnistía. El debate sobre la medida de gracia no ha operado en Galicia, defienden en el PSOE, porque el BNG la apoya con vehemencia y ha obtenido 25 escaños, seis más que en 2020. La amnistía no ha movido nada "ni para el PSOE ni para el PP", sentenció Peña. "El PP debería darse cuenta de que de esos temas no hablan los ciudadanos", aseguran en la cúpula, donde recuerdan que Rueda tuvo que modificar la línea de campaña en la segunda semana: del énfasis en la amnistía pasó a la demonización del BNG, y con ello consiguió una movilización extra de la derecha.
La conclusión, en Ferraz y en el PSdeG, es que los malos datos del 18-F no son extrapolables al conjunto de España. "Se ha votado en términos territoriales", afirmó la portavoz. Es decir, que el contexto gallego es muy particular. Primero, porque el PSdeG, una federación especialmente deshecha, partía como tercera fuerza, una posición a la que se vio relegada en 2016 y de la que no ha podido salir en estos ocho años. Dos, porque se vio al BNG como el voto de cambio "útil" para desplazar al PP y porque su proyecto se ha consolidado. "La tierra, para el que la trabaja", resumió Peña, en otro mensaje de que es necesario asentar liderazgos, igual que hicieron los nacionalistas con Pontón. Tres, por la "resiliencia" del PP en su feudo clásico.
En otras federaciones se siente la preocupación lógica por lo ocurrido. Luis Tudanca, secretario general del PSOE en Castilla y León, invitó al partido a "hacer una reflexión" por lo ocurrido. Juan Lobato, líder del partido en Madrid, también reclamó "autocrítica" y un análisis "valiente" y achacó el "auge" del BNG a la "consistencia" de mantener a la misma candidata desde 2016.
Page advierte de que hay que "rectificar" para impedir que el ciclo "muy hostil" que se abrió en 2020 se convierta "en un ciclón". "Si el PP hubiera perdido la mayoría, el ganador sería Puigdemont", subraya
La voz más contundente volvió a ser la del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. El barón regional pidió a sus compañeros un periodo de reflexión profunda en el PSOE, porque "solo reflexionando y rectificando en algunos aspectos se puede impedir que un ciclo", el que se abrió en 2020 y que es "muy difícil, muy adverso y muy hostil" para el partido, "se convierta en un ciclón electoral que arrase mucho más", apuntó en un acto en Manzanares (Ciudad Real). Page no compartió la idea de Ferraz de que no cabe hacer lecturas nacionales: aseguró que aunque obviamente las elecciones gallegas tienen un componente autonómico, no se puede negar el impacto en todo el país. "Yo creo que el producto de estas últimas elecciones era regional, pero el guiso era nacional [...]. Si el PP en Galicia no hubiera sacado mayoría absoluta, hoy estaríamos hablando de las consecuencias nacionales y no gallegas", apuntó. Y es que el propio Sánchez había advertido en campaña de que tumbar a Rueda equivalía a herir a Feijóo.
Y de haber caído el presidente de la Xunta, siguió Page, "seguramente se estaría planteando una legitimación de la amnistía y de [Carles] Puigdemont. Si el PP hubiera perdido la mayoría, el ganador sería Puigdemont. Y me alegro de que no haya ganado Puigdemont". Otro mensaje crítico hacia su partido y alineado con Génova. El presidente castellanomanchego felicitó por su victoria a Rueda, con el que tiene una relación "muy cordial", y envió su solidaridad a Besteiro, "un líder sólido, al que le ha tocado hacer una campaña en una circunstancias muy complejas, muy difíciles, casi diría que emparedado en un sándwich".
No se atisban maniobras para mover la silla al presidente Sánchez
Page volvió a diferenciarse de Sánchez y de Ferraz pero, como recalcan en su entorno, no liderará ningún movimiento interno para desestabilizar al presidente. Tampoco se oye, al menos por ahora, ningún ruido de sables. Ni lo prevén en la ejecutiva, ni en el PSdeG, ni extramuros de la sede federal. En el partido late inquietud, pero por el momento no habrá virajes ni cuestionamiento interno al líder.
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