Veinte años después de la mayor matanza del terrorismo yihadista en Europa, en el entorno del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, niegan de plano cualquier intento de ocultar la autoría de esos atentados apelando a que "nunca, jamás, llegó a manos del Gobierno ningún documento oficial que descartase definitivamente la autoría etarra y afirmara sin titubeos la responsabilidad yihadista". La afirmación se contiene en un largo artículo de FAES, la fundación presidida por Aznar, para dar réplica a "tras semanas de ‘calentamiento’ en ciertas terminales mediáticas de la izquierda. Desde ahí no se ha querido conmemorar una efeméride luctuosa, sino alimentar un viejo rescoldo, atizando las brasas y avivando el fuego, por si el humo pudiese tapar vergüenzas rigurosamente actuales", sentencia.
Aznar habla por boca de FAES y se acoge al "derecho de réplica que nos asiste, y ante el bochorno de ver a profesionales del embuste, disfrazados de vestales, insistir en lo de 'las mentiras de Aznar el 11-M', no guardamos silencio para que nadie diga que quien calla otorga. Ni callamos hechos ciertos ni aceptamos mentiras reiteradas", advierten.
"Se está queriendo imputar (de nuevo) al Gobierno del presidente Aznar y, por extensión, al Partido Popular, la responsabilidad por haber mentido deliberadamente tras la masacre; por puro cálculo electoral, habida cuenta que el atentado tuvo lugar tres días antes de unas elecciones generales. Insistiendo en la autoría de ETA cuando -se dice- le constaba que la hipótesis yihadista era la correcta, aquel Gobierno habría querido perpetrar un engaño masivo desconectando los atentados de la participación española en la intervención en Irak, causa de los mismos según esta narrativa, relato o, mejor, cuento".
Y agregan: "Ni al Gobierno de entonces le constaban las evidencias que se le reprocha ocultar; ni en su actuación dejó de atender a los indicios de que disponía en cada momento, ni la ecuación que funciona como premisa de la tesis (Irak=atentados) se sostiene en absoluto".
A continuación hacen un repaso, casi hora por hora, de los hechos acaecidos desde el estallido de las bombas en el Pozo, Santa Eugenia, calle Téllez y Estación de Atocha hasta el sábado 13, día de reflexión de las elecciones generales del domingo siguiente. Desde aquellas horas en que todos daban por segura la autoría etarra, no sólo el Gobierno, sino el lendakari Juan José Ibarretxe y los principales medios de comunicación antes incluso de las llamadas que a sus directores hizo el propio Aznar.
En aquellos momentos los responsables del CNI comunican al Gobierno "que ningún servicio de inteligencia contactado (norteamericano, israelí y egipcio entre otros) tiene pistas ni indicios sobre el atentado. En ese momento, todo: el explosivo, el análisis inicial del CNI y la ausencia de informaciones alternativas de otros servicios, apunta a ETA", se escudan.
La tarde de ese mismo jueves que aparece una furgoneta en Alcalá de Henares con siete detonadores y una cinta en árabe. "Sin suponer nada concluyente, es cierto que abre una nueva línea de investigación", sigue la narración de los hechos según la versión de FAES. Aznar informa José Luis Rodríguez Zapatero y éste le contesta que “le da igual que haya sido ETA o Al Qaeda”. Además, el jefe del Ejecutivo vuelve a hablar con los medios para informar acerca del descubrimiento de la furgoneta "y la valoración que se daba al hecho: el de abrir una nueva línea, manteniéndose la pista de ETA como prioritaria". Poco después, comparece el ministro del interior, Ángel Acebes, "para dar cuenta de la ampliación de las investigaciones añadiendo la hipótesis yihadista".
Es por la noche cuando se conoce que un diario árabe publica la reivindicación de un grupo denominado Brigadas Abu Hafs al-Masri y es "en esas horas finales -asegura el texto- es cuando vira la estrategia de la oposición y sus medios afines para incidir en la tesis de la consecuencia sangrienta de la guerra de Irak y la mentira encubridora del PP".
En la tarde del viernes "el ambiente ya es francamente tóxico"
En la tarde del viernes "el ambiente ya es francamente tóxico. En la manifestación de repulsa por los atentados se acosa a candidatos del PP y comienzan a rodearse sus sedes". Ese día es cuando aparece la mochila en la comisaría de Vallecas con Goma-2 ECO, detonador y teléfono móvil como temporizador, pero "en ese momento, el director del CNI seguía sin dar credibilidad a la reivindicación yihadista".
La tarde del sábado, día 13, jornada de reflexión, "se producen las detenciones de tres hindúes, dos marroquíes y dos españoles relacionados con la falsificación y venta de tarjetas usadas con los móviles que activaron las explosiones" y se dio cuenta de esa novedad nada más producirse. "Todo el mundo fue a votar al día siguiente conociendo ese extremo por habérselo escuchado en comparecencia pública al ministro de quien la oposición decía que ocultaba la verdad".
FAES insiste en desligar estos atentados del apoyo de España a la guerra de Irak y de la famosa foto de las Azores, afirmando que nuestro país ya estaba en el punto de mira del terrorismo yihadista, como han acreditado, recuerdan, expertos como Fernando Reynares. También destacan cómo las FSE comenzaron mucho antes a perseguir a los grupúsculos yihadistas en España, incluso entre críticas del PSOE cuando ironizaron a cuenta de lo que se llamó "el comando Dixan", en referencia a unos polvos para la fabricación de dispositivos explosivos caseros.
"Aquel Gobierno no ignoró ningún informe policial o de inteligencia"
Pero a donde quieren llegar es que veinte años después, "reiteramos que aquel Gobierno no ignoró ningún informe policial o de inteligencia que contradijese su actitud o su política de comunicación durante aquellas jornadas". Afirman que el CNI "desmintió en su día informaciones que le atribuían, ya para el jueves 11 o el viernes 12, un conocimiento sólido de la pista islámica" y que "nunca, jamás llegó a manos del Gobierno ningún documento oficial que descartase definitivamente la autoría etarra y afirmara sin titubeos la responsabilidad yihadista".
"Veinte años después, eso sí, debemos reconocer de rabiosa actualidad una de las consignas acuñadas aquel marzo negro por la izquierda. Conformes: hoy, más que nunca, 'los españoles se merecen un gobierno que no les mienta'", parafraseando al fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba el 13 de marzo por la noche, pocas horas antes de acudir a las urnas de las que salió victorioso Rodríguez Zapatero.
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