En Génova son conscientes de que la convocatoria electoral en Cataluña les ha pillado con el pie cambiado, sin los deberes hechos y, además, en mitad de una negociación con Ciudadanos, centrada en principio en los comicios europeos, que han tenido que ampliar, lo que incorpora un elemento de dificultad mayor. También saben que, aunque hasta el 8 de abril no deben presentar las listas catalanas, por lo que tienen margen de tiempo, el resto de las fuerzas políticas ya han nombrado oficial u oficiosamente sus cabezas de lista. Además, la incógnita en torno a quién será el candidato popular a la presidencia de la Generalitat alimenta todo tipo de especulaciones.
Por un lado, temen que si la designación no cae en Alejandro Fernández resulte terriblemente complicado hacer campaña autonómica con el líder territorial a la contra, y si, finalmente, es éste el elegido y dejan pasar mucho tiempo, corren el riesgo de ser acusados de haber tomado una decisión por descarte y arrastrando los pies. Sentadas estas bases, fuentes próximas al catalán afirman que él será el candidato "por desistimiento de las alternativas", entre ellas las de Dolors Monserrat, a quien ya sondearon en su momento para sustituirle en el liderazgo territorial del partido frente a un Fernández dispuesto a presentar batalla y con todas las papeletas para haber salido victorioso del pulso.
La idea pasa por incorporar a su lista electoral "gente de cara al futuro del partido"
Por ello, Génova explora una "tercera vía", esto es, resignarse a aceptar la candidatura de Fernández a la presidencia de la Generalitat pero incorporando a su lista electoral "gente de cara al futuro del partido". De hecho, está pendiente de celebrarse el congreso de los populares catalanes, previsto para después de las europeas. Fernández ha estado en contacto con la secretaria de Organización del partido, Carmen Fúnez, tal y como adelantó El Independiente, y salió "contento", lo que apunta a su candidatura, aunque quizá sea a cambio de ceder el bastón del mando del PP. En todo caso, "si Alejandro consigue 14 escaños, no le tose nadie, sobre todo si controla su grupo parlamentario", advierten en su entorno.
La decisión de quién encabeza la lista le corresponde al comité electoral nacional, aún no convocado, aunque podría haber no novedades en pocos días. Y es que los estatutos del PP residencian en Génova la elección de los candidatos autonómicos. El artículo 49 señala que este comité "elabora y aprueba la candidatura del partido al Parlamento Europeo, aprueba las candidaturas a presentar en las elecciones legislativas y autonómicas y en las municipales de capitales de provincia y designa a los candidatos a las presidencias de los Gobiernos de las Comunidades Autónomas", entre otras.
En todo caso, Génova quiere ir por partes y primero dejar definido cómo se afrontan los comicios. Luego se determinará el candidato, de lo que aún aseguran no haber hablado. "Se abordará" con el aparato en Cataluña, porque "somos un partido autonomista". Aunque prefieren que todo se cierre cuanto antes. "Mejor hoy que mañana", exponen fuentes nacionales. La prioridad es "que Ciudadanos acepte" presentarse dentro de las listas del PP. Algo que, hasta el momento, los naranjas rechazan. Los populares han pasado a abordar las conversaciones con un tono categórico a mostrarse comprensivos. Aunque siguen abogando por la integración y descartan la demanda liberal de una marca nueva con listas conjuntas, ven coherente que Ciudadanos defienda su legado.
"No es sencillo porque es un partido con trayectoria". Igualmente, ven entendible que pueda haber dudas entre sus cuadros, pero dejan al partido "solucionar sus temas". A priori, el líder regional, Carlos Carrizosa, no estaría de acuerdo con ese primer paso para una disolución. Porque ese es el objetivo del PP. Desde Génova creen que eso será ventajoso para ellos, pero también para Ciudadanos, porque les fortalece y a Vázquez le ahorran una derrota. "Si conseguimos diez [escaños] y Ciudadanos uno, ya será un éxito", apuntan, al no prever las encuestas más de un 1% de voto naranja.
El PP recuerda el fracaso de Ciudadanos en Galicia, cuando descartó la integración gallega en 2020"
Si no aceptan al final, difícilmente se podrán retomar futuras conversaciones. A modo de presión, pero también para animar a quitarse las dudas, el PP recuerda el escenario electoral de Galicia en 2020. Ciudadanos, por entonces sin representación -nunca la consiguió desde su ascenso nacional-, abogaba por unir fuerzas con Feijóo bajo la marca Galicia Suma. Se rechazó y se propuso una integración para la convocatoria que no se contempló al final.
"No hubo acuerdo por esa insistencia y nosotros sacamos absoluta y ellos no", remarcan. Insisten en que, como ahora, el aporte es sólo simbólico, para visualizar la unidad del centro derecha. "Esa experiencia debería alentarlos" a dar el paso, consideran las fuentes consultadas. En conversaciones con este diario, fuentes nacionales de Ciudadanos avanzan posibles "novedades" a finales de esta semana.
En el PP nacional no creen que la tardanza para designar candidato les penalice. "No es un lastre para nosotros", aseguran. Entienden el interés en ciertos sectores a que haya un nombramiento inmediato, tanto político como social y mediático en Cataluña. Sobre todo, cuando el PSC ya ha oficializado a Salvador Illa nuevamente, y Vox lo ha hecho de forma informal con Ignacio Garriga. Pero apremian la paciencia.
En el partido quieren contar, dicen, con "información para tomar decisiones", y creen que es bueno "testear a la opinión pública" una vez se han convocado oficialmente los comicios. Con datos ya bajo un marco fiable. "La diferencia puede ser pequeña, pero será mejor. Tenemos que armar una candidatura sólida", sostienen.
Malestar de Génova por el apoyo cívico a Fernández
A algunos dirigentes nacionales le ha gustado entre poco y nada que organizaciones cívicas catalanas promovieran el pasado fin de semana un manifiesto a favor de Fernández, iniciativa que limita su capacidad de movimiento. Tampoco es que tengan a mano "ninguna alternativa o 'fichaje' estrella", admiten en el PP. De hecho, cuando han optado por esta vía, como hicieron en 2019 para el ayuntamiento de Barcelona en la figura de Josep Bou, aquello acabó en desastre. Pero Fernández es un rebelde para no pocos dirigentes nacionales del partido. Su posición crítica respecto a las conversaciones con Junts tras las elecciones del 23-J cayó como un misil en la séptima planta del cuartel general de los populares.
Sin embargo, a pesar de las dificultades, lo cierto es que los sondeos están dando al PP signos de recuperación tras su hundimiento de hace tres años y medio, cuando quedó superado por Vox y por Ciudadanos. Aspiran ahora a ser cuarta fuerza política por detrás del PSC, ERC y Junts. De hecho, el pasado 23-J consiguieron más apoyos que estas dos últimas formaciones políticas. Actualmente sólo tienen tres diputados en el Parlamento catalán, frente a los seis de Ciudadanos, que aspiran a absorber, y los 11 de Vox, a quien también quieren pegar un bocado electoral. Los más optimistas creen que es posible llegar a los catorce escaños. Los estudios oficiales publicados les da un suelo de doce.
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