Hasta hace unos días en Argel se observaba con cauteloso optimismo la posibilidad de abrir una nueva etapa en las relaciones con España tras la crisis que hace dos años provocó el alineamiento de Moncloa con las tesis marroquíes en el contencioso del Sáhara Occidental. Pero esa voluntad de rehacer los lazos, expresada en el regreso del embajador a Madrid o la reanudación del comercio y los vuelos, se ha evaporado por completo en la última semana.
Han bastado siete días para arrasar con los avances de meses. El viaje exprés de Pedro Sánchez a Marruecos para ser recibido en audiencia por el rey Mohamed VI y el posterior comunicado de la Casa Real alauí, con el supuesto refrendo español a proyectos que tienen a la ex colonia española como epicentro, han dinamitado los primeros gestos del deshielo. Fuentes consultadas por El Independiente dan por amortizado cualquier esfuerzo por acercarse a Madrid. No habrá concesiones ni más gestos, advierten. "No habrá regalos", subrayan gráficamente.
Pérdida de confianza en Sánchez
En los despachos de Argel se ha impuesto la sensación de que Sánchez ha vuelto a jugársela tras haber asistido a declaraciones públicas que el país árabe observó con agrado. El pasado septiembre el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune aseguró que España" había comenzado a volver a la decisión europea en el asunto del Sáhara Occidental" en referencia a la intervención de Pedro Sánchez en la Asamblea General de la ONU.
En su alocución en Nueva York Sánchez abogó por "una solución política mutuamente aceptable y en el marco de la Carta de las Naciones Unidas y de las resoluciones del Consejo de Seguridad" y brindó su respaldo a la misión de la ONU. Lo más llamativo fue la ausencia de la menor mención al giro copernicano en el litigio saharaui tras tildar el plan marroquí de autonomía como "la base más seria, creíble y realista" para la resolución de la disputa. La posición del Ejecutivo español en el conflicto palestino-israelí, en plena ofensiva militar israelí en la Franja de Gaza, también había contribuido a limar ligeramente las asperezas.
Enfado en Argel
Un deshielo que ha vuelto a saltar por los aires tras la fotografía de Sánchez con Mohamed VI, en un viaje sorpresa en el que Moncloa ni siquiera tuvo asegurado el encuentro hasta poco antes de aterrizar en Rabat. En Argel han molestado especialmente las declaraciones de Sánchez en la rueda de prensa posterior a la audiencia real, en respuesta a la pregunta de una periodista de la televisión estatal marroquí sobre el Sáhara. El presidente del Gobierno volvió a ofrecer su apoyo al plan de autonomía. Argelia considera que esa declaración reiterando el respaldo -como le pedía la reportera- estaba pactada de antemano y Sánchez aceptó hundirse de nuevo en el fango de la enemistad que libran Marruecos y Argelia.
Los argelinos se sienten traicionados por partida doble
Tampoco mejoró el estado de las cosas el comunicado posterior de la Casa Real alauí en la que -en su estrategia habitual de airear las conversaciones abordadas lejos de los focos- se jactó de contar con el apoyo español para varios proyectos que tienen el Sáhara, un territorio ocupado y pendiente de descolonización, como escenario.
"El presidente del Gobierno español saludó y marcó el interés de España por las iniciativas estratégicas lanzadas por su majestad el rey, que Dios le asista, especialmente la iniciativa de los países africanos ribereños del Atlántico, la iniciativa real para favorecer el acceso de los países del Sahel al Océano Atlántico, así como el gasoducto africano-atlántico Nigeria-Marruecos", rezaba el despacho real. En Argel subrayan con especial ahínco el proyecto de gasoducto, una iniciativa calificada de "inviable" por los expertos al cruzar Estados fallidos que Rabat impulsa desde hace años para competir con el gas argelino. Por mucho que Marruecos trate de involucrar a España con una supuesta terminal de conexión en Cádiz, España ya importa gas a través del gasoducto con Argelia. No necesita otro gasoducto.
"Ahora las relaciones hispano-argelinas han entrado en una fase de paz fría, por así decirlo. Los argelinos se sienten traicionados por partida doble", desliza a este diario una fuente muy cercana al poder argelino. "La sensación entre los responsables políticos argelinos es que el gobierno de Sánchez les ha engañado y que lo que parecía un retorno español a la tradicional neutralidad de España sobre el Sáhara Occidental ha vuelto a la posición pro-marroquí , la autonomía", arguye recogiendo el sentir de la élite argelina.
El frustrado viaje de Albares a Argelia, otro de los detonantes
"En otras palabras, una vez que las relaciones parecieron mejorar tras el regreso de un embajador argelino a Madrid, el gobierno español traicionó a los argelinos por segunda vez", recalca. Una convicción que ha cerrado la puerta a cualquier mejoría de las relaciones bilaterales tras una serie de señales positivas como la reanudación de los conexiones aéreas entre Argel y Madrid o el levantamiento parcial de las exportaciones desde España. A mediados de enero Argel autorizó la importación de "insumos avícolas, a saber, pollitos de engorde, pollitas ponedoras y huevos para incubar, procedentes del Reino de España".
¿Qué le pasa al gobierno español? ¿No comprenden la posición y los principios de Argelia?, se preguntan en Argel
A la pérdida de confianza argelina también ha contribuido notablemente la falta de tacto del ministro de Asuntos Exteriores español, el socialista José Manuel Albares, en los preparativos de un viaje a Argel que debía escenificar el relanzamiento de los lazos y que Madrid tuvo que cancelar doce horas antes de iniciar el periplo. Albares atribuyó "a la agenda argelina" la suspensión de la visita pero, según ha podido El Independiente, el intento del ministro de imponer sus condiciones -consideradas "inaceptables" por Argel- llevaron a las autoridades argelinas a cancelar el viaje.
Los modos de Albares -que solo quería tratar los asuntos comerciales y evitar el asunto del Sáhara- dieron al traste con una visita en la que inicialmente tenía previsto reunirse con el presidente y el ministro de Exteriores argelinos. A pesar de las declaraciones reiteradas de Albares, Argel ha descartado su viaje en un futuro próximo. No está en la agenda.
El portazo a Albares exhibe con crudeza como los argelinos han perdido la paciencia con el Ejecutivo de Sánchez. No entienden las razones últimas por las que Moncloa ha decidido apostarlo todo en su apoyo cerrado a Marruecos, incluidas las relaciones con un país que fue en 2023 el principal suministrador de gas a España, con el 29% del total. Lo que desde Argel se ve como la secuencia de un engaño ha dejado la certeza de que no existe modo de reactivar el Tratado de Amistad y Buena Vecindad ni levantar el embargo que sufren las exportaciones españolas. "¿Qué le pasa al gobierno español? ¿No comprenden la posición y los principios de Argelia?", se pregunta un observador privilegiado del poder argelino.
"Mientras el Gobierno de Sánchez siga en el poder, las relaciones no mejorarán. El discurso de Sánchez en la ONU el pasado septiembre generó algunas buenas esperanzas, pero ya se han esfumado", confiesa. "La teoría de que los marroquíes tienen material comprometedor contra miembros del gobierno español parece plausible", agrega. Aún no se habían recuperado de la rocambolesco viaje truncado de Albares a Argel, cuando Sánchez voló a Rabat en busca del monarca. "Esa visita a palacio solo ha servido para arrojar más combustible a la hoguera", reconocen en Argel.
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