Aunque últimamente las sesiones de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados están tensionando el ambiente político hasta extremos nunca alcanzados previamente, la Asamblea de Madrid está siendo otro ámbito institucional donde la crispación del debate muestra la cara más descarnada de una forma de hacer política orientada más hacia el consumo interno y la repercusión mediática que a gestionar los intereses de los ciudadanos a los que sus miembros representan.
En medio de este enardecido ambiente, Beatriz Borrás (Madrid, 1993), diputada de Más Madrid desde mayo del año pasado, intenta que sus propuestas e ideas prosperen en la Asamblea, y para ello, según nos explica, tiene que buscar vías alternativas, ya que la mayoría absoluta que ostenta el Partido Popular impide que salgan adelante cualquiera de ellas «aunque en los pasillos me digan que están de acuerdo». Para hablar de ello, del futuro de la Comunidad de Madrid y de cómo su paso por un colegio de monjas construyó su carácter y configuró su ideología, recibe a El Independiente en la Asamblea, en el barrio de Vallecas.
Pregunta: Eres diputada desde mayo del año pasado. ¿Qué tal lo llevas?
Respuesta: Lo llevo bien, pero es muy difícil. Venía de trabajar en la empresa privada, llevaba cinco años en el equipo de Sostenibilidad y Asuntos Públicos de una multinacional.
P: ¿Qué estudiaste?
R: Sociología y políticas. Llevaba bastante tiempo en el sector privado y estaba muy cómoda. Me encantaba mi empresa. Estaba muy bien ahí, y además militaba en Más Madrid. Tenía las dos cosas, la parte profesional y luego la parte de militancia política. Cuando se me ofrece esta oportunidad, dije, a tope, quiero cambiar un montón de cosas. Me está encantando, es la primera vez que veo que lo que hago en el día a día sí que tiene un impacto real en la sociedad, que es un poco lo que a mí me gusta encontrar con mi trabajo, a lo que quiero dedicarle horas. Pero es muy difícil porque recibes muchísimo odio en redes. Estoy alucinando. Me quiero quitar los comentarios de todo, y sé que es un error a nivel de comunicación, pero es que me insultan por absolutamente todo: mi físico, mis propuestas, por cómo digo cualquier cosa, por cosas incluso sin sentido... que tú te metes y ves que son bots, pero es muy duro porque dices, es un bot, pero es que me habéis puesto veinte comentarios diciéndome algo que además ni siquiera está bien escrito. Recibes un nivel de odio muy intenso y eso se me está haciendo muy cuesta arriba. Aquí, en la Asamblea, estoy bastante bien. Es difícil trabajar con una mayoría absoluta enfrente, porque sé que cualquier propuesta que traiga a la asamblea no va a salir. Aunque estén de acuerdo y me lo digan por los pasillos, no va a salir. Entonces, estoy encontrando otra manera de hacer política, que es influir de otra manera, a través de redes sociales, hacerme vídeos, presionando, preguntando a gente y sacándoles y dándoles voz en redes, trayéndolos aquí, escribiendo artículos, intentando que los periodistas saquen realidades que a lo mejor no se cuentan y que hay que cambiar... Por ejemplo, hace poco los estudiantes de FP pública de la rama sanitaria tuvieron un problema porque no conseguían prácticas. Entre otras cosas, porque había empresas privadas como Quirón que estaba recibiendo 500 € por alumno de la privada. En hospitales públicos, como puede ser la Jiménez Díaz, que es de gestión privada, estaban cogiendo antes a alumnos de la privada que de la pública, y éstos se quedaban sin plazas. Es algo que el Gobierno puede permitir, aunque sea ilegal. Hicimos mucho ruido en medios, ellos hicieron manifestaciones, vinieron aquí y aunque a mí no me aprobaron mi proposición no de ley, lo han intentado arreglar y no lo está al 100%, pero está bastante mejor que hace un par de meses. Entonces, dices, a lo mejor no me vas a aprobar mis propuestas, pero sé que hay otras maneras de hacer política en las que puede influir en que haya cosas que cambien, y estoy intentando navegar por ahí.
P: Has comentado que vienes de estar cinco años trabajando en el sector privado. ¿A ti te parece que es un requisito necesario para poder tener un cargo público?
R: No, creo que no es necesario. Está bien que haya gente que venga del sector privado porque te cuenta otras experiencias, ha vivido otras cosas, y porque además pienso que es muy importante tener un sitio al que volver. Es fundamental, porque si no puede llegar a ser peligroso. También puedes ir a otros sitios, puedes opositar, puedes montar algo, puedes ir a trabajar en el tercer sector, lo que sea, pero cuando has entrado o has trabajado antes en una empresa tienes otros planes. Yo estoy en excedencia, por ejemplo. Para tener unos valores, unas ideas políticas, defenderlas, entender lo que necesita la sociedad y traerlo aquí no necesitas haber pasado por la empresa privada. Tiene que haber gente que haya pasado por ahí, tiene que haber médicos, profesores, funcionarios, gente que se haya metido desde muy pronto y sepan mucho... tengo compañeros que llevan aquí desde que salieron de la carrera y también es fascinante porque saben muchísimo.
P: Si tuvieras una varita mágica y pudieras realizar algo para Madrid, ¿qué sería lo primero que harías?
R: Limitar el precio al alquiler. El coste y el precio de la vivienda en la Comunidad de Madrid está causando otros muchos problemas alrededor. Los jóvenes nos vamos de casa cada vez más tarde, con más de 30 años. Eso supone atrasar nuestros proyectos de vida, que si quieres tener hijos no los puedas tener, o los tengas mucho más tarde de lo que hay gente que quiere tenerlos, que si te independizas eso consuma una gran parte de tu salario. ¿Y eso qué quiere decir? Que te queda muy poco para vivir bien, dignamente, para ahorrar o para invertir en otro tipo de economías que son mucho más productivas. El rentismo no es productivo, no produce más riqueza, y sin embargo con nuestro sueldo estamos pagando el 60% del alquiler. Estamos destinando muchísimo dinero que no es productivo a nivel social, no tiene un valor añadido. Si llegase ahora mismo al Gobierno lo primero que haría sería regular el precio de alquiler, porque eso permitiría que tuviéramos más dinero en el bolsillo y que podamos desarrollar nuestro proyecto de vida propio libremente, y a la edad que queramos.
P: La Asamblea de Madrid es, quizás, el lugar en España en el que hay más crispación política. ¿La sientes así, o tenéis una relación mejor fuera del hemiciclo?
R: Creo que hay crispación en torno al debate político. En el escaño estamos confrontando ideas, y lo hacemos intensamente. Es verdad que hay mucha crispación porque parece siempre que la política de Madrid es la política de España, y no es verdad. Aquí hemos sufrido bastante las políticas neoliberales del Partido Popular, que lleva 28 años gobernando y ha habido una gestión que, en mi opinión, es muy deficiente si hablamos en términos de sanidad pública, o en términos económicos. A veces se habla de la Comunidad de Madrid como el motor económico, y podría ser muchísimo más de lo que es, porque es la capital de España. Hay una serie de factores que se han hecho fatal, y además tenemos una presidenta que no sólo durante la pandemia firmó los protocolos de la vergüenza, que es algo normal que defendamos intensamente en la Asamblea porque estamos hablando de que casi más de 4000 personas mayores podrían haberse salvado si se hubiese gestionado de otra manera. Y hablo de abuelos, hablo de tíos, hablo de algo que a uno le toca muy de lleno. Es normal que cuando nos metemos ahí a debatir no sólo sea intenso el debate político, sino que también afecta a la vida de mucha gente a la que conocemos y que queremos defender con unas ideas muy firmes. De hecho, lo que ha salido en las últimas semanas de la presidenta Ayuso, el caso Ayuso, en el cual durante la pandemia, su madre, su hermano, su ex novio, ahora su novio, de repente todos hicieron negocios que de alguna manera tienen que ver con la Comunidad de Madrid, se llevaron comisiones que tienen que ver con la Comunidad, y además ha repercutido en el estilo de vida de la presidenta, eso mientras morían 700 personas al día... lo siento mucho, sé que a veces la crispación aleja mucho a la ciudadanía, pero por otro lado no podría dormir a gusto por las noches si fuese blandita en mi escaño. Tengo que ser firme porque creo que los madrileños se lo merecen.
P: ¿Tienes algún referente político?
R: Ufff, qué difícil [risas]. Un referente bastante interesante es Alexandra Ocasio Cortés, del Partido Demócrata estadounidense. Es una persona que siendo muy joven, ha sido también muy valiente en un contexto en el que estaba todo el ambiente muy caldeado en Estados Unidos. Con el trumpismo en su mejor momento, con actitudes o comportamientos muy racistas por parte de la población, también con el Covid... hubo un momento en Estados Unidos donde el ambiente estaba muy tenso y creo que ella fue una voz joven que supo representar muy bien lo que pensábamos jóvenes de todo el mundo. Hay una oleada reaccionaria que está creciendo a nivel mundial, y ella supo poner sobre la mesa debates y además confrontarlos de manera educada, pero contundente.
"Hay una desafección política muy grande que, últimamente, se está revirtiendo"
P: ¿Te marcas algún límite para estar en política?
R: Hay días que pienso no acabo la legislatura, y hay días que pienso que hay tantas cosas por hacer que me encantaría estar aquí hasta 2027, gobernar, y hacer un programa de gobierno que cambie la vida de los madrileños. Hay días que abro Twitter y digo, dimito, y otros todo lo contrario.
P: ¿Qué pueden esperar los ciudadanos de Beatriz Borrás los próximos diez años?
R: No estoy en política para estar en la oposición, estoy para hacer políticas públicas que mejoren la vida de los madrileños. De hecho, yo estudié política y sociología, y mi asignatura favorita era diseño y evaluación de políticas públicas, no comunicación política, marketing político, que es lo más sexy. A mí me gusta que me pongan un problema y decir, vale, tengo este porcentaje de personas sin hogar, o tengo este porcentaje de jóvenes que no se pueden emancipar, y hacer política comparada: ¿Qué pasa en otros países? ¿Qué podemos hacer aquí con la realidad que tenemos aquí e implementar fallo y error? A mí lo que me gusta es diseñar políticas públicas. Estoy aquí para en 2027 gobernar y poder llevar a cabo e implantar propuestas que cambien la vida de los madrileños. Ahora bien, esto depende de otras muchas cosas.
P: Aunque hace unos años el PP estuvo cerca de perder el Gobierno, llegaron a un acuerdo con Ciudadanos y siguieron liderando la Comunidad. Lo cierto es que siempre consiguen formar Gobierno.
R: Madrid es un caso muy particular. No podemos obviar que cuando llevas 28 años gobernando en una comunidad has implantado un modelo que, en mi opinión, fomenta el individualismo, que se ve por ejemplo en el urbanismo, en cómo están diseñadas las casas, las urbanizaciones, todo como para que no trabajes en comunidad, no conozcas bien a tus vecinos, no sepas que problemas tienen… que te centres en ir del trabajo a casa, de casa al trabajo. Eso genera un individualismo muy fuerte. A nivel educativo, igual. Las competencias en educación son autonómicas, entonces es muy difícil luchar contra esa ingeniería social del Partido Popular en la Comunidad de Madrid. Dicho esto, en 2019 la izquierda podría haber gobernado la Comunidad de Madrid y por una decisión, en mi opinión errónea, que ha llevado prácticamente a la desaparición de Ciudadanos, no lo hizo. A raíz de esa decisión gobierna la presidenta Isabel Díaz Ayuso, aunque podría haber gobernado Ángel Gabilondo, el PSOE con Más Madrid. ¿Esto qué quiere decir? Que en Madrid sí que hay una mayoría progresista. Sí que puede gobernar la izquierda, porque en 2019 pudimos hacerlo y porque además se ha visto con Manuela Carmena en la ciudad de Madrid. Eso existe, aunque en cierto modo hay desmovilización, la pandemia nos ha dejado a todos… las universidades, las asociaciones universitarias han disminuido mucho en número. Hay una desafección política muy grande que últimamente se está revirtiendo. En la manifestación que hubo en frente de Génova se vio perfectamente que, de repente, se juntó un montón de gente y creo que se está empezando a cambiar. Hay muchos factores que explican que ganen con mayoría absoluta, entre otros también cómo se comportan con los medios de comunicación. Vimos la semana pasada que el propio jefe de Gabinete de la Presidenta amenazaba a eldiario.es por publicar todos los casos de corrupción de la familia y de su entorno. Tienen mucho poder, mucho poder económico, poder mediático y poder de muchos años haciendo políticas. Pero eso se puede revertir perfectamente. En 2027 se puede gobernar.
P: ¿Realmente confías en que pueda ser así?
R: Sí. Ayuso, si no dimite, no puede volver a presentarse. Sabe perfectamente que si esto sigue adelante van a salir muchas cosas, y es una persona que es muy consciente de que no quiere salir mal de la política. Ella vivió lo que fue la expresidenta Cifuentes, o la expresidenta Aguirre, como se fueron ellas, y no quiere repetir eso. Además, es algo completamente natural y lógico que tú acabes y quieras hacerlo bien y el recuerdo sea bueno. Se haría un flaco favor si se volviese a presentar.
P: ¿Y si se presenta?
R: Si lo hace, creo que los madrileños se han dado cuenta de muchas cosas en estos últimos meses.
Sabiendo que tenemos un sistema estable y bueno, tenemos que pensar cómo incluir más sistemas de participación ciudadana
P: ¿Crees que la monarquía parlamentaria es el sistema político adecuado para que España se desarrolle durante los próximos 50 años?
R: Es una pregunta amplia. Deberíamos vivir en una república. Me parece curioso cuando desde la derecha se habla de esfuerzo y de meritocracia. ¿Cómo puedes ser monárquico y hablarme de meritocracia? Es completamente incompatible. Tiene que haber un jefe del Estado que votemos los ciudadanos, que es lo justo, lo realmente meritocrático y lo que se basa en el esfuerzo. En cuanto al sistema parlamentario que tenemos en España, considero que es bueno, pero tiene carencias. Me preocupa mucho la fuerte desconexión que hay entre los ciudadanos y la política. Deberíamos fomentar más mecanismos de participación directa. Hay cosas que se deciden en el Congreso de los Diputados, en la Asamblea, en los ayuntamientos, que afectan al día a día de todo el mundo y de las que muchos ciudadanos no se enteran, o no son conscientes, o no saben cómo pueden dar su opinión. Tenemos que, de alguna manera, pensar, sabiendo que es un sistema que es estable y que es bueno, cómo incluir más la participación ciudadana. Se ha demostrado que somos unos ciudadanos responsables. Llevamos ya muchos años de democracia, en pandemia fuimos de las sociedades más responsables que hubo, y ahora se podría tener mucho más en cuenta la gente. Te hablo de referéndums, o de iniciativas ciudadanas, que no tengas que recoger 600.000 firmas para poder llevar una cosa al Congreso y que, si acaso, se debata… tenemos una educación lo suficientemente formada como para poder opinar de otra manera y hacer influencia ciudadana política desde fuera de las instituciones.
P: Hace hace poco leí una entrevista a Begoña Villacís, después de que dejara la política, donde decía que una de las cosas que más le llamó la atención en el Ayuntamiento era lo lento que iba cualquier proceso en la administración pública
R: Totalmente, sí. Tenemos el reto de digitalizar la administración pública siempre y cuando se respeten los procesos. Éstos garantizan que la democracia sea sólida, robusta, que no puedas de repente cambiar algo relevante porque ha cambiado un partido. Los procesos son importantes para garantizar la democracia en un país o en una región. Sin embargo, hay cosas que con el avance de la tecnología podrían hacer que todo fuese más rápido, garantizando la seguridad jurídica. Ahí la administración tiene un reto a la hora de digitalizar. Te pongo un ejemplo. Nosotros hasta hace cinco meses, cuando queríamos registrar algo en la zona de Madrid, teníamos que hacerlo presencialmente. Con la cantidad de sistemas que hay para que yo pueda presentar una proposición no de ley o una pregunta al gobierno, ¿por qué tengo que venir aquí e ir a registro en las horas en las que hay más gente en el registro? No tiene mucho sentido. Haces perder muchísimo tiempo. Y ahora lo están cambiando. Ahí, siempre y cuando se garantice que los procesos siguen siendo democráticos y garantizan la seguridad jurídica, hay que avanzar.
P: ¿Crees en Dios?
R: No, no creo en Dios. Pero fui creyente porque fui a un colegio de monjas, católico, y la verdad que de pequeña era bastante creyente. Pero bueno, en cuanto más o menos empecé a pensar un poco más por mí misma, dejé de creer y, a día de hoy, le tengo muchísimo respeto a la religión, ya que además en mi familia hay gente religiosa, pero no soy ni creyente ni practicante.
P: ¿Semana Santa sueles celebrarla de alguna manera especial?
No. Cuando era pequeña alguna vez iba a alguna profesión en Segovia, la ciudad de donde es mi familia, pero ahora no hago nada. Los dos últimos años he hecho torrijas [risas], pero nada que ver con la religión en sí.
P: ¿Qué opinas del papel de la religión en la educación pública?
R: ¿La religión católica?
P: Sí.
R: Yo creo que debería darse la opción de estudiar cualquier tipo de religión, la católica entre otras, y en ningún caso ser obligatorio. Estamos en un estado aconfesional, así que no tendría mucho sentido. Se debería poder estudiar otro tipo de religiones. Y también creo que es interesante estudiar historia de las religiones dentro de un marco global para entender un poco y poder comparar y entender distintos marcos de pensamiento.
P: Comentas que has ido a un colegio religioso. ¿Lo agradeces? ¿Crees que has recibido alguna formación que una persona que no se haya educado en un colegio religioso no ha obtenido?
R: Pues no lo sé, la verdad, porque como fui a un colegio religioso hasta los 14 años y no sé lo que es lo contrario. Agradezco, en una parte, haber ido, no sé si tanto porque fuese religioso, sino porque era muy chiquitito y nos conocíamos todos. Sí que considero que los valores relacionados con el catolicismo que aprendí, como la solidaridad o la empatía, han formado mucho mi personalidad, y de hecho creo que soy una persona de izquierdas progresista gracias a cosas que aprendí en un colegio católico. Por ejemplo, yo me especialicé en la política o me politicé por el no a la guerra, el cual las monjas de mi colegio apoyaban. Fueron a las manifestaciones. Aquel fue el primer contacto que tuve con la política cuando tenía ocho años. Y claro, no podía entender como todo un país, incluyendo la parte más religiosa, porque las monjas de mi colegio eran de derechas, estaban ahí en contra de la guerra. Y pensaba, con un pensamiento de niña pequeña, ¿si todo el mundo está en contra de la guerra, cómo puede ser que se haga? Ahí me empezó a interesar la política. Gracias en parte a haber vivido en esos tiempos con personas que quizás pensaban de una determinada manera, pero me hacían ver algunas contradicciones que tenía el sistema, sí que dije oye, esto es interesante, quiero participar, y a partir de ahí ya fui yo al no a la guerra. De hecho, fue mi primera manifestación y tengo el recuerdo de mi amiga Marta haciéndome un cartel que ponía No a la gerra y a la gente por la calle riéndose un poco de nosotras. Hay unos valores que, a lo mejor, los puedes aprender de otra manera, pero yo los aprendí ahí. No podría comparar. Por el lado contrario, algo malo que sí que tiene un colegio católico son los tabúes que hay en torno a, por ejemplo, la sexualidad. La falta de educación sexual y, sobre todo, los tabúes. En la única clase de educación sexual que me dieron en ese colegio nos pusieron el vídeo de un parto. Me mareé y me desmayé porque teníamos once años y veías toda la sangre, todo el proceso... esa fue la única clase de educación sexual. Ahí, un colegio católico tiene muchas carencias.
P: ¿Opinión del Papa Francisco?
R: Pues a mí me gusta. No sé cuánto hay de verdad, cuánto no, pero creo que se están abriendo debates que en la Iglesia Católica no se habían abierto antes. Es una persona que mira un poquito más allá, que es valiente y que introduce temas que son muy complicados en el Vaticano y en toda la estructura de la Iglesia. Me gustó mucho el programa que hizo con Jordi Évole con un montón de personas jóvenes muy diversas, porque no es normal que un Papa se exponga tanto y que escuche tanta diversidad y esté ahí abierto a entender, dentro de lo que es una persona católica que tendrá sus límites o sus opiniones, pero por lo menos escucha, que eso ya me parece un avance.
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