"Un maravilloso iftar con buenos amigos de Marruecos, Andalucía y Casa Mediterráneo". Así ha descrito la directora de Casa Árabe Irene Lozano el iftar, la comida que rompe el ayuno diurno durante el mes sagrado musulmán de Ramadán, embajadora de Marruecos en España, al que fue agasajada en Sevilla junto a la embajadora de Marruecos, Karima Benyaich.

Lozano, la biógrafa del presidente del Gobierno Pedro Sánchez, compartió también velada en la sede de la Fundación Tres Culturas de la capital hispalense con André Azoulay, consejero real del reino alauí y representante de la comunidad judía marroquí además de miembro del majzén, el círculo del rey Mohamed VI. A Azoulay el Gobierno le concedió hace unas semanas la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, una de las más altas condecoraciones que otorga el Estado español. Asistió también el consejero de Presidencia e Interior de la Junta de Andalucía, el popular Antonio Sanz.

Tras su paso por UPYD, Lozano se afilió en 2021 al PSOE y concurrió en las elecciones autonómicas madrileñas de aquella primavera en las que Isabel Díaz Ayuso barrió. En noviembre de aquel mismo año renunció al acta y fue nombrada directora de la Casa Árabe. Recaló entonces en un organismo vinculado al ministerio de Asuntos Exteriores.

Su sorpresivo nombramiento -que cerró la puerta a un diplomático con veteranía y conocimiento en la región- fue el primer jarro de agua fría para quienes trabajan en Casa Árabe. Dos años después, el malestar interno empieza a ser un clamor: el proyecto languidece y Lozano es una directora ausente, más preocupada por sus columnas en medios, sus libros con Sánchez o sus retuits de la cuenta del presidente. El otrora empuje de la institución ha dado paso a un repliegue, una decadencia perceptible por sus funcionarios.

Azoulay es unos de los rostros que ha permanecido durante décadas cerca del poder en Marruecos. Bautizado en círculos israelíes como "el judío más poderoso del mundo musulmán", André ha sido consejero real de Mohamed VI y de su padre Hasán II. Es copresidente de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, establecida por Marruecos y la Junta de Andalucía con sede en Sevilla. En 2020 le fue concedida la Medalla de Andalucía a la Solidaridad y la Concordia y son habituales sus reuniones con el poder político andaluz, desde en su día la socialista Susana Díaz al actual presidente, el popular Juanma Moreno Bonilla.