El 8 de marzo de 2004, tres días antes del mayor atentado de la historia de España, tres comisarios de la unidad antiterrorista de la Policía Nacional calificaron de "difusa y poco concluyente" la información que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) les transmitió sobre uno de los líderes de la célula yihadista que atentó el 11-M en los trenes de Atocha, según un documento de la inteligencia española en posesión de El Independiente. En los últimos años se ha hecho referencia públicamente a este hecho, pero no se había publicado un escrito oficial que certifica esta información.
Tres mandos de la Comisaría General de Información, destinados en la Unidad Central de Información Exterior (UCIE), acudieron a la sede de los servicios secretos españoles, en Madrid. Fueron convocados por el propio CNI, cuyos agentes les trasladaron la "peligrosidad y fanatismo" de Allekema Lamari, uno de los cerebros del ataque terrorista y considerado uno de los autores materiales.
El 8 de marzo, el comisario jefe Mariano Rayón, junto con otros dos jefes antiterroristas, el comisario Gil y el comisario Orellana, mantuvieron una reunión en las inmediaciones de la Carretera de La Coruña, sede del CNI. Al comienzo del encuentro comentaron "la situación del islamismo radical en España". Los agentes del espionaje español les transmitieron su preocupación por Lamari, un tipo al que seguían la pista desde su salida de prisión dos años antes. También "su decisión de cometer un atentado en España".
"El comisario Rayón dijo que carecen de información propia que señale a Lamari como una amenaza" en esos momentos y que "la alerta sobre la amenaza es difusa y poco concluyente", se lee en el documento, una carta firmada por el entonces director del CNI, Alberto Saiz, y fechada el 9 de mayo de 2004, cuyo destinatario fue el entonces ministro de Defensa, José Bono. "El CNI insiste en la fiabilidad de la información y en la gravedad de la amenaza. Tres días después sucedió el atentado", termina la misiva.
Abundante información
En el año 2003 el CNI había recibido ya "abundante información" sobre la amenaza yihadista en nuestro país. El atentado contra los siete agentes de los servicios secretos en Iraq y el ataque en Casablanca contra la Casa de España en el que murieron 23 personas fueron antecedentes que pusieron en sobre aviso a los agentes. "En febrero se advirtió que las amenazas que contenían los mensajes de Bin Laden se iban haciendo efectivas y que el nivel de riesgo para España se incrementaba por causa de la posición de nuestro país respecto a Iraq", señaló Saiz en su nota para Bono. Aunque el exministro ha hecho alusión en alguna ocasión a esta comunicación, no se conocía el documento oficial firmado a mano por el jefe de los espías españoles que ahora publica El Independiente.
"Gran parte de la información estaba referida a un peligroso terrorista argelino llamado Alekema Lamari, quien muy posiblemente sea uno de los jefes del grupo terrorista", añadía. En mayo de 2004, de cuando data el informe, todavía no se sabía que aquella persona de la que el CNI había avisado a los mandos de antiterroristas de la Policía era el séptimo yihadista que se suicidió en el piso de la calle Martín Gaite de Leganés. La cabeza del argelino quedó tan destrozada que tardaron meses en identificarlo.
Allekema Lamari nacio en Argelia el 10 de julio de 1965. Aunque su profesión era la de aparejador, en españa declaró ser peón agrícola. Hijo de Teldja y Mohamed, llegó a España en 1990. En agosto de 1996 consiguió su NIE, número X139712 B, que fue expedido en Tudela, Navarra. También contaba con pasaporte argelino, número 883366, aunque se solía mover con documentación falsa.
Detención y puesta en libertad
Antes de los atentados, Lamari estuvo relacionado con otro grupo yihadista. En abril de 1997 fue detenido en la operación África de la Policía Nacional acusado de pertenecer a banda armada, en concreto al Grupo Islámico Armado (GIA). En octubre de ese año ingresó en la prisión de Valencia para ser trasladado a Alcalá-Meco después. También paso por Teruel, Cuenca y Pontevedra. A mitad de 2001 fue condenado 14 años de prisión por distintos delitos.
Lamari debería haber estado en la cárcel cuando se cometieron los atentados del 11 de marzo. Sin embargo, un error judicial le dejó en libertad dos años antes. Un auto del 29 de junio de 2002, al que ha accedido este periódico, le puso en libertad de manera "inmediata" por un error en el que sólo se tuvo en cuenta la primera pena, la de los 10 años por pertenencia a banda armada.
En la carta de Saiz a Bono, el director del CNI deja claro que sus agentes tenían información de la peligrosidad del terrorista. En noviembre de 2003, la información que manejaban es que "Lamari y su grupo pueden realizar una acción violenta". Esos datos ya se los habían pasado al Ministerio del Interior. Además, vía telefónica se dieron más datos: el líder del 11-M se había desplazado a Valencia en un Opel Vectra con matrícula 6571 CLV. En enero enviaron una copia de un pasaporte falso que unos delincuentes habían preparado para él. A pesar de todo, el 8 de marzo, tres días antes de los atentados, tres mandos de la lucha antiterrorista desecharon "la peligrosidad y fanatismo" del séptimo suicida del piso de Leganés.
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hace 9 meses
Parece efectivamente que determinar el explosivo que causo 192 muertos y 2000 heridos no debe ser asunto importante porque ni siquiera publicaron los informes, ya lo dijo el fiscal Zaragoza y que más da lo que explotase en los trenes, y chimpum
hace 9 meses
A vueltas con el tema de los trenes. El jefe de los TEDAX lo ha explicado en su libro «Las bombas del 11 M», perfectamente; el que he citado antes. Los trenes no son el instrumento del delito. Es el lugar donde se comete.
En el 11S, los aviones fueron instrumento del delito; el tren Avia de Galicia descarrilado, el metro de Valencia, fueron causa del accidente. Es decir, fueron causa de la causa del mal causado, de los que se puede derivar una responsabilidad civil.
Por esa razón, porque no fueron causa de la causa, una vez terminadas las inspecciones por Policía Científica y TEDAX (veinticinco días -fotografías y videos), se lo comunican al juez, que es quien dirige la investigación e instrucción. Éste, el juez de instrucción se lo entrega a su titular. Se procedió como se hace con un cuartel, por ejemplo, que ha sido objeto de un atentado con explosivos.
En el 11 M los inspeccionaron durante 20 días, me parece que en el libro citado, consta copia del acta de entrega de efectos personales incautados.
Otra cuestión. El explosivo es un indicio secundario, no es una prueba para determinar la autoría. Sabiendo tipo de explosivo, no se puede establecer la autoría de una banda terrorista u otra.
Los indicios racionales y objetivos que prueban quienes son los autores son los teléfonos (ubicación y comunicaciones entre ellos), ADN, huellas digitales, etc.
hace 9 meses
Pero resulta Rafa Pérez que después de analizar un poco de polvo rosa que había quedado de un extintor y medio clavo, que fue lo único que no desapareció de la escena del crimen, ya que los trenes fueron desguazados a los tres días y las toneladas de restos de las explosiones desaparecen, ese análisis el último día dio como resultado que era Titadyne con cordón detonante y no sGoma 2 eco de mina conchta
hace 9 meses
A/A Rafa Pérez. Muchas gracias por el aporte.
hace 9 meses
Es muy interesante esta información porque pone otra vez de manifiesto que en la organización de la seguridad de los ciudadanos españoles, el gobierno de Aznar colocaba instrucciones/sugerencias para quitar importancia lo relacionado con las amenazas procedentes de hechos relacionables con las andanzas politico/militares de Aznar contra algunos paises árabes (Guerra de Irak, foto de las Azores, etc).
hace 9 meses
Hubo instrumentalización del 11-M por los unos y los otros. Un atentado que se pudo evitar.
Hay un libro que publicó el comisario que estaba al frente de los TEDAX, Juan Jesús Sánchez Manzano, que detalla con precisión lo que ocurrió aquellos días y después con las «teorías de la conspiración”. Su contenido se acredita con 37 documentos oficiales y con referencias al sumario y a otras fuentes.
El libro se titula «Las bombas del 11-M. Relato de los hechos en primera persona» (Amazon 2014). Los derechos de autor fueron donados, pero se puede acceder al mismo, de forma GRATUITA, en la biblioteca digital universitaria Dialnet.
Ahí explica como los TEDAX, antes de neutralizar las bombas que no explosionaron en Atocha y El Pozo, observaron que la sustancia explosiva era de color BLANCO, no rojo como el Titadyn, dinamita que utilizaba la banda criminal ETA.
Esa información fue obtenida hora y media después de cometerse los atentados y conocida por las autoridades policiales. En el libro hay un documento que lo acredita.
Además de esta cuestión capital, relata otros hechos importantes que no han trascendido a la opinión pública y han pasado desapercibidos.