Hay cierta decepción instalada entre no pocos sectores del PP por los resultados en el País Vasco. Bien es cierto que Génova en ningún momento alimentó las expectativas de un resultado mayor, instalándose en la prudencia frente a muchos dirigentes del partido en Euskadi, más optimistas. Recordaba ayer Borja Sémper en su habitual rueda de prensa de los lunes que los 7 parlamentarios autonómicos rompen una racha descendente en este territorio de veinte años y confirma, por quinta vez, que desde que Alberto Núñez Feijóo aterrizó en Madrid no han hecho otra cosa que mejorar resultados.
Pero a la versión oficial, se une la oficiosa, aquella que pulsa el sentir del partido que no puede ser transmitido, no al menos públicamente, pero que sí forma parte del análisis interno. Y una de las principales preocupaciones tiene como centro a Vox "y su capacidad de resiliencia", señalan fuentes populares a El Independiente. Que Santiago Abascal haya conseguido retener el escaño por Álava es una malísima noticia para los populares, convencidos de que tras su nueva debacle en Galicia, el País Vasco sería la segunda meta volante de un proceso decadente.
Pero es que no solo mantienen a su única diputada, es que además, lo han hecho con más votos que hace cuatro años. Si en 2020 cosecharon en toda Euskadi 17.569 papeletas, esta vez han sido 21.396. Dicen en Génova que de un escenario polarizado se beneficien las opciones más extremas o las fuerzas identitarias y ese temor se traslada a la siguiente contienda electoral, esto es, las elecciones catalanas del 12 de mayo cuya campaña arranca este mismo jueves por la noche.
Luces de alarma
Los populares están, esta vez, sí, confiados en casi quintuplicar su actual representación en el Parlament, para pasar de tres diputados a unos quince, y sorpasar a la candidatura de Ignacio Garriga, pero lo acontecido este domingo en el País Vasco ha encendido las luces de alarma.
Ese Vox "resiliente puede frenar mucho nuestra subida", alertan las fuentes consultadas por El Independiente. Una decepción que se une a la imposibilidad de ser determinantes en la política vasca una vez que PNV y PSE vuelven a sumar mayoría absoluta. Tampoco faltan los que creen que debiera haberse hecho una campaña menos propositiva, menos centrada en la economía o la industria, y más en recordar los vínculos de Bildu con ETA, pero son escépticos respecto a que eso hubiera resultado para quitar a Vox el escaño en la tierra de Abascal.
"No sirve de nada ganar un escaño cuando tu rival sube dos y tu presencia sigue resultando absolutamente irrelevante", lamentan sectores del PP. Sémper minimizó este lunes el escaño alavés de Vox recordando que hasta el partido de Rosa Díez, UPyD, sacó representación por esta circunscripción. "Es más barato que en cualquier otro territorio histórico. Esto no es una noticia, era previsible por el precio que tiene ese escaño", intentó justificar. Y con la vista puesta en las próximas e inmediatas citas electorales dicen mantener el objetivo de "continuar en este ritmo ascendente en las catalanas y ser primera fuerza en las europeas".
Crecimiento de más de 40.000 votos
Tras afirmar que el de Euskadi es un proyecto "a medio y largo plazo" y que han experimentado un crecimiento de más de 40.000 votos, explicó que la aspiración del PP "no es ser muleta de los nacionalistas. Aspiramos a más, a ganar. Tenemos ambición para seguir creciendo porque lo que defendemos es igual de necesario para que el conjunto de España que en el País Vasco y Cataluña y no se consigue de la mañana a la noche".
Los populares aducen que su enorme poder territorial debería atemperar el entusiasmo de los socialistas vascos, que han crecido dos escaños y serán más determinantes para el PNV que ahora. De hecho, si esta coalición de gobierno va a sobrevivir es gracias al PSE. En 2020, dijo el portavoz popular "por recordar la euforia del PSOE", los socialistas gobernaban 10 Comunidades autónomas y 22 capitales de provincia. Hoy gobierna en 3 autonomías y ha perdido el gobierno de 15 capitales de provincia. "Este es el balance del sanchismo. Puede haber gente que se conforme con esto, pero es de un partido pequeño", sentenció Sémper.
Alejandro Fernández avisa
Tras la lectura de estos resultados, el candidato del PP a la presidencia de la Generalitat, Alejandro Fernández, ha querido dejar prístina cuál será su estrategia de campaña. "Tengo clarísimo quienes son mis rivales en estas elecciones: los separatistas y quienes les sostienen. Punto. Y no pienso dedicar ni medio segundo a otra cosa que no sea ofrecer una alternativa a su decadente 'proceso'". Advierte así que, a diferencia de lo que se hizo en el ayuntamiento de Barcelona propiciando el ascenso de un PSC que ahora se propone pactar con ERC -justo lo que querían evitar- no tiene ninguna intención de poner fáciles las cosas a los socialistas y, muy probablemente, lo haga con un discurso que tendrá mucho de guerra cultural y menos de gestión o economía, como se hizo en Euskadi.
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