Vox ha puesto en marcha un proyecto piloto que supone un cambio a una tendencia asentada a lo largo de su recorrido como marca política y electoral. Por primera vez en su historia, no Bambú no supervisará al completo una campaña electoral autonómica. Será en Cataluña. En Barcelona el mando lo toma el presidente de Vox en esa provincia y diputado y portavoz de las siglas catalanas, Joan Garriga Doménech, aunque no se cierra del todo la colaboración con la sede nacional, que, pese a todo, está más centrada en el planteamiento de la campaña europea. Y esta liberación de competencias le permite agudizar más la estrategia o finiquitar la lista, cuyo plazo de presentación se abre hoy y termina el domingo. Figuran como cabezas de lista Jorge Buxadé, Hermann Tertsch y Juan Carlos Girauta. El paso dado hacia este ligero aperturismo estructural lo han comentado fuentes nacionales del partido a este diario.
Supone un reflejo de la confianza que el presidente nacional de Vox, Santiago Abascal, tiene depositado en su segundo, el vicepresidente del partido y secretario general, además de candidato a las elecciones de Cataluña, Ignacio Garriga. Éste se vio reforzado el pasado mes de enero, con el adelanto de la Asamblea General, de carácter extraordinario, que prolongó a Abascal en la presidencia hasta 2028 y renovó el Comité Ejecutivo Nacional reduciendo a los otros vicepresidentes, entre ellos Buxadé y Javier Ortega Smith, a vocales junto a otros 18 nombres.
Hay un factor clave para entender este experimento político, y es que, al ser Garriga el segundo de Bambú, Abascal y los suyos tienen garantizado que habrá control en todos los aspectos y que no se cometerán errores de planteamiento. Al menos en lo que a las previsiones se refiere. Una campaña en la que, como las vascas está dominando el marco de la inmigración ilegal. Es el eje del discurso y sobre el que se cimentan otro tipo de asuntos, como puede ser la seguridad, o el del acceso a los servicios sociales o el sostenimiento del bienestar de los catalanes. En Euskadi les funcionó para no solo no perder su escaño por Álava, sino que también para crecer en votos, de 17.569 a 21.396. La efectividad de la propuesta tendrá que ver sus frutos en Cataluña, donde, pese a todo, sí se está brindando más protagonismo al separatismo que lo que se dio a EH Bildu o el PNV.
Abascal ha rebajado la tutela respecto al candidato, aprovechando el reconocimiento público e interno de Garriga
Además de esa confianza en Garriga, que se evidencia con menos protagonismo de Abascal en campaña, como sí se ha podido comprobar con Amaia Martínez en Euskadi, se unen factores como que la formación está bien asentada en Cataluña como para permitir ese aperturismo. Hay buenas estructura, reconocen internamente, y, además, no hay riesgo de quedar fuera o de no entrar, como también ocurrió en Galicia.
El control férreo desde Madrid, ese centralismo que imita de lo que a concepción del Estado se refiere para Vox, no ha contado con titubeos o paños calientes hasta el momento. Nunca se ha apostado por baronías o federaciones regionales, y cuando se ha incorporado al nuevo CEN a líderes autonómicos como Juan García-Gallardo, José Ángel Antelo, Vicente Barrera y Alejandro Nolasco, todos vicepresidentes de los gobiernos de coalición compartidos con el PP en Castilla y León, Murcia, Comunidad Valenciana y Aragón, se han frenado en seco cualquier especulación de si ese era un primer paso para avanzar a un sistema similar al de PP o PSOE. Y ese centralismo se ha desplegado así por una razón principal: consonancia en las opiniones y en el relato; único. Se ha comprobado con la elección de listas regionales, que han tenido que tener el check de Abascal. Y también con el acotamiento de las primarias del partido a una sola carta: la elección del líder nacional.
Hasta la fecha, cualquier insubordinación territorial se ha cortado de raíz y si no se ha atendido a razones, se ha optado por la expulsión inmediata. Primero con Ortega Smith y Tomás Fernández como responsables de la organización con casos como el de los tránsfugas de Murcia en 2021. Después, a principios de este año, con el motín en el grupo parlamentario de Baleares, ya sofocado y reconducido todo a la normalidad tras un amago de expulsión desde Madrid. Y de cara a las negociaciones con las federaciones populares y Génova para esos ejecutivos compartidos entre mayo y septiembre, todo ha pasado por Bambú. Si no, se han desplazado al territorio perfiles como Buxadé, por entonces responsable de la Acción Política como vicepresidente primero.
No es el único paso que ha dado Bambú en lo que a los territorios se refiere. En lo que va de año, el partido ha apostado por celebrar diversas conferencias sectoriales, bajo un objeto de análisis y posicionamiento cada una. Caso de la Sanidad, la Agricultura o la Inmigración, por lo que ha podido saber El Independiente. Ello para debatir la postura común del partido con sus respectivos portavoces a varias escalas.
De cara a las europeas las previsiones son de crecimiento en votos y escaños. Podría crecer entre dos y tres, desde sus cuatro eurodiputados actuales. En Cataluña, las encuestas garantizaban la pérdida de representantes, desde los once a los nueve. Pero la última batería de sondeos le dan capacidad para mantenerse con la misma presencia que la lograda en 2021. Cuenta con un votante más fidelizado que en otros ámbitos.
Clara competencia con el PP
En el diseño de la campaña, aunque el separatismo se antoja un elemento esencial de confrontación, el rival a batir es el PP de Alejandro Fernández. Y en un marco animado con la inmigración ilegal de fondo, al que se ha sumado a Vox partidos como Aliança Catalana, los populares no pueden permitirse eludir la cuestión. Según fuentes del PP catalán, algo que se está viendo ya en los mítines y en los debates, no se dejará de atender a "la amnistía" o "acabar con el proceso para frenar la decadencia económica y educativa" de la comunidad. Pero sin obviar "la seguridad ciudadana y la lucha contra la okupación ilegal, que también tiene su vertiente inmigratoria". Ante ello, Vox les acusa frontalmente de haberles "copiado" la estrategia.
Tras el nuevo escenario abierto por Sánchez después del periodo de reflexión sobre su dimisión, que no se ha producido, Vox ha lanzado un nuevo órdago al PP para que cierre filas con ellos y deje de mirar al PSOE. Es lo mismo que darles una invitación para abandonar el papel de partido de Estado y la moderación. Porque dicen, "somos sus socios naturales".
Somos sus socios naturales, que se aclaren y dejen de tirarse tiros al pie, instan desde Vox
Fuentes nacionales de Vox instan a Alberto Núñez Feijóo y a los suyos a dejar de tirarse constantes "tiros en el pie" y a adoptar una posición en conciencia. Desde el PP se amaga ya con movilizaciones en la calle, mientras que Vox no lo descarta tampoco. El problema es el efecto que esto pueda tener a la larga para las europeas: si se hacen ya pueden quedar en el olvido, y si se prolonga la espera, todo puede cambiar de tal manera que el marco ya sea otro y nada de lo que ahora está candente ya importe. La disposición a modificar las mayorías de elección de CGPJ podría ser una justificación más sólida que la simple movilización contra el presidente.
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