"Nada está hecho". La advertencia de Salvador Illa a los suyos, cuando estaba finalizando su mitin este jueves en Vilanova i la Geltrú (Barcelona), acompañado de Pedro Sánchez, no era gratuita. El PSC es consciente de que su condición de favorito en las elecciones autonómicas del próximo domingo es un arma de doble filo. Porque puede hacer que sus votantes se relajen, pensando que el triunfo de Illa se puede dar por descontado. Que está hecho.
Precisamente ese riesgo de desmovilización es el que intentan combatir los socialistas en esta recta final de la campaña del 12-M. El que aflora en los discursos del candidato y el que manifiestan en privado cargos del partido. "El gran peligro es que nuestra gente se confíe. Por eso llamamos a la importancia del voto. No se puede perder ni un voto el domingo, porque entonces podremos seguir en el lío", razonan desde el equipo de campaña de Illa.
Nada está hecho, hay que seguir movilizando. Hay que pedir a todos que vayan a votar. No podemos fiarnos. No podemos fiarnos. Cataluña se juega mucho el 12-M"
Salvador Illa, primer secretario del PSC y candidato de su partido a la Presidencia de la Generalitat
El propio primer secretario lo enfatizó en el cierre de su discurso en Vilanova, ante los 425 simpatizantes y militantes que acudieron al Auditori Eduard Toldrà —y los aproximadamente 250 que lo siguieron desde fuera—, según las cifras facilitadas por la organización. "Nada está hecho, y por tanto hay que seguir movilizando. Hay que pedir a todos, a todos los catalanes, que el 12 de mayo vayan a votar. No podemos fiarnos. No podemos fiarnos. Cataluña se juega mucho el 12-M. Y tenemos que hacer una llamada masiva a la movilización, y convoco a todo el partido a hacerla. A pedir a todos que participen el 12-M", clamó.
El llamamiento era explícito a su electorado. Nada de relajarse. "Ese miedo a que los nuestros no vayan siempre está ahí. Cataluña está muy politizada y hay hartazgo. Así que nuestra obsesión es que se movilice nuestro electorado y que ganemos con solvencia, no por dos diputados, y no es fácil, porque el sistema electoral nos castiga", apunta un miembro de la cúpula del PSC que conoce bien todo el territorio. El talón de Aquiles del partido, coincide otro cargo público, es "la movilización, sí". "Que se vea tan clara nuestra victoria que los nuestros no vayan a votar", continúa esta última fuente.
Todas las encuestas, todas, han situado al PSC como primera fuerza, en un sostenido ascenso desde la convocatoria de los comicios por Pere Aragonès. Antes del apagón demoscópico del pasado lunes, los sondeos otorgaban al partido en el entorno del 30% de los votos —obtuvo un 23,03% en 2021— y sobre 40-42 diputados (33 en los últimos comicios), rozando, por tanto, el techo histórico de los 42 parlamentarios, conseguidos por última vez en 2003, con Pasqual Maragall como cabeza de cartel. En estos últimos días, los números se han mantenido estables, como han reflejado algunos estudios prohibidos y como también indican en la cúpula del PSC. Sería la primera vez en la historia que en Cataluña ganan los socialistas en votos y en escaños en unas autonómicas.
No a calentar expectativas
La dirección prefiere, de hecho, mostrarse muy cautelosa. Señala más hacia la parte baja de la horquilla —40 escaños—, consciente de que la barrera alta es más complicada. No quiere calentar expectativas. Camina con pies de plomo. El número final de diputados, explican, dependerá de la participación y de cómo opere la ley electoral: Cataluña no tiene una normativa propia porque no ha habido consenso en estos más de 40 años de democracia entre las fuerzas políticas, y la sobrerrepresentación en el Parlament de, sobre todo, Lleida y Girona —las provincias menos pobladas— ha premiado siempre a las formaciones nacionalistas (hoy independentistas) por su mayor arraigo en ellas. La fuerza del PSC radica en Barcelona, en la capital y en su cinturón rojo, y en Tarragona.
La incertidumbre se multiplica por el gran volumen de indecisos, un 39,7%, según la encuesta del CIS publicada el pasado lunes
Otro dato inquietante multiplica la incertidumbre de las elecciones de este domingo: el altísimo porcentaje de indecisos. Un 39,7%, según la encuesta del CIS del pasado lunes. "Esa es la gran incógnita. Por eso nos enfocamos ahora mismo en una alta participación y en la movilización. Ya veremos", subraya uno de los alcaldes de la corona metropolitana e integrante a su vez de la dirección.
Que las encuestas hayan pintado una carrera con un ganador claro, el PSC, pero con un segundo, Junts, no demasiado lejos —entre los 34 y los 37 escaños—, es a la vez un elemento positivo para el equipo de Illa. "No hay tanta diferencia entre nosotros y ellos como para que la gente se relaje. [Carles] Puigdemont aprieta. No creo que los nuestros piensen que vaya a ser un paseo militar. Hay que luchar contra eso y contra el cansancio del electorado", sanciona un integrante de la cúpula del partido hermano.
El mensaje principal de Illa y del PSC en la última semana ha sido claro: solo él garantiza la gobernabilidad de Cataluña, solo él es capaz de abrir una "nueva etapa" y pasar página del procés. Lo dijo de forma diáfana Sánchez en su tercer mitin en esta campaña —tras Sant Boi y Montmeló el 2 y el 4 de mayo, y justo antes del cierre de este viernes en Barcelona—: "La disyuntiva el próximo 12-M es bien clara. O Salvador Illa o bloqueo". "Es muy importante también que les digáis a todos vuestros vecinos, a todos vuestros compañeros, a todos vuestros familiares, que la abstención y también muchas papeletas van a servir el próximo domingo para el bloqueo. Y por eso hay que votar al PSC y votar a Salvador Illa, para ganar el 12 de mayo y el 13 de mayo poder gobernar Cataluña. Con una agenda de avances sociales, de convivencia y de estabilidad para este territorio, que es lo que necesita Cataluña". El primer secretario prometió, a su vez, "credibilidad", "estabilidad" y "fiabilidad".
O Illa o bloqueo. Es muy importante que digáis que la abstención y también muchas papeletas van a servir el domingo para el bloqueo. Y por eso hay que votar al PSC y a Illa"
Pedro Sánchez, secretario general del PSOE y presidente del Gobierno
"O Illa o bloqueo. O entendimiento o discordia y división de nuevo durante cuatro años. O avances o parálisis. Por eso, vamos a pedir el voto de todos los catalanes, vamos a concentrarlo en Salvador Illa para ganar el 12-M y el 13-M tener un Gobierno presidido por Salvador Illa", subrayó el presidente, que se declaró "con más ganas y fuerza que nunca" después del parón de cinco días que se tomó hace dos semanas. "Es muy importante que estés aquí, presidente —le correspondió el primer secretario del PSC—. Siempre que te hemos necesitado, has estado. No has fallado nunca, no has fallado nunca a Cataluña".
"Nueva etapa"
No era un mero cumplido. En la dirección del partido hermano remarcan que Illa y Sánchez se ayudan y se complementan en sus discursos. Porque Illa encarna la "moderación", la "transversalidad" —se ha hartado de pedir el voto a todos aquellos que desean abrir esa "nueva etapa", "vengan de donde vengan", sin importar a quiénes hubieran votado antes—, mientras que el jefe del Ejecutivo "es capaz de levantar el voto femenino y más ideológico", y el que apela a los electores que sí se movilizan a favor del PSOE en las generales y que en cambio se retraen en las autonómicas porque no las sienten como propias o decisivas. El presidente fue el que más incidió en la crítica al PP después de que Alberto Núñez Feijóo identificase la inmigración irregular con la delincuencia: en estas elecciones, dijo, concurren "más partidos ultraderechistas que nunca": "La ultraderecha independentista [Aliança Catalana], la españolista de Vox y, visto lo visto y oído lo oído, también el PP de Feijóo", al que afeó "identificar inmigración con inseguridad".
En el PSC reconocen el tirón de Puigdemont. Si se reeditara una mayoría soberanista, el efecto sería demoledor para el Gobierno y Sánchez
Sánchez es un líder muy apreciado en Cataluña. Él también se examina este 12-M: su política de distensión, los indultos y sobre todo la amnistía, serán juzgados por los catalanes. Una mayoría independentista no solo alejaría a Illa de la Generalitat: arruinaría el discurso y la estrategia del Gobierno. Sería, en suma, demoledor para el PSC y para el PSOE, el escenario más catastrófico para el Ejecutivo y para Sánchez, como reconocen en su entorno más directo.
En el PSC aprecian que la competición del domingo se presenta "muy abierta", aunque no esté en cuestión su victoria. El equipo de Illa se congratula de que la campaña haya transcurrido sin sobresaltos, sin necesidad de virar el discurso, de manera estable. Su gran baza es la "gran pulsión de cambio" que late en la sociedad catalana y que va más allá de trincheras ideológicas. De ahí que el candidato haya reivindicado al expresident republicano Josep Tarradellas, haya publicitado sus fotos de apoyo con exconvergente Miquel Roca, con el exministro Manuel Castells —de la órbita de los comunes— y haya exhibido los apoyos de los exconsellers Miquel Sàmper y Santi Vila, ambos procedentes de la extinta Convergència, como el exdiputado nacional Jordi Xuclà o el exeurodiputado Ignasi Guardans.
La gran incógnita del 12-M no es tanto quién será el ganador, sino quién logrará formar gobierno o si Cataluña se dirige hacia una repetición de los comicios. Justo lo contrario de lo que ocurría en las vascas del 21 de abril: entonces no estaba tan claro quién sería la primera fuerza —lo fue el PNV, y empatada en escaños con Bildu—, pero no se dudaba de la reedición de un Ejecutivo de peneuvistas y socialistas. Ahora, Illa aspira a liderar la Generalitat apoyado en ERC y los comunes, dentro o fuera del Govern. Pero necesita que los republicanos no se hundan por completo, porque en ese caso tendrán difícil respaldar a Illa, dada su feroz competencia con Junts. "Les hemos lanzado varios flotadores y no los han sabido aprovechar: les apoyamos los dos últimos presupuestos y en campaña Illa ha dado a entender que Junts lo buscó para derribar a Aragonès. Ellos creyeron que su principal fuga de votos era hacia el PSC, y han hecho una campaña contra nosotros, cuando esos votantes nos vinieron hace mucho tiempo. Ahora la sangría que sufre ERC es hacia Puigdemont", explican en la cúpula socialista.
Cuando Aragonès convocó los comicios, la dirección de Sánchez pensaba que el expresident podría no llegar a presentarse, luego dudo de que fuera a tener mucho tirón. Pero las encuestas han sido tozudas en estas semanas y todas dan a Junts por delante. Los socialistas catalanes reconocen que los posconvergentes están "muy fuertes" y que han hecho "muy buena campaña". "Hicieron una lista más moderada, sin los que rodean a Laura Borràs, y han conseguido reconstruir el espacio convergente, mostrando el apoyo de los expresidents Jordi Pujol y Artur Mas", valora un integrante de la cúpula.
Illa llama al voto a todos los que quieren cambio y pasar la página del 'procés', y por eso ha reivindicado a Tarradellas y ha amarrado los apoyos de Roca, Castells o de los 'exconsellers' Santi Vila y Miquel Sàmper
La noche del 12-M, será fundamental observar el margen de ventaja del PSC respecto a sus competidores y si se reedita la mayoría soberanista. Es decir, si Junts, ERC y CUP suman 68 escaños. De la cuenta quedaría fuera Aliança Catalana, la formación ultraderechista de Sílvia Orriols que podría debutar en el Parlament con entre uno y hasta cinco sillones. La líder del partido sí aseguró en La Razón que estaba dispuesta a conceder "una segunda oportunidad" a Puigdemont, pero en el PSC están convencidos de que ERC cumplirá su palabra y no estará en ninguna suma de la que participe el partido ultra y xenófobo, por mucho que regale sus votos a Junts.
"Ni nosotros podemos aceptar los votos de Vox, ni ERC puede aceptar los de Orriols. Nosotros en principio no tenemos líneas rojas con el PP y podríamos aceptar sus votos, pero el problema es que Alejandro Fernández se ha desinflado en la última semana y no bastarían sus diputados", manifiestan en la ejecutiva del PSC. Los 10-13 escaños del PP no serían suficientes para que Illa pudiera llegar al umbral de los 68 asientos del Parlament. Le haría falta ERC o, alternativamente, Junts, aunque Puigdemont le anticipó el portazo y el dirigente socialista pasó a descartar esa opción. Según los números que maneja el PSC, el PP incluso podría quedar por debajo de Vox, un escenario muy complicado de gestionar para Alberto Núñez Feijóo.
Los socialistas prefieren ser prudentes y no calentar expectativas. Pero insisten en que las sensaciones en la calle son "espectaculares"
"Prudencia, prudencia", insisten en el equipo directo de Illa. La campaña se agota, la incertidumbre es máxima. El PSC no quiere lanzar ninguna campana al vuelo pero sí se orienta por lo que percibe en la campaña día tras día, "y las sensaciones, el ambiente en la calle", subrayan, "son espectaculares".
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