La tensión cada día sube un peldaño más. Al PSOE le molestó que los comunes tumbaran los presupuestos de Pere Aragonès y abocaran al president a adelantar las elecciones autonómicas catalanas al 12 de mayo. A Sumar le irritó que Pedro Sánchez desistiera de presentar las cuentas de 2024 y diera la orden de centrarse ya en las siguientes, en las de 2025. A Yolanda Díaz también le disgustó que el presidente contribuyera a convertir la semana pasada en un lodazal el Congreso, con acusaciones cruzadas de corrupción con el PP. Pero a los socialistas les ha acabado de indignar que los comunes vayan a tumbar los presupuestos de Jaume Collboni en el Ayuntamiento de Barcelona. En el ala socialista del Ejecutivo y en el partido aseguran que no entienden los movimientos de las últimas semanas de la vicepresidenta segunda y de su marca catalana, que no saben adónde conducen, ni qué persiguen. Pero creen que se equivocan y que lo acabarán pagando.
Las dos últimas semanas han sido complicadas para la convivencia en el seno de la coalición. No se repiten los choques públicos del pasado, cuando Unidas Podemos aireaba sus diferencias con el socio mayoritario y la colisión quedaba a la vista de todos. Pero ahora hay mar de fondo. Nada que pueda hacer peligrar la unidad del Ejecutivo, pero sí laten los resquemores y los reproches mutuos. El punto de partida hay que buscarlo en la tramitación de las cuentas de la Generalitat. Horas antes de la votación en el pleno del Parlament, los socialistas eran muy conscientes de que los comunes estaban "muy duros" y que no iban a ceder. Para ellos era fundamental que se frenase el proyecto de macrocasino Hard Rock en Salou, Tarragona, una pieza que Aragonès alegaba que no podía ceder porque era una condición impuesta por el PSC de Salvador Illa, con quien ya había cerrado el acuerdo presupuestario. Finalmente, Catalunya en Comú rechazó el proyecto de ley y el president convocó las elecciones para el 12 de mayo.
Los socialistas culpan a Díaz de no "controlar" su espacio: "Yolanda no ha querido entrar o bien no le han hecho caso. Ella, desde luego, habló con Aragonès"
Los de Ada Colau culparon a Illa de buscar ese adelanto de las urnas, pero para los socialistas, quien abocó a Aragonès a anticipar los comicios fueron los comunes. "Si nosotros hubiéramos querido elecciones, no pactamos los presupuestos con ERC. Nosotros queríamos nuevas cuentas en Cataluña, y nos consta que Pere también", explican desde la cúpula de Ferraz y del Ejecutivo.
Desde el primer minuto, los socialistas miraron hacia Yolanda Díaz. Por no tener "control" de su espacio. Por no haber ejercido suficiente presión. El argumento que recibieron de vuelta fue que los comunes defendían su "autonomía" de acción. "Yolanda no ha querido entrar o bien no le han hecho caso. Ella, desde luego, habló con Aragonès", señalan fuentes próximas al presidente.
En paralelo, el clima político se ha ido haciendo más tóxico. Casi irrespirable. El caso Koldo y el presunto fraude fiscal de la pareja de Isabel Díaz Ayuso se convirtieron enseguida en material combustible. La crispación se apoderó aún más del Congreso y Díaz manifestó su desazón con mohínes claros de disgusto desde su escaño en la bancada azul. "La ciudadanía se merece respeto. Y la preocupación que hay por la corrupción lo que exige de las políticas y de los políticos es tomar medidas. El espectáculo creo que no contribuye a nada más que a alejar a la ciudadanía de la política". Era su forma de distanciarse de los dos grandes partidos, y de dejar claro su desacuerdo con la estrategia del presidente, que golpeó la pasada semana al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, con Ayuso y hasta con el narcotraficante Marcial Dorado. Ayer miércoles, el hemiciclo se volvía a llenar de barro. Ayuso, caso Koldo y un elemento más: la esposa del presidente, Begoña Gómez.
Un mes sin llamada de Collboni a Colau
Sumar ha protestado por la renuncia de Sánchez a los Presupuestos de 2024, que eran la ventana de la que disponía el socio minoritario de la coalición para hacerse valer y sacar la cabeza. Una protesta que no entienden en el ala socialista. Menos aún que el siguiente gesto sea que los comunes vayan a votar el viernes contra los presupuestos de Collboni en Barcelona. El pasado martes, el partido de la exalcaldesa Ada Colau, Barcelona en Comú (BComú), anunció que este próximo viernes, 22 de marzo, votará no a las cuentas del regidor socialista. Así lo decidió el plenario de los comunes por 165 votos contra el apoyo a los presupuestos municipales, cinco a favor y cinco en blanco. Una decisión que se explica, dijeron en un comunicado, por los "nueve meses" de propuestas programáticas "que no han recibido respuesta y el rumbo hacia la derecha del Gobierno del PSC". Colau, en una entrevista en la SER, aunque reconocía contactos entre los equipos, se quejaba de que Collboni llevaba un mes sin llamarla para hablar de los presupuestos.
No tienen una posición clara de los temas, ahora torpedean los presupuestos de Barcelona cuando saben que Collboni ganará a continuación la cuestión de confianza", sostienen en la cúpula de Sánchez
Que las cuentas de Barcelona caigan no tendrá incidencia práctica para la vida de la ciudad, porque automáticamente el alcalde, con la ley de bases del régimen local en la mano, convocará una cuestión de confianza que prosperará porque no hay una mayoría alternativa que le pueda tumbar y eso supondrá la aprobación de los presupuestos.
"No entendemos muy bien la actitud de los comunes. Es que no sabemos cuál es su estrategia electoral —manifiestan desde las alturas de Ferraz y de la Moncloa—. No tienen una posición clara de los temas, ahora torpedean los presupuestos de Barcelona cuando saben que Collboni ganará a continuación la cuestión de confianza. Llevan una estrategia parecida a la de la CUP".
Para los socialistas, sin embargo, tampoco es comprensible la actitud de Sumar y de Díaz, que han alertado de que sus socios de coalición no están muy interesados en arrancar la agenda legislativa hasta el otoño, una vez pasadas las elecciones vascas, las catalanas, las europeas y el parón estival. Para el entorno de Sánchez, quien se pone "de perfil" es Sumar. Precisamente, explican, porque no impidieron que los comunes tumbaran los presupuestos de Aragonès y ahora también dejan hacer a Colau con las cuentas de Barcelona: "No quieren asumir su responsabilidad".
No quieren asumir su responsabilidad", dicen en el PSOE. "Las decisiones en Barcelona se toman en Barcelona", subraya Errejón
"Las decisiones en Barcelona se toman en Barcelona", replicaba por su parte este miércoles en el Congreso el portavoz parlamentario de Sumar, Íñigo Errejón. Es decir, que son los comunes los que deciden, aunque cuenten con el respaldo de Díaz. "Si uno hace política contra el derecho a la vivienda o hace políticas de pelotazos con macrocasinos [por el Hard Rock], eso ya saben con quién se saca, se saca con la derecha". La vicepresidenta segunda no acudió este miércoles a la sesión de control al Ejecutivo en la Cámara baja, porque no tenía preguntas ni interpelaciones de la oposición.
"Ego desmesurado"
La irritación con los comunes se siente con mayor rotundidad aún en el entorno de Collboni. Defienden el presupuesto de 3.800 millones de euros para 2024 de la ciudad, fruto del acuerdo previo con ERC, con un "récord de gasto social y mil millones en inversiones". "Es muy difícil no votar estas cuentas pactadas entre nosotros y ERC, pero los que se descuelgan son ellos, los comunes, porque quieren entrar en el Gobierno municipal y lo que nosotros les decimos es que cuando se cierre el presupuesto hablamos de la gobernabilidad de Barcelona".
En el equipo de Collboni recuerdan que la caída de los presupuestos de Aragonès suponen una merma para la ciudad de 650 millones de euros
Fuentes cercanas al alcalde creen que los comunes "no han sabido leer el cambio político" y ahora "dinamitan el espacio de la izquierda". Achacan la responsabilidad a Colau, a su "ego desmesurado" y a su obsesión de hacer "política a la contra, en lugar de buscar consensos". Niegan que se haya producido un giro a la derecha en el Ayuntamiento y recuerdan que BComú "ni siquiera presentó alegaciones a las cuentas". E inciden en que sí que ha habido conversaciones con los comunes para buscar su apoyo. "Nos han dado golpes cada día, nos han reprobado junto a Xavier Trias [de Junts], y ahora dejaremos de ingresar 650 millones de fondos de la Generalitat" al decaer el proyecto de Aragonès. 650 millones, señalan, que habrían ido para equipamientos como el hospital del Mar, nuevos ambulatorios o nuevos centros educativos.
Desde el equipo de Collboni se duelen de la actitud de Colau porque a ella la invistieron alcaldesa durante dos mandatos consecutivos y le apoyaron sus cuentas mientras compartieron el Gobierno de la ciudad. "¿Ellos han entrado en una espiral destructiva para qué, para salvar a la soldado Ryan? La matraca del marketing electoral no lo aguanta todo. Los comunes están en el politiqueo, pero nadie entiende qué están haciendo".
Pese a las tensiones de las últimas dos semanas, la coalición se mantiene firme, como aseguran las dos partes. Sumar, tras la renuncia de los PGE de 2024, decía este miércoles Errejón, no quiere una "legislatura en stand by" ni un Ejecutivo "al ralentí", que vaya "aguantando de semana en semana". "Queremos un Gobierno que intervenga ya los precios de los alquileres, que extienda ya los permisos iguales de maternidad y de paternidad, comprometido con proteger el poder adquisitivo de las familias trabajadoras, y, por tanto, queremos un Gobierno de avance social", sostuvo, informa Europa Press.
La coalición no corre peligro por ahora. Sumar avisa: no quiere un Gobierno "al ralentí"
Los socialistas insisten en que por supuesto que la actividad legislativa no se ha parado, pero obviamente la dinámica electoral cambias las cosas y hace más complicadas negociaciones sensibles. Y advierten de que las iniciativas de su socio minoritario, según ha dejado entrever ERC, pueden naufragar, precisamente como gesto tras la caída de los presupuestos de Aragonès. Y los republicanos tienen hilo directo con los cuatro diputados de Podemos, formación en guerra total con Díaz. Las estrategias separan al PSOE de sus socios de coalición. Nada se rompe pero las costuras sufren.
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hace 8 meses
Sumar es un partido «Frankenstein» que vive únicamente de preservar la idea de una visión diferencial dentro de las políticas del PSOE, pero es totalmente inoperante a la hora de funcionar como una unidad, en resumidas cuentas, de gobernar.
Podemos sigue siendo el guardián (como Frodo del anillo) del espíritu del 15M. Si es capaz de utilizar ese poder y que se traduzca en votos, podría poner a sumar al borde del caos.