Es el voto más preciado, el que todos los partidos buscan con insistencia. En las elecciones autonómicas vascas los alaveses son el tesoro más codiciado. Las formaciones saben que su voto puede llegar a valer cuatro veces más que el de un vizcaíno o el doble del de un guipuzcoano. El próximo 21 de abril están llamados a votar 1,79 millones de vascos y vascas. Serán ellos los que determinen el reparto de los 75 escaños del Parlamento autonómico del que saldrá elegido el próximo lehendakari. Una Cámara parlamentaria en la que a cada uno de los tres territorios vascos le corresponde la misma representación: 25 escaños, pese a las evidentes diferencias demográficas entre unos y otros.
Es el Estatuto de Autonomía de 1979 el que fija el sistema de circunscripción por provincias, de modo que Alava, con apenas 261.000 votantes en su censo, determinará del mismo modo la composición del próximo parlamento que los casi 946.000 votantes que integran el censo vizcaíno.
En las pasadas elecciones autonómicas al PNV le ‘costó’ apenas 4.444 votos cada parlamentario alavés, frente a los 16.694 que requirió para lograr un escaño por Bizkaia o los 10.500 votos que necesitó en Gipuzkoa. A la izquierda abertzale también le resultaron notablemente más costosos sus parlamentarios vizcaínos; 18.766 votos frente a los apenas 5.160 votos que supusieron sus escaños por Alava.
Se trata del territorio más grande en extensión de toda Euskadi pero el menos poblado. Pese a ello, en el Estatuto de Autonomía se fijó un sistema de elección singular que no se ha modificado en los últimos cuarenta años. Ha habido intentos para proponer una circunscripción única para todo el País Vasco pero no han fructificado. Formaciones como UPyD, con el parlamentario Gorka Maneiro, lo plantearon pero la propuesta no prosperó.
Reducción de mínimo de votos: del 5% al 3%
Este sistema de reparto de escaños provoca casos evidentes de sobrerrepresentación. Un claro ejemplo se produjo con la formación Unidad Alavesa, que logró cinco escaños en el Parlamento Vasco en 1994 con sólo 27.800 votos. Ezker Batua, la marca de izquierda Unida, logro esas mismas elecciones seis parlamentarios con apenas 93.000 votos.
A la particularidad de tres circunscripciones en una comunidad con las tres provincias más pequeñas de España se suma el cambio que se aprobó para rebajar del 5% al 3% el porcentaje mínimo de votos por circunscripción para acceder al reparto de escaños. El procedimiento se modificó el año 2000 a instancia de Ezker Batua. Esta reducción beneficia a las formaciones con menor apoyo.
Inicialmente en el Estatuto vasco se estableció que cada territorio histórico contaría con 20 representantes. Así consta en la disposición transitoria primera del Estatuto vasco. En las primeras elecciones autonómicas la composición del Parlamento Vasco siguió ese criterio y estuvo conformado por 60 escaños. En la ley electoral de 1983 se amplió a 25 el número de representantes por territorio y a partir de las elecciones de 1984 la Cámara vasca está compuesta por 75 parlamentarios y parlamentarias.
Bildu gana apoyo
Históricamente Bizkaia ha sido un feudo dominado por el PNV mientras que Gipuzkoa ha estado controlada de modo más mayoritario por la izquierda abertzale. En Alava la radiografía política ha evolucionado de manera importante. El reducido censo electoral no está decantado de modo claro hacia ninguna sensibilidad política. Muestra de ello es la evolución del voto en cada una de las elecciones y el estrecho margen por el que se suelen producir las victorias en esta provincia vasca.
Es el PNV quien en más ocasiones se ha impuesto, pero en algunos casos por un estrecho margen de apenas 5.000 o 6.000 votos. Durante la década de los 80 y 90 los jeltzales fueron la fuerza más votada pero en las autonómicas de 1998 y 2001 fue el PP quien se impuso. En 2009 el partido que más respaldo logró fue el PSE. Ahora las encuestan, de cara al 21-A apuntan hacia la posibilidad de que esta vez sea EH Bildu quien se imponga en Alava.
EH Bildu irrumpió en 2012 con fuerza logrando 6 asientos, más del doble de los que venía obteniendo antes de ser ilegalizada. En las pasadas elecciones municipales la coalición de Arnaldo Otegi se impuso en votos al PNV. De la movilidad del voto en este territorio da fe el viraje del sentido del voto que se produjo en las últimas elecciones generales en las que venció el PSE, por delante de Bildu, el PP y el PNV, que se quedó en cuarto lugar.
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