Un Congreso anegado de barro. Fue la imagen que proyectó este miércoles el hemiciclo en la sesión de control al Gobierno. El caso Koldo como munición de Alberto Núñez Feijóo —y después de Santiago Abascal— contra Pedro Sánchez, y el hacha de vuelta por parte del presidente: exigió al líder del PP que se atreva a pedir la dimisión de Isabel Díaz Ayuso por el caso del presunto fraude fiscal de su novio, Alberto González Amador, denunciado por la Fiscalía. "Aunque le cueste el puesto". Pero Sánchez no se detuvo solo ahí: sacó a la cara a su oponente su pasada relación con el narcotraficante Marcial Dorado. Empleó toda la munición posible.
Fue un careo durísimo el de este miércoles en la Cámara baja. Más incluso de lo que podía preverse. Sánchez evitó ayer en el Senado utilizar la carta Ayuso. Se la dejó a sus escuderos. Pero sí que quiso recurrir a ella ante Feijóo, yendo incluso más allá de donde sus ministros habían llegado. El jefe de los populares siguió la argumentación de la pasada sesión de control, acusando al presidente de tapar la "corrupción" de su Gabinete, subrayando que es un jefe del Ejecutivo "amenazado por la corrupción política", la amnistía, "y económica". Repasó el caso Koldo, recordó el Delcygate —el encuentro en Barajas del exministro José Luis Ábalos con la vicepresidenta venezolana, investigado por la Justicia y archivado—, el rescate de Air Europa. "Estamos ante un supuesto muy grave de corrupción, señor presidente, que afecta a su Gobierno, a su partido y probablemente a usted", le dijo, apremiándole que dé "explicaciones" para aclarar "hasta dónde puede llegar esta trama de corrupción".
Sánchez se apoyó en la hemeroteca: el PP pidió la dimisión de María Gámez como directora de la Guardia Civil por un caso que afectaba a su pareja, y ella se fue
Sánchez, primero, presumió de "colaborar con la Justicia", de rendir cuentas "ante las Cortes Generales creando una comisión de investigación", "asumiendo sus responsabilidades políticas, sin doble vara de medir", "sin leyes del embudo". Y ahí ya el presidente enganchó con el caso que afecta a la pareja de Ayuso. Directo.
"Sean coherentes con lo que predican". Recordó Sánchez que el PP pidió la dimisión de la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, "por un caso que afectaba a su pareja y que posteriormente fue archivado". Ese fue el enganche para lo que dijo justo después: "Le exijo, señoría, que pida la dimisión de la señora Ayuso como presidente de la Comunidad de Madrid. Que tenga coraje, que sea valiente, que exija la dimisión de la señora Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid, aunque eso le cueste el puesto como al señor [Pablo] Casado".
"Fiestas sórdidas, fotografías que no se pueden enseñar, armas, tráfico de maletas, decenas de móviles, Ferraris, Lamborghinis y chivatazos... Cuanto más encienda el ventilador, más acredita su desesperación. Se está investigando y se le está investigando a usted. Dé explicaciones voluntariamente", respondió Feijóo. El jefe del PP advirtió al presidente que acaba de cometer un "error", el de utilizar la pareja de la baronesa madrileña para defenderse del caso Koldo.
"Allá usted. Seguro que en su casa no están muy contentos con lo que acaba de decir", le espetó, en clara referencia a la mujer de Sánchez, Begoña Gómez, en la diana del PP por las informaciones sobre sus encuentros con el CEO de Globalia, Javier Hidalgo, y el comisionista de la trama Koldo, Víctor de Aldama. "Usted es el responsable de subir el tono", le avisó. A media mañana, el PP anunció que registrará mañana jueves una denuncia ante la Oficina de Conflicto de Intereses para que determine la responsabilidad del presidente por "no ausentarse de los Consejos de Ministros que tomaron decisiones favorables a una compañía que tenía vínculos de naturaleza económica y profesional con su mujer".
"No hubiera llegado ni a concejal de pueblo"
"Le exijo la dimisión de Ayuso, aunque le cueste el puesto", le retó de vuelta Sánchez. El presidente hurgó en la herida que los socialistas siempre han destacado de Feijóo, como su mácula original, que llegó al poder del PP porque su partido defenestró a Pablo Casado por denunciar las comisiones que se embolsó el hermano de Ayuso por el suministro de mascarillas en lo peor de la pandemia. El presidente no soltó la presa: demandó una y otra vez, hasta en cinco ocasiones en total, ue exija la dimisión de la presidenta madrileña porque solo así podrá ser creíble en la ejemplaridad y la lucha contra la corrupción.
Seguro que en su casa no están muy contentos con lo que acaba de decir", responde Feijóo, en alusión a los encuentros de la mujer de Sánchez con el CEO de Globalia y el comisionista Víctor de Aldama
Pero justo a continuación Sánchez penetró en un terreno más pantanoso y que elevó la tensión aún más en el hemiciclo. Sacó a colación el narco: "Vamos a imaginar que yo soy alto cargo de una CCAA, pongamos que de la Xunta de Galicia. Y durante cinco años se desarrolla una relación de estrecha amistad con un capo del narcotráfico". Una relación con la que compartía "mesa, mantel, hotel, vacaciones, viaje a Canarias, a Ibiza, a Portugal y a Andorra, donde supuestamente este narcotraficante blanqueó 21 millones de los francos franceses de entonces".
Si fuera así, dijo Sánchez, el PP estaría pidiendo su dimisión. "Pero no lo hace porque fue usted el que desarrolló esa amistad con un capo del narcotráfico en Galicia", le atizó. Y con ese currículum, le reprochó, "ha podido escalar a lo más alto" del PP, pero en el PSOE "no hubiera llegado ni a concejal de pueblo".
El cruce dejó un ambiente tenso en la Cámara que siguió en las siguientes preguntas. Los ministros fueron espolvoreando sus respuestas con las alusiones al caso de la pareja de Ayuso, potente escudo, estiman en el PSOE, frente al caso Koldo.
Escándalo, por cierto, que también sacó a Sánchez el presidente de Vox, Santiago Abascal. En su caso, ligando el caso con Begoña Gómez. "¿Por qué no se inhibió de la concesión de millones de euros a la aerolínea con la que se reunía su mujer junto al comisionista del caso Koldo?", le interrogó, para contestarse que si no lo hizo fue porque él es "el capo de la trama de corrupción".
"Antes de hablar de ejemplaridad y de corrupción, tápese un poco", le instó el presidente. Le recordó que estuvo al frente de una fundación en la Comunidad de Madrid por la que cobró 90.000 euros aunque "no se sabía muy bien exactamente a qué se dedicaba", le reprochó que sea presidente "vitalicio" de la Fundación para la Defensa de la Nación Española (Denaes) —en realidad, es presidente de la fundación de Vox, Disenso—, a la que "ha desviado siete millones de euros de su partido".
La sesión de control fue un lodazal, una pelea brutal entre PSOE y PP, una fiesta del 'y tú más' por la corrupción
"El negocio del patriotismo tiene unos claros beneficiarios", le soltó. Sánchez dijo comprender la "frustración enorme" de Abascal, que "se veía como vicepresidente con mando en plaza", pero el 23 de julio, en las elecciones generales, los españoles mandaron a la derecha y la ultraderecha a la oposición.
El Congreso acogió una de esas sesiones que se quedan en la memoria de muchos de sus habitantes. Porque fue una pelea brutal, descarnada, entre los dos grandes partidos, un lodazal, una fiesta del y tú más, una sarta de reproches a cuenta de la corrupción. A quién beneficie no está tan claro.
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