En el Gobierno, en el PSOE, en el PSC, todos eran plenamente conscientes. Desde el convulso arranque de esta legislatura. Las elecciones catalanas marcarían la frontera de este tercer mandato de Pedro Sánchez. Supondrían un antes y un después. Cuando fuera que se celebrasen. Porque en ellas los catalanes, los que se volcaron en masa con el PSC en las generales del 23-J, puntuarían la ley de amnistía y si concedían la victoria a Salvador Illa, si se arrancaba un nuevo ciclo político en Cataluña con una Generalitat en sus manos, y no en las de los independentistas, estarían lanzando el mensaje de que la arriesgada apuesta del Ejecutivo por la medida de gracia, por el carpetazo final del procés, valía la pena. Un aval de los catalanes a la amnistía sería leído como un espaldarazo a la estrategia de Sánchez. La prueba de que ese intento de "reconciliación", el que da sustento a la ley, era comprendido por los ciudadanos que padecieron el desgarro interno en 2017. Ese era el significado de los siguientes comicios catalanes. Para cuando tuvieran lugar. Los socialistas los esperaban para el otoño, incluso apurando los tiempos, en febrero de 2025. Pero Pere Aragonès decidió romper el tablero y anticiparlos. Llevarlos al próximo 12 de mayo. Entre las elecciones vascas del 21 de abril y las europeas del 9 de junio.
La Moncloa y el PSC ya barruntaban desde el martes que el adelanto electoral podía quedar muy cercano. Los presupuestos de la Generalitat peligraban por la rotunda oposición de los comunes al Hard Rock, un megacomplejo recreativo con casino y salas de apuestas proyectado en Salou (Tarragona). Los socialistas veían a los de Ada Colau "muy firmes" en su negativa y a la vicepresidenta Yolanda Díaz, líder de Sumar, con ninguna capacidad de influencia sobre los suyos. Ayer por la mañana, daban por hecho que las cuentas decaían y que las urnas eran una posibilidad más que cierta. Y ocurrió. Los comunes tumbaron los presupuestos de Aragonès, el president reunió a su Govern y convocó los comicios para el 12-M.
Lo que toca, después de leer los acontecimientos y siendo realistas, es aprovechar los preacuerdos y los trabajos con los grupos para trabajar en los Presupuestos de 2025. Es lo sensato", defiende la ministra Montero
No hubo sorpresa en los socialistas. Tampoco inquietud. Porque tanto en Ferraz como en el PSC, el partido que ya ganó las autonómicas de febrero de 2021 y que ha continuado liderando las encuestas desde entonces, se sienten fuertes para afrontar la competición electoral decisiva de este 2024 y la que marcará la legislatura. "Cuanto antes voten los catalanes, mejor", celebró Illa en una rueda de prensa en el Parlament. Cataluña, adujo, "no necesita ni candidatos, ni inventos ni experimentos: Cataluña necesita un presidente con un Gobierno fuerte". "El PSC está preparado y yo estoy preparado", sentenció.
Por lo pronto, la primera consecuencia de la convocatoria de las elecciones del 12-M es que el Gobierno de Sánchez renuncia definitivamente a presentar los Presupuestos Generales del Estado de 2024. En Hacienda ya advertían el martes de que llevar al Consejo de Ministros el proyecto de ley de mayo en adelante no tenía ningún sentido, porque su tramitación se solaparía con la preparación de los de 2025. Finalmente, en Hora 25 (SER), la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, admitió lo obvio, que ya no habrá cuentas nuevas para este año: "Sin duda, la convocatoria electoral altera de forma clara el tablero político. Los Presupuestos [de 2023] están prorrogados y lo que toca, después de leer los acontecimientos y siendo realistas, es aprovechar los preacuerdos y los trabajos con los grupos para trabajar en los Presupuestos de 2025. Es lo sensato y lo que estamos empezando a trabajar".
En realidad, la legislatura entra en un compás de espera. En una cierta paralización. Este jueves, 14 de marzo, el Congreso aprueba el nuevo dictamen de la ley de amnistía y lo remitirá al Senado, donde vivirá un letargo de dos meses —el tiempo máximo que el PP, que disfruta de mayoría absoluta en la Cámara alta, puede estirar la tramitación—, para luego regresar a la carrera de San Jerónimo a finales de mayo. Será entonces cuando llegue su aprobación definitiva y, a continuación, su publicación en el BOE y su entrada en vigor. La aplicación de la ley se prevé más tortuosa, por la catarata de recursos y cuestiones prejudiciales que elevarán los jueces.
Legislatura "larga"
Pero sobre todo pesará que el país entra en campaña. En una larguísima competición electoral en tres tiempos, con una primera parada en Euskadi en abril, otra —la crucial— en Cataluña, en mayo, y la última, en junio, en el Parlamento Europeo. Y hasta que no se resuelvan esas tres contiendas la acción del Gobierno quedará en un cierto stand by. Forzado, claro, porque las alianzas se reformularán a partir de entonces. Y quién se haga con la Generalitat, qué partido independentista, ERC o Junts, queda por delante, son cuestiones capitales y servirán para reordenar el terreno de juego. En Cataluña y en el conjunto de España. Desde el Ejecutivo y desde Ferraz, no obstante, se afanaron en asegurar que la legislatura "será larga" y que su viabilidad no queda amenazada por este anticipo electoral.
En el PSOE inciden en que pese a todo la legislatura será "larga". Y se indignan con Díaz: "Nosotros, logrando acuerdos a siete, y ella no controla ni a los suyos"
Que los socialistas afronten con cierta seguridad el 12-M no quiere decir que no identifiquen a un responsable de la convocatoria de los comicios: los comunes. Y, por extensión, Yolanda Díaz. En la Moncloa, en Ferraz y en el PSC no acertaban a comprender qué incentivo podían encontrar los de Colau en el adelanto de las urnas y, sobre todo, por qué habían optado por comprometer la estabilidad del propio Ejecutivo de coalición. El malestar con la vicepresidenta segunda era palpable. "Nosotros, logrando acuerdos a siete [con ERC, Junts, PNV, Bildu, Podemos, BNG y Coalición Canaria] y ella [Díaz] no controla ni a los suyos", señalaban con irritación fuentes próximas a Sánchez. "¿Es que acaso ella controla algo?", abundaban desde el cuartel general de los socialistas. "Los comunes han vuelto a hacer lo que hizo ya Podemos. Se liquidan a sí mismos y esto lo van a pagar caro", analiza un veterano dirigente socialista catalán.
"Cada uno debe ser responsable de las decisiones que toma, que tienen consecuencias —apuntó Montero en la SER, preguntada si la vicepresidenta podía haber apretado más a los comunes—. Le corresponde a ella [a Díaz] valorar si ha sido el planteamiento adecuado. Nosotros hemos llegado al acuerdo, al entendimiento con ERC, y no podemos responder por la posición que otros adopten". Los comunes se defendieron que su posición, la de rechazo a las cuentas que habían pactado ERC y PSC, se adoptaba desde Cataluña, sin injerencia de Sumar y de Díaz.
Los socialistas catalanes se lanzan a la campaña desde este mismo fin de semana. Ya tenían programado su 15º Congreso para el 15, 16 y 17 de marzo en Barcelona, con la participación, en la apertura, del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y, en la clausura, del propio Sánchez. "El programa electoral ya saldrá prácticamente diseñado de este congreso y en unas semanas, las listas y todo niquelado", asegura satisfecho un dirigente con escaño en la Cámara baja.
El PSC celebra su 15º Congreso este fin de semana en Barcelona, con Zapatero y Sánchez. Espera recibir "voto útil de un lado y de otro"
Todos los cuadros consultados, en Madrid y en Cataluña, insisten en que el PSC está listo para afrontar la contienda del 12-M. Con un "líder indiscutible", Illa, como recalcó Montero, y un "proyecto político que ha desplegado desde la oposición". El mensaje de campaña es previsible: frente a un Govern "que no ha hecho nada", que ha demostrado su "incompetencia en todos los conflictos", que ha sido "irrelevante", el PSC emerge "como alternativa". "Vamos a recibir voto útil de un lado y de otro, del nacionalismo moderado que nos puede ver como un refugio, y de los electores de los comunes que no acaban de entender qué ha pasado", señala un veterano cuadro del partido hermano.
"Este es el momento de Salvador"
El objetivo de los socialistas es que no se repita una mayoría parlamentaria independentista y, obviamente, que Illa vuelva a vencer en las urnas, y con mayor holgura frente a sus rivales. En 2021, ganó en votos pero empató a 33 escaños con ERC. La media de las encuestas sitúa al PSC en el entorno de los 38 diputados, por los 32 de los republicanos (uno menos) y los 27 de Junts (cinco menos). Si las formaciones soberanistas no suman mayoría absoluta —68 asientos en el Parlament—, sería matemáticamente imposible un Ejecutivo independentista. Illa aspira a ser president con una ventaja clara, y con apoyos parlamentarios, de izquierdas (ERC y comunes) o incluso de derechas (Junts).
Los socialistas no esperan un desgaste por el 'caso Koldo' o por la angustiosa negociación de la amnistía con Junts: "Es el momento de Salvador. En un año no sabemos cómo estaría la cosa", dice un ministro
En Ferraz y en el PSC no creen que pueda castigar a su candidato ni el estallido del escándalo Koldo, porque, como resume un ministro, "Cataluña es otro hábitat" y además ahora se ha superpuesto el caso de la pareja de Isabel Díaz Ayuso, que se está enredando día a día. Y tampoco estiman que pueda dañar sus expectativas electorales que la amnistía, para el 12-M, aún no esté todavía aprobada y, por tanto, no se hayan podido palpar sus efectos. Más aún, estos últimos meses han sido durísimos para los socialistas, por el desgaste de la angustiosa negociación con los de Puigdemont. "Tenemos el mejor candidato y el mejor proyecto para Cataluña, casi diría que el único que tiene un proyecto para Cataluña, y eso se verá", aseveran desde las alturas del puente de mando del PSOE. "Este es el momento de Salvador. En un año no sabemos cómo estaría la cosa", valora un ministro. "Ahora nos va bien también", coinciden fuentes muy próximas a Illa. "Las elecciones ya están convocadas para el 12 de mayo. Sabemos qué hay que explicar y nadie puede prever qué va a pasar en estos dos meses", opina uno de los alcaldes de más peso del cinturón metropolitano de Barcelona.
La cúpula de Sánchez aún no ha podido diseñar, lógicamente, su estrategia de apoyo al candidato del PSC. Pero en el partido hermano recuerdan que el contexto es muy distinto al de 2021. En aquel momento, el presidente se volcó para impulsar a quien había sido su ministro de Sanidad, el rostro de la pandemia. Pero estas, en cambio, "serán las elecciones de Illa, la campaña tiene que girar en torno a la idea de que Cataluña necesita un presidente y un Govern fuertes", inciden en su entorno.
Las elecciones catalanas sacuden el tablero político por completo y reordenan el calendario de la legislatura
Las campañas, se vio en las generales, y también en las pasadas gallegas del 18-F, son cada vez más determinantes. El riesgo de las urnas catalanas es que arrojen un resultado ingobernable que obligue a una repetición electoral en el otoño y que deje más tiempo en stand by al propio Gobierno. Porque en ERC ya advierten de que no harán presidente a Illa, y también que si salen de la Generalitat al PSOE le costará más conseguir su apoyo, porque ya no existirá la necesidad de apoyo institucional mutuo en Barcelona y Madrid. El 12-M, por tanto, se presenta como una oportunidad para los socialistas, como la ventana para consolidar la legislatura y obtener un aprobado, antes de lo previsto, a su arriesgadísima apuesta por la amnistía. Pero los planes también pueden saltar por los aires. Y visto cómo discurre la política española en los últimos meses, en los últimos días, donde todo cambia, gira y se acelera al minuto, nada es ya descartable. Lo que está claro es que las elecciones catalanas del 12-M sacuden el tablero político por completo y reordenan el calendario de la legislatura.
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