En pocos días se cumplirán dos décadas del mayor atentado de la historia de España y de la Unión Europea. El fatídico 11 de Marzo de 2004 metió en la sociedad española el miedo que persigue el terrorismo. Pero aquel atentado no fue ni el primero ni el último que segó la vida de un español.
Las periodistas Ana Aizpiri y Chelo Aparicio han reconstruido la vida de los 300 españoles que se pueden considerar víctimas del terrorismo yihadista en el libro Las víctimas de la Yihad (Espasa). Todas y cada una, con sus nombres y apellidos en el contexto del atentado que acabó con sus vidas.
Una lista que en su mayoría pertenecen al 11-M, pero que arranca el 12 de abril de 1985, cuando se produce el primer atentado de la Yihad Islámica en España, el atentado que de deja 18 muertos en el restaurante El Descanso —frecuentado por estadounidenses de la base americana de Torrejón de Ardoz— un día antes de la llegada a España del presidente de EEUU, Ronald Reagan.
En el libro las autoras recorren todas la variantes del terrorismo islamista de las que han sido víctimas los españoles, tanto dentro de nuestras fronteras como fuera. El comportamiento del yihadismo ha seguido, en España, el mismo patrón que en el resto de Europa.
“Es el mismo modus operandi. Atacar a ciudadanos por el mero hecho de pertenecer a sociedades occidentales en lugares de recreo, de transporte, por la calle, en una iglesia, en cualquier lugar. Luego, la significación que dan los terroristas de cada uno de los lugares o, como en el caso de España, la reivindicación de Al Andalus, o los ataques fuera de nuestro país a intereses y enclaves españoles, según los acontecimientos internacionales, ya añade más elementos para el estudio. Pero no hay muchas diferencias respecto a su determinación destructiva en cualquiera de los países con valores democráticos”, explica a El Independiente Ana Aizpiri.
Pese al sanguinario atentado de Torrejón de Ardoz, en España, este tipo de terrorismo no se tuvo demasiado en cuenta hasta el 11-M. “No se tomó en consideración en la dimensión que hubiera sido deseable. Hay una explicación clara, nuestro país padeció de un terrorismo implacable, durante décadas, como fue el de ETA, y tanto las inquietudes como los medios para abordar el terrorismo estuvieron más centrados en este terrorismo local, sin ponderar la amenaza que suponía el de signo yihadista”, analiza Chelo Aparicio.
El golpe de los Atentados de Atocha más la experiencia acumulada por los años del terrorismo etarra han puesto a nuestro país una excelente posición desde el punto de vista policial. “Nuestro país es uno de los más avanzados en los medios de investigación para combatir el terrorismo. Desde los atentados del 11 de marzo, considerados los más dramáticos de la Unión Europea, los esfuerzos han sido exponenciales. Y así se considera en el conjunto de Europa”, afirma Aizpiri.
Pero en España la alerta se mantiene porque, según explican las autoras de Las víctimas de la Yihad, los expertos advierten de que no se debe bajar la guardia ya que la amenaza sigue latente. “Lo vemos, por desgracia, de forma esporádica en los últimos tiempos. El yihadismo ha pretendido cambiar nuestras costumbres y las sociedades occidentales saben del precio de vivir en libertad y aceptan los refuerzos constantes de seguridad. Es más, exigen a los gobernantes que las protejan de esta amenaza”, añade Aparicio.
En este sentido el recrudecimiento del conflicto en Palestina ha hecho saltar las alarmas y aumentar la preocupación ante nuevos atentados, pero es una preocupación que no siempre se corresponde con la realidad. “Especular con las circunstancias que puedan alimentar el terrorismo yihadista no es fácil que nos lleve a una conclusión comprensible. El terrorismo tiene sus códigos que no siempre se corresponden con aspectos concretos como en este caso, la guerra en Gaza. Si es cierto que, en las reivindicaciones de las matanzas, los autores de los atentados han esgrimido en ocasiones —como ocurrió en el 11 de marzo— aspectos de la esfera internacional, como la guerra de Irak. Pero fue a posteriori, puesto que el plan para atentar en España se produjo antes de esa circunstancia, tras las detenciones de miembros de Al Qaeda en España”, explica Aizpiri.
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