Sin tiempo para la digestión de los resultados, sin que pueda siquiera vislumbrarse la gobernabilidad en Cataluña, los partidos se zambullen en la siguiente contienda electoral, la tercera en este trimestre: los comicios europeos del 9 de junio, cuya campaña empieza en 10 días, el viernes 24 de mayo. El PSOE, alentado por los resultados en las dos primeras batallas de esta superprimavera de urnas, las vascas del 21 de abril y las catalanas del 12-M, ya tiene en la cabeza su estilo de campaña, para intentar arrebatar una victoria que, según los primeros sondeos, parece cantada para el PP, y para movilizar a su electorado. Ahora se trata, explican, de llegar al núcleo duro de los votantes progresistas. Y la fórmula que plantea Ferraz es la de recuperar el discurso más ideológico del partido, el que empleó en las generales del pasado 23 de julio.
El esquema con el que operarán los socialistas para este 9-J, con la vicepresidenta Teresa Ribera como candidata y con Pedro Sánchez como principal activo, será parejo al de hace casi un año: combate a la derecha y a la extrema derecha, en este caso en defensa del proyecto europeo, precisamente en peligro por el auge de los partidos ultras en todo el continente.
Para las generales del 23-J, el PSOE aprendió "la lección" de las autonómicas y municipales, admitió Sánchez, y encaró la campaña más a la ofensiva y al choque con las derechas
Doce meses atrás, en las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, el Gobierno diseñó una campaña de explicación de la gestión, de reivindicación de su labor en la legislatura. No le funcionó. Y por eso la dirección reorientó su discurso en la campaña de las generales. Como reconocía el propio presidente el pasado 30 de abril en una entrevista en la SER, aprendió "la lección" y encaró el viaje del 23-J de forma bien distinta: pasando a la ofensiva y entrando al choque contra las derechas, para desmontar sus "bulos" y desarbolar la construcción del "sanchismo" y armando una confrontación más ideológica, emocional, de piel. De principios. Una estrategia que le permitió frenar la tendencia ascendente del PP y, finalmente, imposibilitar su mayoría absoluta. El enfoque de aquella campaña (y la cadena de errores de Alberto Núñez Feijóo), en suma, le mantuvo en la Moncloa.
En el cuartel general del PSOE señalan que ahora, de cara a estas europeas, unas elecciones que no son consideradas de primer orden para los ciudadanos, el objetivo no es tanto despertar al votante de centro, sino movilizar al electorado progresista que sí acude a las urnas en las generales y que en cambio es más perezoso en estas urnas a la Eurocámara. Y entienden que en lo mismo se empleará el PP: en animar a sus propios votantes para lanzarlos contra el Gobierno en una campaña que con seguridad dibujará como una suerte de plebiscito a Sánchez un año después de la anterior convocatoria.
Una participación que no llega ni al 50%
En definitiva, el PSOE, avanzan en Ferraz, tejerá un discurso "claramente de izquierdas" en estas europeas, confiado en sacar de sus casas a su feligresía más convencida. Y es que hay que tener en cuenta las características de estos comicios, que al no jugarse en clave de gobierno, favorecen más el castigo de los votantes a sus gobiernos. Se perciben además como unas elecciones más lejanas y la participación es sustancialmente más baja. Desde el año 2004, no supera el umbral del 46%. La excepción fueron las de 2019, en las que al coincidir con las municipales y autonómicas —como ocurrió en 1999—, la movilización del censo fue mayor, del 60,73%.
Ribera defenderá un discurso progresista pero con un importante acento ecologista, capaz de atraer también al votante de Sumar. La lucha contra la emergencia climática y la justicia social irán de la mano en su proyecto
Ribera defenderá, pues, un discurso nítidamente progresista y en el que cobrará especial importancia el acento ecologista. Ella es vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica desde 2018, una pieza esencial en el Ejecutivo de Sánchez y que ha ido ganando peso y autoridad en todos estos años. De hecho, la elección de Ribera, ya lo explicó Ferraz cuando confirmó su candidatura, el pasado 24 de abril, persigue situar la lucha contra la emergencia climática en primer plano, frente a las "tentaciones retardistas o el rechazo de la agenda verde por parte de la derecha". La vicepresidenta unirá la preocupación climática a la "justicia social" o un nuevo pacto para la "competitividad industrial en la Unión".
Los socialistas quieren sacar pecho también de su perfil institucional y de su liderazgo entre sus homólogos en la UE, como demostró en la reforma del mercado eléctrico o en la COP28 de Dubai, en la que representó la voz de los Veintisiete dada la condición de España como país a cargo de la presidencia de turno del Consejo en el segundo semestre de 2023. En Ferraz creen que su cabeza de cartel es más fuerte que su directa competidora, la elegida por Feijóo para estas europeas, la exministra de Sanidad Dolors Montserrat. Además, su perfil verde puede ser atractivo para los votantes de Sumar, la formación de Yolanda Díaz que ha enlazado tres procesos electorales en negativo y cuyo espacio se ha visto achicado también por la simpatía de Sánchez en ese electorado.
En la campaña catalana del 12-M, Sánchez, a raíz de su periodo de reflexión de cinco días, también explotó ese discurso más ideológico, en su caso complementario al de un Salvador Illa que pretendía lucir transversalidad. El presidente equiparó al PP con Vox por el endurecimiento de su discurso migratorio, denunció una y otra vez la "máquina del fango", la campaña de "bulos" propaladas por las derechas y compartidas por los "pseudomedios", advirtió del peligro de la "internacional ultraderechista" que se está haciendo fuerte en todo el mundo y que ahora puede tener más fuerza en Europa a partir de los comicios del 9-J. La amenaza de la pujanza de las formaciones ultras es un peligro real, recuerdan en el PSOE, y de ahí que sea uno de los ejes centrales de la campaña.
También habrá "elementos de moderación", a imitación de lo ocurrido en la campaña catalana. "La lista es de discurso y formas moderadas", señalan en el entorno de la candidata
En el entorno de Ribera precisan, sin embargo, que el discurso más ideológico "será compatible también con elementos de moderación", a imitación de lo planteado en la campaña catalana. "Toda la lista europea es de discurso y formas moderadas", aducen, apuntando al perfil de la propia vicepresidenta y de figuras como Iratxe García, Hana Jalloul o Lina Gálvez, números dos, cuatro y seis de la plancha.
La planificación de actos también obedecerá a las características de esta competición. En las europeas no hay distritos provinciales, sino una circunscripción única y, por tanto, un reparto proporcional puro de los escaños. El PSOE focalizará sus esfuerzos, explican en Ferraz, en tres territorios básicos: Cataluña, Andalucía y Madrid. En ellos se concentra el 47,54% del censo electoral, de 35,24 millones. Si se suma la Comunidad Valenciana, otra región capital, el porcentaje aumenta hasta el 57,83%. Es decir, que la caravana principal, la de Ribera, se detendrá en las áreas más populosas y, por tanto, en las que se disputan más votos.
El tirón de Illa y de Zapatero... además de Sánchez
Andalucía ha sido el tradicional granero del partido, hoy ya muy debilitado desde que en 2018 el popular Juanma Moreno arrebató la Junta a Susana Díaz. Y Cataluña se ha confirmado este 12-M como el gran feudo socialista de toda España. En las generales del 23-J, el PSC arrasó: obtuvo el 34,47% de los votos. Y en las autonómicas, ganó por primera vez en votos y en escaños. Cosechó el 27,96% de las papeletas. El partido confía en que Illa pueda ser investido president, aunque todavía queden semanas de negociaciones.
Este sábado, Ribera mitineará con Sánchez en Barcelona, y el domingo la vicepresidenta compartirá escenario con Zapatero en Cádiz
La plasmación del diseño de la campaña socialista se visualizará en los primeros pasos de este camino hacia el 9-J. Este miércoles, en Sevilla, Ribera presentará la candidatura del 9-J acompañada de la vicesecretaria general del PSOE y vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero. El sábado, 18 de mayo, la vicepresidenta tercera mitineará con Sánchez y con Illa en Barcelona. Y el domingo Ribera compartirá escenario con José Luis Rodríguez Zapatero en Cádiz. El cierre, el 7 de junio, probablemente se celebre en Madrid. El PSOE, en estos primeros días, ya muestra de paso quiénes serán sus activos en las próximas semanas: además del presidente, lo serán el primer secretario del PSC y, de nuevo, el expresidente del Gobierno, el dirigente capaz de motivar y de emocionar a los suyos y de levantar las campañas.
Fuentes cercanas a Ribera ya anticipan que esperan una campaña de "manipulación emocional" del PP sobre el ecologismo y el campo, presentándola como una candidata dogmática. Es, subrayan, "jugar con la preocupación de la gente", presentar soluciones simples a problemas complejos y erosionar un capital muy valioso, como es la confianza de los ciudadanos en la capacidad de las instituciones.
La vicepresidenta está convencida de que sumergirá en una campaña "muy de principios", que irá "a los fundamentales" de la construcción europea, en la que se debatirá de más derechos, de la agenda verde, de la modernización industrial o de la posibilidad de una segunda remesa de fondos Next Generation. "Se trata de advertir de que cuando vence la derecha, los problemas crecen", señalan en el entorno de Ribera, en el que recuerdan los efectos negativos de las recetas austericidas del pasado. Además, ahora el Partido Popular Europeo flirtea con la posibilidad de tejer alianzas con la extrema derecha, poniendo en riesgo el entendimiento de conservadores, socialdemócratas y liberales que ha cimentado la construcción europea durante décadas.
La candidata incidirá en que los cinco próximos años son esenciales para el futuro de Europa, y más aún si quien gana las presidenciales estadounidenses en noviembre es Donald Trump. Los socialistas por eso incidirán en la importancia de la participación, que los ciudadanos sean conscientes de que "hay que ir a votar y no a la playa" el 9-J. "La derecha está muy movilizada y hay varias batallas culturales, y a la izquierda le cuesta movilizarse más", razonan las mismas fuentes muy próximas.
Ribera hará una campaña "muy de principios", incidiendo en que los próximos cinco años son vitales para la UE, más aún por la pujanza de los partidos ultras. Sobre la mesa también temas nacionales, como la ley de amnistía
Pero Ribera también asume que los temas de política nacional entrarán en la campaña. Uno fijo será la amnistía, que sin embargo no ha centrado la campaña catalana ni ha sido usado allí por la derecha. Pero la ley, vetada este martes por el Senado, será aprobada definitivamente por el Congreso el 30 de mayo y, tras su publicación en el BOE entrará en vigor. Los socialistas están convencidos de que las urnas catalanas han validado la estrategia de distensión del Gobierno. "Teníamos razón", sancionó Sánchez ante su ejecutiva este lunes de resaca electoral.
El PSOE encara las europeas con optimismo. Tal y como preveía, encadenó dos elecciones en positivo, las vascas del 21 de abril y, sobre todo, las catalanas del 12 de mayo. Y están seguros de que el viento a favor que sopla tras ambas competiciones les ayudará el 9-J. Los socialistas parten con desventaja, según los sondeos, pero aspiran a dar la vuelta a las expectativas. Para Sánchez, estos comicios también son claves. Si la victoria del PP no es demasiado abultada o si Ribera llega a imponerse a Montserrat, podrá blandir ante Feijóo que su proyecto en el Gobierno tiene asegurada la continuidad en esta legislatura, que los ciudadanos de toda España han validado su apuesta por la amnistía y sus alianzas con los independentistas y nacionalistas. Si, por el contrario, el triunfo del PP es abrumador, Génova volverá a intentar instalar el marco del cambio de ciclo. El 9-J, los dos grandes partidos se disputan algo más que unas europeas. Se examina tanto la estabilidad del Ejecutivo como la estrategia de oposición dura de los populares.
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