La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, avanza hacia su primera Asamblea, el próximo 23 de marzo, y para ello está organizando por todo el país encuentros y foros de debate con los que construir "un Sumar abierto y dialogante, verde y feminista, arraigado en el territorio y a la vez digital, que refleje los tiempos y el país al que aspiramos", reza la convocatoria. Aparentemente nada que objetar para una formación política que echa a andar y quiere ser algo más que un paraguas electoral bajo el que cobijarse en generales. Además, si algo demostró el fracaso sin paliativos de Díaz en Galicia, fue la falta de implantación territorial, algo que subrayaron, incluso, desde Más Madrid a la hora de hacer balance de la aciaga noche del 18 de febrero.
Los problemas surgen cuando Sumar pretende tener estructura propia en aquellas comunidades en las que ya existe un partido de referencia de la izquierda alternativa en alianza con los magentas, como es el caso de Cataluña, Valencia y Madrid. Uno de los ejes del acuerdo con el que suscribieron su pacto para ir juntos a las elecciones del 23-J bajo las siglas de Sumar y el rostro de Díaz en la papeleta fue que este partido no entraría en competencia con las marcas que ya existían, esto es Catalunya en Comú, Compromís o Más Madrid en las respectivas elecciones autonómicas, pero que Sumar desarrolle sus propias estructuras orgánicas lo leen en clave de rivalidad electoral.
Sumar ha convocado asambleas locales en diferentes puntos de la Comunidad
Ya ocurrió en Valencia, con un Compromís cada vez más alejado y con sectores que apoyaron al BNG en las autonómicas gallegas y no a la ya ex portavoz parlamentaria del Grupo Plurinacional, Marta Lois. Y ahora le toca a la formación liderada por la ministra de Sanidad, Mónica García, una vez que Sumar va a centrar estas semanas en la Comunidad de Madrid.
"Nuestro compromiso con Sumar para cambiar España es inequívoco. Pero está muy claro que en Madrid hay un único proyecto consolidado, en crecimiento y que funciona: se llama Más Madrid", ha escrito en su cuenta de Twitter la sustituta de Mónica García en la portavocía de la Asamblea autonómica, Manuela Bergerot. Es la verbalización pública, no la única, de la luz de alarma encendida en el primer partido de la oposición de la región, que exige "respecto y reciprocidad", aunque la titular de Sanidad y compañera de Consejo de Ministros de Díaz prefiera mantenerse silente.
Ya el pasado día 24 hubo en el Espacio Rastro de Madrid un encuentro-debate sobre los tres documentos que se presentarán en la I Asamblea de Sumar, esto es, la ponencia política -en la que ha tenido una gran participación Íñigo Errejón-, la organizativa y el código ético. Fue el primero de muchos otros que se irán celebrando en los días venideros, a falta de cerrar el calendario completo.
El sábado 2 de marzo Sumar celebra actos en el distrito de Moratalaz y en el municipio de Torrejón de Ardoz. El domingo 3 será en San Sebastián de los Reyes. El jueves 7 de marzo en Rivas-Vaciamadrid; el sábado 9 en Carabanchel y el domingo 10 en Alcorcón, completan los actos cerrados a día de hoy. En Sumar insisten en la necesidad de tener estructura propia para fortalecer las opciones del espacio a la izquierda del PSOE con el objetivo de darle continuidad al proyecto y consolidarlo.
Las cosas no pintan tampoco muy bien para Yolanda Díaz en las vascas, donde se ha negado a ir en coalición con Podemos, lo que tampoco garantiza el éxito de la empresa y, a fin de cuentas, le da más libertad para hacer y deshacer las listas electorales a su antojo sin necesidad de consensuarlas con los morados. Si el BNG fue en Galicia una especie de agujero negro que absorbió buena parte del voto de la izquierda radical y alternativa, todo apunta a que en Euskadi no va a ser muy diferente con EH-Bildu, despojada de sus mensajes más identitarios para vender una especie de independentismo light más preocupado por las políticas y los derechos sociales.
Falta de implantación territorial
Volverá a argüirse, como en Galicia, que la principal debilidad es la falta de implantación territorial, y no les falta razón, de ahí la necesidad de Díaz de afianzar el proyecto aunque eso genere sospechas y reticencias de sus socios, partidarios de un Sumar circunscrito a la política nacional y a aquellos territorios donde no existan otras fuerzas consolidadas de la izquierda alternativa.
Apenas un día después del desastre del 18-F y mientras el portavoz de Compromís en el Parlamento valenciano y ex diputado, Joan Baldoví, no quiso aclarar si en las europeas irán bajo la marca Sumar, los magentas convocaron varias Asambleas locales por toda la comunidad. Valencia, Alicante, Orihuela fueron algunos de los escenarios escogidos para "organizar el proceso de estructuración organizativo y político del partido".
En todo caso, el proceso asambleario de Sumar no terminará hasta otoño. La de este 23 de marzo es una suerte de asamblea fundacional que se ha quedado a medio camino por la reticencias de casi todos los socios a sacrificar sus siglas, con la única excepción de Más País, ya del todo diluida. El resto, incluida Izquierda Unida, no son partidarias de un nuevo ente que les lleve a la desaparición. La Asamblea del 23 permitirá tener los primeros mimbres con los que acudir con una cierta estructura, no tanto a las elecciones vascas como a las europeas del 9 de junio. Será tras las vacaciones de verano cuando se intentará profundizar más en la implantación orgánica, territorial y hasta en la búsqueda de sedes propias.
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