Cuando Pere Aragonès convocó las elecciones catalanas para el 12 de mayo, una jugada que habían visto venir en los días previos, Gobierno y Ferraz intentaron pintar el lado positivo: con una superprimavera electoral, con tres comicios de una tacada en apenas 70 días —vascas el 21 de abril, catalanas el 12-M, europeas el 9 de junio—, se despejaría el horizonte antes de lo previsto y abriría paso a un periodo de cierta calma, de en torno a año y medio sin más urnas, hasta las de Castilla y León en febrero de 2026. Y confiaban en el efecto arrastre, para las europeas, de dos convocatorias, en principio, más favorables para ellos. La primera meta volante ya ha pasado, y se ha saldado mejor de lo esperado incluso para el PSOE. Ahora la dirección confía en una victoria en Cataluña y que esos dos triunfos encadenados frente al PP le sirvan para achicar su presumible ventaja en los últimos comicios del ciclo, los del 9-J.
La euforia era perceptible en Ferraz en este lunes de resaca del 21-A. Como señalaban varios dirigentes a la salida de la ejecutiva, Pedro Sánchez se mostró plenamente satisfecho ante sus compañeros. "Exultante", incluso. El PSE-EE de Eneko Andueza había firmado, tras una campaña en la que había logrado colarse entre PNV y Bildu, un "extraordinario resultado": 12 escaños, dos más que en 2020, 27.000 votos más, 0,57 puntos más, subida en los tres territorios históricos, ascenso en las capitales. Y decisivos para la gobernabilidad. "Tenemos más peso y lo vamos a hacer valer", resumió después de la reunión la portavoz del partido, Esther Peña. Es decir, que Andueza pondrá un precio más alto para su apoyo a un PNV a la baja, que probablemente se traducirá en una petición de una consejería más a las tres que ya dirigía el PSE en esta última legislatura. Él mismo ya lo avanzó también este lunes.
Para Ferraz, esta ha sido la ocasión para saborear su venganza sobre Feijóo tras las gallegas
El escrutinio también favoreció a los socialistas en otro sentido. No hubo sorpaso finalmente: el PNV repitió como primera fuerza y empató en escaños con Bildu, lo que deja a Sánchez con la posibilidad de "continuar sus alianzas" como hasta ahora, como verbalizó Peña. El 21-A, sin embargo, permite al PSOE estrechar su relación con los jeltzales, atar más su apoyo en Madrid ya que el PSE es imprescindible para el futuro lehendakari, Imanol Pradales, el que le garantiza un nuevo Ejecutivo.
Pero, para Sánchez, la lectura en clave nacional más significativa es que el pronóstico de Alberto Núñez Feijóo tras las elecciones gallegas del 18 de febrero se ha hecho añicos. El PP auguró que la debacle del PSdeG era el preludio del colapso del Gobierno de Sánchez, un primer síntoma del cambio de ciclo. Las elecciones vascas, a juicio de Ferraz, han demostrado que no es así. El PSE rebasó expectativas, se estiró más de los 10-11 escaños que vislumbraban la mayoría de las encuestas previas. Para Ferraz, esta ha sido la ocasión para saborear su venganza sobre Feijóo tras las gallegas. De ahí que Peña se regodease en los reproches a los populares, subrayando su "irrelevancia" en Euskadi, pero también en Cataluña o en Navarra.
La "receta" de Andueza
"Las elecciones ponen a cada uno en su sitio. ¿Dónde estaban los que iban por lo de ETA y la amnistía? Se pensaba que estábamos hundidos y no ha sido así", valoraba un miembro de la cúpula a la salida de la reunión, que se prolongó durante aproximadamente hora y media. Dicho de otro modo, que el cambio de ciclo con el que soñaba el PP no se ha producido, según el análisis de la dirección, del propio presidente del Gobierno.
Las elecciones ponen a cada uno en su sitio. Se pensaba que estábamos hundidos y no ha sido así", valora un miembro de la cúpula
La cúpula cree haber dado con la tecla vistas las dos primeras experiencias en las urnas de este 2024. Frente al fiasco gallego, el contraejemplo vasco. La "receta", dijo Peña, son "liderazgos bien trabados", con "mucho trabajo de fondo", sin "ruido", "sin extremismos", con soluciones a los problemas reales de los ciudadanos, con el acento social por bandera. Hablando "de las cosas del comer", incidió, y sin entrar a los trapos del PP. Y el PSE ha tenido a su favor, añadió, una "voz propia", que también se presume al PSC, al partido hermano. Una plantilla, en conjunto, también contraria a la que aplica el PP. El modelo de Andueza es el que por tanto también desplegará Salvador Illa en Cataluña, señaló la portavoz, y es el que esperan que lleve al PSC a unos "magníficos resultados" el 12-M. Euskadi como lanzadera, por tanto, de Cataluña, cuya campaña arranca este mismo jueves.
"Ahora, a consolidar el optimismo con las catalanas y a por las europeas. Paso a paso, pero por ahora las sensaciones son buenas —manifiesta un integrante de la cúpula—. Primero, a hacer una buena campaña y a ver qué tal queda, pero hay ganas. Y estamos contentos porque en Euskadi somos decisivos y se ha ampliado la confianza".
Los socialistas ansían revalidar y ampliar su victoria en Cataluña, pero la gobernabilidad la tendrán mucho más difícil
En Cataluña, a diferencia de lo ocurrido en el País Vasco, es más fácil prever el ganador —lo será el PSC, si se cumplen las encuestas—, pero la gobernabilidad sí que no está clara, mientras que el Ejecutivo de Vitoria volverá a ser bicolor, de PNV y PSE. Los socialistas ansían revalidar y ampliar su triunfo de 2021 y anhelan gobernar, aunque esa segunda parte no está clara. Nada clara. Porque Illa, previsiblemente, se quedará lejos de la absoluta (68 escaños) y ERC, con quien podría alcanzar, es remisa a investirle. Pero para que el líder del PSC tenga opciones de conquistar la Generalitat se tiene que dar otra premisa: que no sumen mayoría las formaciones independentistas, algo que está también por ver. Sí se da por hecho que el PP, aunque suba de manera destacada —en 2021 obtuvo solo tres diputados—, no será decisivo. Como le ha sucedido en Euskadi.
Hasta en cinco ocasiones Sánchez en Cataluña
En Cataluña es donde realmente Sánchez se juega la estabilidad de la legislatura y donde pondrá a prueba su proyecto y su apuesta por la ley de amnistía. También hay que se sentirá una diferencia con la campaña vasca: en Euskadi protagonizó tres mítines —los dos sábados centrales, en Vitoria y San Sebastián, y el cierre en Bilbao—, y en Cataluña la previsión es que esté mucho más presente, como ocurrió en 2021. Por lo pronto, está confirmada su presencia en la apertura, este jueves en Sabadell, y en el cierre, el viernes 10, en Barcelona. Se estima que el jefe del Ejecutivo esté en Cataluña hasta en cinco ocasiones, avanzó Servimedia.
Sánchez abrirá campaña con Illa en Sabadell este jueves y echará el telón con él en Barcelona
Los socialistas quisieron estirar algo más la celebración de las elecciones en Euskadi. No se adelantó el nombre de la cabeza de lista para las europeas —srá, salvo sorpresa, la vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera— para que nada eclipsara el regusto del 21-A. Sí se aprobó la composición del comité electoral para el 9-J, liderado por el secretario de Organización, Santos Cerdán, como coordinador general de la campaña, y la vicesecretaria general, María Jesús Montero, como responsable de Estrategia. En esta semana, la incógnita estará totalmente despejada: el máximo órgano de dirección del partido, el comité federal, sancionará la lista el próximo sábado.
La primera página de este ciclo electoral ya está pasada. Y Ferraz confía en que la segunda, la central, Cataluña, también sea favorable. No quedan ni tres semanas para saberlo.
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