Es una vieja vía de financiación de los partidos políticos. En Euskadi la han practicado con especial dedicación desde el entorno de la izquierda abertzale. Las fiestas populares de los veranos, además de un momento de divulgación de sus ideas y de atracción de adeptos, han servido durante décadas como una fuente de financiación esencial. Ahora, en pleno proceso de división juvenil en ese mundo, el sector abertzale de izquierda crítico con Otegi también quiere exprimir la ‘financiación de kalimotxo y cerveza’. El denominado ‘Mugimendu Sozialista (Movimiento Socialista) se constituyó en partido político, EHKS (Euskal Herriko Koordinadora Sozialista), el pasado mes de diciembre. Por ahora, descarta concurrir a las elecciones. En esta fase inicial de su conformación, reclama tener acceso a vías de financiación como las ‘txosnas’ o casetas festivas como cualquier otro partido, asociación o entidad cultural.
Las fiestas estivales de Bilbao y Vitoria, sus ‘Semanas grande’, atraen cada verano a decenas de miles de visitantes y se convierten en grandes eventos en los que durante nueve días la facturación de las diferentes casetas se dispara. Además, suponen un escaparate social muy valioso, más aún para una corriente de carácter juvenil como esta y en un momento de expansión como en el que se encuentra. El reparto de las mismas se hace en coordinación de los ayuntamientos y sus respectivas comisiones de fiestas. Este colectivo nacido de corrientes críticas con la izquierda abertzale tradicional que representan Otegi y EH Bildu ya intentó el verano pasado tener su espacio en las fiestas de muchos pueblos. Lo hizo no sin encontronazos con varias comisiones de fiestas, en muchos casos controladas por el entorno de Sortu, que impidieron su entrada.
Ahora el enfrentamiento lo han tenido con los ayuntamientos de Bilbao y Vitoria y sus comisiones festivas a las que acusan de “boicotear” a su comparsa –Bilboko Luberri Konpartsa- y a su sindicato –Etxebizitza- , así como al movimiento GKS de Vitoria. Reclaman poder montar sus propias ‘txosnas’ y la posibilidad de participar en la organización de las fiestas.
En un manifiesto que ya han respaldado decenas de movimientos y asociaciones juveniles, llaman a reclamar “el derecho que tenemos todos de participar en las fiestas del pueblo”: “El Movimiento Socialista es parte de la realidad política y social del pueblo”, señalan. Denuncian que se les está intentando arrinconar en localidades como la capital vizcaína y la alavesa, gobernadas por el PNV y el PSE en coalición.
Control del espacio juvenil
Afirman que los entornos festivos son los apropiados para difundir sus reivindicaciones y muy importantes para poder “sostener económicamente nuestra actividad cotidiana”. Acusan a los responsables festivos de Bilbao y Vitoria de estar promoviendo un “bloqueo económico” y social. Ya el año pasado el movimiento sobre el que pivota el recién constituido partido EHKS, el Gazte Koordinadora Sozialista (GKS), denunció que en Vitoria se les había aplicado un “veto político” que vino promovido desde Sortu, la marca principal de EH Bildu. Ya en 2021 comenzaron los primeros enfrentamientos por este tipo de reclamaciones de ocupación del espacio festivo, fuente de captación de simpatizantes y de financiación económica.
Este sector más radical de la izquierda abertzale es muy crítico con EH Bildu al que acusa de haberse “aburguesado”. Defensores de una ideología de carácter comunista y de apoyo al “proletariado” incluyen entre sus reivindicaciones el derecho de autodeterminación, la amnistía para los presos de ETA encarcelados -los “militares revolucionarios”- y la lucha para el derrocamiento del capitalismo. El pulso por atraer a los jóvenes ha llegado a protagonizar episodios de enfrentamiento entre las juventudes afines a GKS y Ernai, la organización juvenil de Sortu, con quien se disputa el control de la juventud afín a la izquierda nacionalista.
Este sector crítico ha ido ganando espacio y control en ámbitos en otro tiempo controlados por el mundo de Otegi, como el movimiento feminista, el universitario o el relacionado con las organizaciones más radicales del fútbol.
La financiación a través de las casetas festivas es una fuente que históricamente siempre ha utilizado el entorno abertzale y al que más recientemente se unieron otras formaciones y asociaciones. El control de muchas de las comisiones de fiestas en numerosas localidades vascas, incluidas capitales de provincia, les permitió abrir la puerta a muchas comparsas y asociaciones cercanas a la izquierda abertzale. Muestra de ello es el respaldo y presencia de consignas de la izquierda abertzale en los espacios festivos, incluidas muestras de apoyo a los presos de ETA. A ello se suma la falta de control sobre muchos de los ingresos que se generan en estas ‘txosnas’ y cuya transparencia, pese a ser reclamada en numerosas ocasiones por la oposición de los ayuntamientos, apenas se conoce. Unas txosnas en cuya barra cada noche miles de personas consumen y facturan en beneficio de la entidad a la que se haya asignado su explotación.
Financiación de su actividad política
La financiación de este nuevo movimiento que va ganado presencia en el tejido sociopolítico vasco es necesaria para poder sufragar las cada vez más numerosas actividades que promueve el Movimiento Socialista de Euskal Herria (EHKS). Precisamente este sábado han organizado una jornada en San Sebastián en la que cientos de jóvenes debatirán aspectos como “la lucha contra la reforma autoritaria del Estado”, el “imperialismo, guerra y genocidio” o la crisis del capitalismo. Además, está prevista una mesa redonda para analizar el “parlamentarismo y el ciclo político” actual. Una jornada que se desarrollará durante todo el día y al que también acudirán jóvenes procedentes del País Vasco francés.
La capacidad de convocatoria de esta corriente abertzale de carácter comunista se ha demostrado importante. En algunas de sus marchas para apoyar la amnistía, por ejemplo, participaron miles de jóvenes. El ámbito universitario es uno en los que mayor dominio ha logrado, arrebatando el control del principal sindicato estudiantil, Ikasle Abertzaleak, al entorno de Bildu. El pasado 28 de febrero una protesta terminó con enfrentamiento con la Ertzaintza tras desalojarlos del campus de la UPV en Vitoria. Unos disturbios tras los cuales la rectora de la universidad pública vasca y cientos de profesores y alumnos emitieron un comunicado calificando de “intolerables” los altercados en el campus universitario.
Para el próximo día 30 han promovido otra movilización bajo una de las banderas de mayor atracción juvenil: la vivienda. La jornada, que también está convocada en la capital alavesa, reivindicará otra política de vivienda alejada de las medidas “burguesas” promovidas por los partidos políticos, entre los que también sitúa a EH Bildu, “los partidos políticos no cambiarán esta situación”, aseguran a través de las redes, “al contrario, la empeorarán”. Entre sus iniciativas para ganar espacio incluso están promoviendo sus propios centros sociales en algunos barrios con los que brindar ayuda de primera necesidad.
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