La sucesión, casi sin apenas descanso, de tres elecciones consecutivas, obliga a poner a punto las maquinarias de todos los partidos pero también a posponer decisiones que, con otro calendario, muy probablemente se habrían adelantado. Es el caso de la lista de las europeas del 9 de junio. Sumar sí hizo público esta semana el nombre de su cabeza de cartel —Estrella Galán, la directora general de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR)—, pero ni el PSOE ni el PP han adelantado quién les representará en unos comicios que cerrarán este ciclo y que Alberto Núñez Feijóo planteará como una suerte de plebiscito al Gobierno casi un año después de las últimas generales. Los socialistas, además, no se plantean por ahora aprobar su candidatura hasta que no pasen las vascas del 21 de abril.
Lo ratifican fuentes de la dirección de Pedro Sánchez a este diario. "Todo será después de las elecciones en Euskadi, antes no creemos que anunciemos ni siquiera quién encabezará la lista", señalan desde el aparato federal.
No hay prisa, por tanto. Y el calendario legal tampoco aprieta. Las europeas del 9 de junio se convocarán oficialmente el próximo martes 16 de abril. 54 días antes, como ocurre con todos los procesos electorales en España, salvo que se trate de una repetición de las urnas. El 16 de abril, por tanto, se publicará en el BOE el decreto de convocatoria de las europeas, el que pone en marcha todo el engranaje. Las coaliciones habrán de comunicarse antes de las 24 horas del viernes 26 de abril y los partidos tendrán que presentar sus candidaturas entre 1 y el 6 de mayo —entre el decimoquinto y vigésimo día posterior a la convocatoria, como impone el artículo 45 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg)—. Las listas se proclamarán de manera definitiva, subsanados todos los errores, el 13 de mayo, y al día siguiente, martes 14, estarán ya en el BOE.
Las europeas se convocan formalmente el 16 de abril. Se espera que el comité federal apruebe la lista a finales de mes, tras las vascas
El PSOE, por tanto, puede estirar los tiempos y esperar hasta que se abran las urnas en Euskadi el 21 de abril. Pero tendrá que apurar el paso para llegar al 1 de mayo, cuando se abre la ventanilla de la Junta Electoral para presentar las candidaturas, con los deberes hechos. En apenas semana y media tendrá que tener confeccionada y registrada su lista al completo. Lo previsible, si se siguen los cauces habituales, es que Sánchez convoque a su comité federal, el máximo órgano de dirección, en el fin de semana del 27 y 28 de abril, para sellar la candidatura a las europeas, validada previamente por la comisión federal de listas.
El presidente, por quien pasa toda decisión orgánica en el PSOE, y con un poder interno incontestable, no ha lanzado señales de a quién situará al frente de la plancha de las europeas. Ni siquiera de cuál es el mensaje que quiere proyectar: si un cabeza de cartel potente, como un ministro de su Ejecutivo, o bien si prefiere un candidato de perfil menor, continuista, para no arriesgar demasiado en unas elecciones que, a priori, pintaban mal para el partido.
Borrell encabezó la plancha en 2019, y obtuvo un formidable 32,86%. Su cargo de alto representante de la UE ha ejercido un papel crucial en estos años
En el equipo de Sánchez no descartan por completo que pueda repetir el número uno de las europeas de 2019, Josep Borrell. El exministro, que el próximo 24 de abril cumplirá 77 años, ganó con contundencia aquellos comicios, firmando un 32,86% y 7,36 millones de papeletas. El presidente lo promovió hace cinco años para uno de los top jobs en Bruselas, el de alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea, cargo desde el que ha tenido un papel crucial en estos cinco años, especialmente por las guerras en Ucrania y Gaza. Si Borrell quisiera seguir, en principio tendría vía libre.
A disposición del presidente
Pero el nombre que ha circulado con intensidad en los últimos meses es el de la vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera. Si Sánchez confiara en ella, lanzaría el mensaje de que en absoluta da por perdida la batalla de las europeas, ya que colocaría al frente a una de sus piezas más preciadas, la que cuenta con una autoridad interna en su área, Transición Ecológica y Reto Demográfico, indiscutible, y que es muy respetada en la UE por su conocimiento técnico de la materia. Ribera podría ser cabeza de cartel del 9-J, pero también podría no ser candidata y sí ser promovida como comisaria europea por el presidente. La negociación del nuevo Ejecutivo comunitario se desplegará, probablemente, en la cumbre de líderes del verano en Bruselas, y en ella Sánchez puede aportar su nombre sin que necesariamente hubiera pasado por las urnas de junio. En cualquier caso, antes o después, tanto si concurre como primera de la lista como si es designada como comisaria, Ribera tendría que abandonar el Gobierno, poner fin a una etapa que comenzó para ella en junio de 2018, cuando se incorporó al Gabinete. Y el hueco que dejaría sería enorme y nada fácil de cubrir para el líder socialista.
Ribera podría ser candidata y comisaria o bien ser promovida por Sánchez para el Ejecutivo comunitario sin necesidad de que liderara la lista del 9-J
El pasado 5 de marzo, la vicepresidenta intentó quitarse la presión de encima cuando fue preguntada en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros: "Me veo en las funciones que estoy desempeñando y me veo muy contenta donde estoy y por supuesto siempre a disposición de mi partido y de mi presidente, pero creo que este país merece una apuesta mantenida como lo ha venido haciendo este Gobierno con el presidente Pedro Sánchez a la cabeza, por una modernización de nuestra economía y una reducción de la brecha social a través de la Agenda Verde. Creo que el ministerio que tengo el honor de dirigir está trabajando por eso desde el primer momento y todavía le queda tarea". En definitiva, y como confirma su entorno, ella prefiere quedarse en el Ejecutivo, porque además ya vivió cinco años en París —fue directora ejecutiva del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI) entre 2014 y 2018, y un año antes trabajó en el organismo como asesora— y no querría distanciarse de su familia, pero hará lo que Sánchez le pida. "Sus reservas no son políticas, sino personales. No matará para ser candidata, pero no pondrá pegas si se lo piden. Ella hará lo que le digan y lo hará al 100%", rubrican desde su círculo de confianza.
Una alternativa menos arriesgada sería la de la vallisoletana Iratxe García, actual presidenta del Grupo de los Socialistas y Demócratas (S&D) en la Eurocámara. Con escaño europeo desde 2004, concurrió como número dos de la lista encabezada por Borrell en 2019. Su continuidad es segura —tiene el aval total de su federación, Castilla y León, y de la cúpula federal, a la que pertenece— y podría liderar esta vez la plancha. Sería un rostro menos conocido pero de plena solvencia para la dirección.
En Ferraz hay satisfacción con la candidatura saliente. El PSOE ha tenido 21 eurodiputados de un total de 59. Ahora España gana dos asientos, hasta 61
Opciones como la del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero nunca han estado sobre la mesa y, en cualquier caso, él se ha descartado para volver a la política activa y el propio Sánchez también negó a los periodistas, en su viaje a Brasil y Chile, que estuviera pensando en él. El exjefe del Ejecutivo ha tenido un papel preeminente en las últimas campañas, como un potente coach del partido en su momento anímico más difícil, y es uno de os interlocutores de confianza del presidente Sánchez, también puente con los independentistas, pero cree que su tiempo de ir en listas ya pasó.
Las asambleas locales del PSOE podrán proponer nombres para la candidatura del 6 al 20 de abril, pero es la cúpula federal la que tiene la competencia exclusiva para confeccionarla. En el equipo de Sánchez no preveían demasiada mudanza por el alto grado de satisfacción de la lista de 2019. En aquel momento, España tenía asignados 54 asientos —20 logró el PSOE, seis más que en las elecciones de 2014—, que fueron 59 tras el Brexit —los socialistas ganaron entonces un sillón, hasta 21—. Ahora, la Eurocámara pasa de 705 a 720 escaños, y España sentará a 61 representantes. De cualquier modo, quien concurra como número uno de los socialistas tendrá apenas un mes para proyectarse ante los ciudadanos, con unas elecciones catalanas de por medio. Algo insólito, porque en 2014 el ya fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba, entonces secretario general, eligió a su dos, Elena Valenciano, como candidata en febrero, igual que hizo Sánchez con Borrell en 2019.
¿Cambia algo el plan con las catalanas del 12-M?
Las primeras encuestas daban una clara victoria al PP. Pero en Ferraz y en la Moncloa creen que la situación puede darse la vuelta porque las europeas del 9-J se celebrarán tras dos comicios consecutivos en los que los socialistas esperan crecer. En las vascas del 21 de abril, el PSE podría hacerse con 11 actas (una más que ahora), y en las catalanas del 12 de mayo, absolutamente cruciales, el PSC de Salvador Illa podría superar la barrera psicológica de los 40 escaños —en 2021 tuvo 33, los mismos que ERC—, aunque la gobernabilidad se antoja complicada. En el núcleo de confianza del presidente esperan un efecto arrastre de los dos comicios que beneficie a su cabeza de cartel en las europeas. Si Illa vence el 12-M y los independentistas no logran reeditar su mayoría absoluta en el Parlament, se entenderá que los catalanes dan su respaldo a la ley de amnistía, principal argumento de campaña del PP contra Sánchez desde el pasado verano. La idea de Feijóo de hacer de las europeas una suerte de referéndum sobre la amnistía y sobre la labor del Ejecutivo perdería fuerza si las catalanas otorgan una amplia victoria al PSC y dejan a ERC y Junts sin posibilidades de conquistar la Generalitat.
En el PSE tampoco manejan la opción de que Ferraz pueda anticipar la confección de la lista europea
Precisamente el hecho de que se hayan cruzado las elecciones catalanas en el camino plantea la duda de si Sánchez se replanteará la candidatura de las europeas, apostando por un número uno más competitivo. En Ferraz guardan silencio y prefieren no adelantar su estrategia. En el cuartel general hay quienes sostienen que Sánchez "irá a por todas" y por tanto los comicios del 12-M pueden obligar a rediseñar la hoja de ruta. "Pero ahora mismo todo está volcado en las catalanas y no se oye nada de las europeas", sostienen en la sede federal del partido.
En el PSE, mientras, respiran tranquilos. En la dirección de Eneko Andueza, secretario general y candidato a lehendakari, señalan que Ferraz no les ha trasladado nada de que pueda irrumpir en pleno proceso en Euskadi con el anuncio del cabeza de cartel de las europeas. Creen, por tanto, que la cúpula de Sánchez "no interferirá". Y es que pasada la Semana Santa, arrancará la carrera en Euskadi: la campaña empieza el 5 de abril y concluirá el 19. Una semana más tarde, el viernes 26, empezará la de las catalanas, que se cerrará el 10 de mayo. Dos semanas más tarde, el viernes 24, echará a andar la campaña de las europeas, que se liquidará el 7 de junio. No habrá tregua.
La triple campaña se desarrollará en un ambiente de máxima crispación política, como se ha visto en las últimas semanas en Congreso y Senado, a cuenta del caso Koldo, de la imputación judicial por fraude fiscal y falsedad documental del novio de Isabel Díaz Ayuso y el cerco que el PP quiere estrechar sobre el presidente por las reuniones de su mujer, Begoña Gómez, y su supuesta influencia, por ahora sin evidencias, en el rescate a Air Europa. Este domingo, Sánchez, en el cierre del congreso extraordinario del PSPV-PSOE, que proclamó a la ministra Diana Morant como nueva secretaria general —el sábado asistió al cónclave que pasó el testigo del liderazgo del partido en Extremadura de Guillermo Fernández Vara a Miguel Ángel Gallardo—, también hizo referencia a ese clima tóxico. Insistió en la existencia de esa "polarización asimétrica", y en la idea de que España "va en la buena dirección", como demuestran los datos de empleo o de ocupación hotelera a las puertas de la Semana Santa, mientras que "la oposición desbarra".
La triple campaña se desplegará en un ambiente de máxima crispación. Sánchez recalca que España "va en la buena dirección" mientras "la oposición desbarra"
Frente a una derecha y una ultraderecha que "se mimetizan" y que hacen, dicen y votan lo mismo, como ocurre en la Comunitat Valenciana, donde gobiernan juntas (igual que en el Ayuntamiento de Valencia), el presidente demandó a los suyos responder "con templanza". Replicar con serenidad, por tanto, a la "catarata de insultos" y al "desprestigio de la política" que busca la derecha, que persigue la desafección de la sociedad, la desmovilización de los electores, diciéndoles que todos los partidos son iguales. "Aquí los que son iguales son el PP y Vox, es Feijóo y [Santiago] Abascal", subrayó el presidente, para quien "la mejor respuesta a sus mentiras" son las políticas de su Gobierno y destapar la estrategia de la derecha de crear lejanía hacia la política: "No es un debate fácil, no es un reto sencillo, pero si hay un partido que lo puede hacer es el PSOE", razonó, informa EFE.
Con estos mimbres se abre la superprimavera electoral de 2024. Con muchas incógnitas, incluso sobre los candidatos, y un ambiente muy contaminado.
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